Agro sí, mina no, se ha convertido en el grito de guerra de los pobladores del valle de Tambo, que ya llevan más de 20 días enfrentando con la paralización al gobierno central presidido por Martín Vizcarra, quien se empeña en viabilizar el proyecto minero Tía María de la empresa yanqui Southern Copper. A continuación trataremos de reseñar algunas de las razones que motivan la lucha del pueblo del Valle de Tambo contra la mega minería.
Sábado 10 de agosto de 2019 00:05
El conflicto desatado en el Valle de Tambo contra la megaminería contaminante sigue firme. Este lunes 5 de agosto comenzó un paro total en la región con la destacada participación de gremios como la construcción cuyos obreros realizaron piquetes y enfrentaron la represión policial. El gobierno de Vizcarra, títere de las multinacionales, incluso permitió la entrada de las fuerzas armadas para "garantizar el orden" al servicio de los grandes capitales extranjeros.
La movilización y paralización de estos días fue tal, que hasta el propio gobernador regional de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, criticó a Vizcarra por "no cumplir su palabra" de revisar el permiso de construcción a Southern Copper y le exigió una solución. En un video público, dijo que el presidente “No tiene voluntad de resolver este problema (paro en Arequipa)” y que por la actividad de la minera "se depredaran 34 especies de flora y fauna que viven en el ecosistema de las Lomas de Cachendo en el valle (de Tambo)”.
El gobernador, que nada tiene de progresista, también aprovechó para desmarcarse de los manifestantes y pedir que se "expresen pacíficamente", ocultando que es la represión policial, de la que en parte es responsable, la que provoca la violencia.
Pero repacemos brevemente la historia de esta región para comprender las causas más profundas de la contundente protesta social que ha generado el proyecto Tía María.
El Valle de Tambo está ubicado a 2,5 km del desierto de La Joya, en el distrito de Cocachacra, provincia de Islay, región de Arequipa, donde se pretende instalar el proyecto minero Tía María de la empresa Southern Copper. El valle cuenta con una superficie territorial de 13.000 hectáreas aproximadamente, las cuales en su mayoría se utilizan para la producción agraria.
De acuerdo con el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico, que recoge información oficial, en Islay radican casi 60.000 personas y Mollendo agrupa a 26.733. En la provincia, el 18,7% de los niños entre 6 y 35 meses tiene anemia, concentrándose en Mejía el mayor porcentaje (casi 4 de cada 10). En tanto, 7.869 personas se encuentran en condición de pobreza y 594 en extrema pobreza. El distrito de Punta de Bombón se posiciona como el más crítico (23,3% en pobreza y 2% en extrema pobreza).
La historia del valle indica la importancia de la actividad agropecuaria, la cual siempre primó. Los historiadores coinciden que a partir de 1540 se inicia la actividad agraria, destacando la producción de maíz, papa y trigo. Durante el siglo XVIII, la novedad empezó con el cultivo de caña siendo aprovechada por los hacendados o patrones. La época “dorada” del azúcar se ubicó entre 1925 y 1960. Ya en 1927 la producción de caña abarcaba 1.875 hectáreas en 12 haciendas y 11 años después el número de hectáreas se había incrementado a 5.000 en todo el valle. Si bien es cierto que el descenso de la producción empezó tras la reforma agraria de 1969, abrió otros escenarios donde fueron beneficiados agricultores que ya tenían una posición social acomodada. Posteriormente, el cultivo de arroz sustituyó en gran parte los cañaverales, emergiendo también cultivos alternos como cebolla, ajo, papa y forrajes.
Esto queda claramente graficado en el reporte del Banco Central de Reserva BCR, donde se muestra que en el último cultivo transitorio -de agosto del 2018 a abril del 2019- se registró, mayormente, las siembras de: arroz (20.201 hectáreas), maíz chala (11.354 hectáreas), cebolla (5.354 hectáreas), papa (4.346 hectáreas) y ajo (1.618 hectáreas).
Recordemos que el arroz es el primer alimento de consumo masivo en el Perú con 54 kg de consumo per cápita anual. El Valle de Tambo se ha posicionado así como uno de los principales productores de arroz en conjunto con la provincia de Islay, lo cual ha permitido que se desarrolle un sector que comercializa este y otros productos a toda la región sur, abasteciendo los mercados de abastos de Arequipa, Moquegua, Tacna y Puno. Esto ha llevado también a que muchos campesinos de otras regiones del sur peruano, afectados por la crisis agraria, migren hacia el valle de Tambo en busca de oportunidades de trabajo que les permitan construir un futuro mejor.
Otras actividades que se realizan cerca son la minería y la pesca de camarones de río, viéndose esta última en riesgo por la contaminación. A la fecha se ha detectado impacto en la actividad agraria y en la salud de la población por efecto de evacuación de contaminantes como cianuro, mercurio y otros metales; en gran parte por la gran minería desarrollada por la empresa Southern. Según la Organización Mundial de la Salud OMS el mercurio, que es muy usado por la minería, se encuentra dentro de los 10 metales de mayor precaución para la salud pública, convirtiéndose esto en un gran problema que el Estado ignora.
Podemos ver así que el valle de Tambo se ha caracterizado por albergar a una población que realiza diferentes actividades agropecuarias para la subsistencia, lo cual les ha permitido dinamizar las economías locales y regionales, mientras que la mega minería se caracteriza por dejar fuertes rastros contaminantes en los diferentes ríos cercanos, los cuales se utilizan para la pesca y riego de cultivos. Si bien es cierto que una de las propuestas mineras es la utilización de agua de mar, existe el riesgo de la contaminación de ácidos y partículas nocivas que transporta el viento, lo cual aumenta el riesgo de expandirse a los poblados y afectar la salud y la producción de los agricultores.
Esta es la razón de fondo por la cual los agricultores del valle de Tambo se oponen a la instalación del proyecto minero Tía María, porque entienden que afectará –a través de la contaminación ambiental- sus cultivos que son la principal fuente de ingresos y de trabajo, ante una economía que cada día muestra menos capacidad de absorber a los millones de peruanos que se van incorporando a la Población Económicamente Activa.
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