Sigue la pérdida de puestos de trabajo en el sector. El sindicalismo peronista discute sus lugares en las listas y mantiene el pacto con Macri, mientras miles de trabajadores sufren los despidos.
Martes 27 de junio de 2017
La crisis petrolera se sigue agudizando. La actividad cayó un 19% durante los primeros tres meses del 2017, respecto del mismo periodo del año pasado, según datos del Ministerio de Energía.
Entre Santa Cruz, Chubut y Neuquén se calculan de 5.000 a 6.000 suspensiones y unos 6.000 despidos en el sector. Solo en 2016, 44 equipos de perforación y explotación dejaron de funcionar en Neuquén dejan a 1.000 petroleros en la calle. Empresas como YPF, San Antonio que ya despidió a 300 petroleros y planea seguir despidiendo donde están en juego 1500 puesto de trabajo.
La tan prometida lluvia de inversiones Macri y su ex Ceo de Shell Juan José Aranguren no está llegado. Esto además se agrava con los tarifazos que se están aplicado al consumo de gas, golpeando al bolsillo ya deteriorados de los trabajadores. La respuesta es clara ante la crisis en cursos las empresas aplican despidos y suspensiones.
Ante este escenario, los que dirigen nuestro gremio no viene haciendo absolutamente nada dejando que las empresas dejen a miles de petroleros en la calle. Es el caso de Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Santa Cruz, Claudio Vidal, o el secretario general del Chubut Jorge Avila.
De la mano de burocracia petrolera viene despidos y precarización laboral. Como el reciente viaje a Estados Unidos junto a Macri del titular del sindicato de Neuquén y senador por el MPN Guillermo Pereyra, que fue para mostrar cómo se puede precarizar aún más los trabajadores y mostrar la bondades del nuevo convenio colectivo de trabajo para Vaca Muerta un acuerdo flexibilizador todo un cara dura.
La Federación Petrolera es dirigida por el diputado del PJ Alberto Roberti, a quien ahora la justicia lo investiga por enriquecimiento ilícito. Roberti es uno de los promotores de despidos, de cerrar paritarias siempre por debajo de la inflación, y de que hace años que no haya asambleas. En la caso de la refinería Shell llego al extremo de cerrar las puertas del sindicato Avellaneda para que la lista de trabajadores no pueda presentarse todo un ataque a la libertad sindical.
Los que fuimos despedidos de la refinería Shell en 2014, cuando su Ceo era el actual ministro Aranguren, llevamos adelante una pelea por la reincorporación. En la época de despidos en las automotrices, Roberti publicó una solicitada en Clarín junto a Ricardo Pignanelli, culpando a la izquierda por los despidos. Lo mismo que intentaron hacer ahora en PepsiCo. Algo ridículo y alejado de la realidad. Son los mismos que nunca defienden a los trabajadores y no dudan de marcarlos para ser echados. Son los responsables de dejar pasar 400 mil despidos, como reconoce la propia CGT, manteniendo la tregua con el gobierno. A pesar de la agachada del gremio nosotros nos organizamos junto a otros trabajadores que sufrían despidos, para lo cual levantamos una coordinación para enfrentar los despidos y recuperar las fuente de trabajo. Fue así que logramos las reincorporaciones en Shell.
Otra es la realidad de las cúpulas sindicales donde sus vidas son totalmente ajenas a los problemas que padecemos los trabajador ellos viven como empresarios. Por eso de esta burocracia no se puede esperar absolutamente nada hay recuperar las comisiones internas y los sindicatos para los trabajadores esta tarea se hace fundamental en época de ajuste para defendernos los ataque del gobierno y las patronales.