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Red Internacional
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Tribuna Abierta. Perú: liberan a exgobernador regional que lideró lucha contra la megaminería

Luego de dos años preso, sale en libertad Goyo, exdirigente de Patria Roja y exgobernador de Cajamarca. Los intentos de nuevos proyectos populistas y nacionalistas, continúan dejando a los trabajadores sin expresión política propia.

Lunes 1ro de agosto de 2016 20:33

Foto: cyberspaceandtime.com. Entrevista a Goyo en el penal de alta seguridad de Piedras Gordas cuando se encontraba preso.

Después de más de dos años, el miércoles 27 de julio, al declarar improcedente el pedido de ampliación de la prisión preventiva, el poder judicial peruano dejó libre al ex gobernador regional de Cajamarca Gregorio Santos Guerrero. “Goyo” (como también se le conoce), lideró desde el gobierno regional que presidía la lucha victoriosa del pueblo de Cajamarca contra el proyecto minero CONGA, propiedad de la empresa minera Yanacocha.

Cabe recordar que el poder judicial acuso a Gregorio Santos de estar inmerso en delitos de malversación de fondos públicos, lo cual fue utilizado por la gran prensa, el gobierno de Ollanta Humala y la minera Yanacocha, para tratar de desprestigiar la justa lucha del pueblo Cajamarquino, sin lograrlo. La inexistencia de pruebas contra Goyo Santos, impidió que hasta la fecha se le pueda iniciar proceso judicial, lo cual puso en evidencia la naturaleza arbitraria y política de su detención.

La lucha del pueblo de Cajamarca contra la minera Yanacocha, junto a la del pueblo del valle de Tambo de la región Arequipa en contra del proyecto minero Tía María, sin ser las únicas, son las más emblemáticas de los últimos cinco años. Las mismas hicieron retroceder al gobierno de Ollanta Humala y a las pretensiones del gran capital minero poniendo en evidencia la contaminación que genera la gran minería y lo poco que contribuye esta actividad económica al desarrollo social de las poblaciones que albergan los yacimientos mineros (después de más de 20 años de explotación minera, Cajamarca es hoy una de las regiones más pobres del Perú).

Las acciones de lucha emprendidas por los campesinos, tanto de Cajamarca como del valle de Tambo, se caracterizaron por la gran movilización social que suscitaron, la auto organización y la implementación de instancias de auto defensa como las rondas campesinas.

Estas acciones son parte de un proceso social de cuestionamiento a la política de restauración burguesa expresada en la implementación del neoliberalismo en el Perú. Forman también parte de este proceso; las luchas de los jóvenes contra la ley de reforma laboral juvenil llevada a cabo el 2015, las luchas contra la repartija de cargos públicos en el legislativo y últimamente la lucha nacional contra la candidatura de Keiko Fujimori y el hecho de que ocho millones de peruanos en la primera vuelta del 11 de abril no hayan asistido a votar, o lo hayan hecho en nulo o blanco. Estos indicadores reflejan una crisis del régimen “democrático” heredado de la dictadura fujimorista, que el imperialismo norteamericano en alianza con sus socios locales pretendió cerrar en la segunda vuelta del 5 de junio mandando a votar por Pedro Pablo Kuczynski.

Las perspectivas para la izquierda

Ya en libertad, en una entrevista concedida al diario La República, el ex gobernador regional de Cajamarca ha manifestado su predisposición a construir una organización política nacional sosteniéndose para ello en su organización regional (Movimiento de Afirmación Social MAS) y en el partido de los jubilados denominado Democracia Directa. Cabe mencionar que Santos postuló, estando preso, a las elecciones presidenciales pasadas a través del partido Democracia Directa, no logrando superar la valla del 5% de votos a su favor, por lo cual no pudo poner ningún congresista a pesar que en su región sacó una altísima votación así como en la región Puno.

Gregorio Santos, junto a la mayoría de dirigentes del Movimiento de Afirmación Social MAS, vienen de militar en el viejo partido maoísta Patria Roja, con el que rompen precisamente cuando Santos es encarcelado y no se disciplina a la política de su dirección que planteaba alinearse detrás de la candidatura de Veronika Mendoza. Santos decide impulsar candidatura propia, tomando como bandera la lucha contra la mega minería y por una nueva constitución para encarar el saqueo neoliberal. Estas demandas y su procedencia social lo diferenciaban del Frente Amplio que al inicio de la campaña presidencial se mostraba muy de centro y clase mediero. El hecho de estar preso y de no contar con una organización nacional, así como la posterior “izquierdización” táctica del Frente Amplio, jugaron en su contra.

Ya en libertad, Santos no solo ha reafirmado sus diferencias con el Frente Amplio, sino que ha puesto en tela de juicio la legitimidad de sus dirigentes, a los cuales ha considerado como producto de una circunstancia fortuita. A nivel programático se ha pronunciado por la liberación nacional, reafirmándose en su política de nueva constitución como base para una nueva república, sin precisar el carácter de clase de su proyecto político, lo cual es preocupante si consideramos que una de las causas de la crisis de la izquierda peruana radica precisamente en haber dejado en el closet la visión marxista de la sociedad y del cambio que pone por delante los intereses de los trabajadores. Esta ausencia teórica ha llevado a una crisis estratégica tremenda, al grado tal que hoy -por ejemplo- el Frente Amplio de Veronika Mendoza y Marco Arana termina sosteniendo al gobierno de Pedro Pablo Kuczynski sin ruborizarse, aduciendo que este es progresivo porque asegura la “estabilidad democrática”.

Consideramos que otra izquierda es necesaria en el Perú, pero no sólo para generar espacios electorales el 2018 o el 2021, o para hacer gestión desde el legislativo o los gobiernos regionales y locales, sino para empezar a cambiarlo todo. Construir una organización de esta naturaleza no puede hacerse si no recuperamos el papel estratégico de los trabajadores y la independencia de clase frente a un gobierno como el de Kuczynski y frente a un Estado como el actual, que no son nuestros, sino todo lo contrario, representan al gran capital y a los planes re colonialistas del imperialismo norteamericano.