Se viene hablando mucho sobre el diputado y dirigente del gremio petrolero Aberto Roberti, denunciado por enriquecimiento ilícito junto a su esposa Mónica López.
Jueves 12 de noviembre de 2015 13:00
Roberti viene de ser expulsado del Frente Renovador por su apoyo a Scioli; López había saltado a las filas de sciolismo a días de los comicios del 25 de octubre. Ahora Roberti está en la mesa sindical “Scioli presidente” con Caló, Pignanelli y otros traidores de los trabajadores. La panquequeada de Roberti no es de extrañar.
Los trabajadores lo conocemos bien: en 2012, en la refinería Shell de Dock Sud, proscribió la lista opositora pisoteando toda libertad sindical. En 2014, ante los despidos que realizó la empresa, no hizo nada y llevó adelante elecciones truchas para validar la actual comisión interna. Junto a Pignanelli sacó solicitadas en lo diarios atacando a los que luchamos, en vez de denunciar los despidos que ocurrían en ese momento. Si como gremialista deja mucho que desear, como diputado también; es uno de los legisladores más faltadores. ¡Y Scioli cree que suma votos con estos personajes de terror que son los que traicionan cotidianamente a los trabajadores!
En esta década de kirchnerismo sigue la precariedad laboral, que estos gremialistas avalan. En el gremio petrolero venimos sufriendo miles de despidos debido a la baja del precio del barril de crudo y quedamos como la variable de ajuste. Pero si Scioli se codea con lo más podrido de la burocracia sindical, del lado de Macri está un conocido de los petroleros: el ex CEO de Shell Juan José Aranguren, a quien se viene nombrando como futuro secretario de energía, si el PRO gana el balotaje. Aranguren es conocido por sus roces con el kirchnerismo, pero eso ya quedó en el olvido. Aranguren es un defensor de las políticas de los ‘90 que hicieron trizas la economía del país, dejó a miles de trabajadores en la calles, privatizó YPF, y es enemigo de la liberta sindical. Sólo cuando fue intimado penalmente cumplió con el fallo de reinstalación de los trabajadores injustamente despedidos; la compañía que supo dirigir sigue incumpliendo el fallo de reinstalación de otro compañero.
Los petroleros no podemos confiar ni en Scioli ni en Macri; con sólo mirar un momento con quié- nes se están juntando, vemos que ambos se unen con los que, como ellos, son enemigos de la clase obrera. Por eso el voto en blanco es una primera repuesta para mostrar el descontento y mostrar que no vamos a permitir que el ajuste que nos quieren imponer