El Ministerio Fiscal y la Policía Nacional solicitan penas de 10 y 12 años de cárcel para 8 de los antifascistas detenidos en febrero de 2015 mientras protestaban contra un concierto nazi en Zaragoza.
Viernes 29 de abril de 2016
Foto: Arainfo
Más de un año después de ser detenidos los conocidos como “10 Antifascistas de Zaragoza”, pasando dos de ellos a prisión provisional, la maquinaria represiva del Estado vuelve a arremeter contra la juventud luchadora y antifascista.
Ahora la Fiscalía les acusa de los cargos de atentado a la autoridad y desórdenes públicos, y la Policía Nacional, además de estos delitos, pide también que sean condenados por lesiones. Las penas solicitadas son de 12 años de cárcel para 3 de ellos y 10 años para 5 de ellos, un total de 86 años de cárcel por una protesta antifascista.
Las primeras declaraciones de rechazo vienen de la Plataforma Antifaixista de Zaragoza (PAZ), que lo considera un “auténtica barbaridad” y asegura que “solamente puede responder a un intento de criminalización del movimiento antifascista y una agresión a la lucha por la convivencia sin fascismo ni racismo”.
Los hechos se remontan al 28 de febrero de 2015, cuando el fascista Movimiento Social Republicano (MSR) organizó un concierto en el edificio que esta organización de extrema derecha tiene ocupado desde hace casi dos años en el número 83 de la calle Compromiso de Caspe, en un barrio obrero golpeado por los desahucios y el paro.
Durante este concierto, en contra del cual se habían manifestado vecinos del barrio y numerosas organizaciones frente a la permisividad del Ayuntamiento, acudieron grupos antifascistas a protestar en las proximidades del edificio.
A las 22.00 una banda de neonazis armados con cadenas, botellas, bates de béisbol, clavos y barras salieron del edificio para agredirles hasta que poco después llegó la Policía para proteger a los neonazis y sumarse a la agresión, hiriendo y deteniendo posteriormente a 10 antifascistas.
Según las declaraciones de la PAZ, “los neonazis no solo se libraron de la carga y la detención, sino que acompañaron a las fuerzas de seguridad en la persecución e incluso alguno de los jóvenes denunció una agresión por parte de los nazis cuando ya estaba esposado”.
Así pues, sólo fueron detenidos los antifascistas, ocho de los cuales pasaron 72 horas en el calabozo, mientras el foco mediático hablaba de “peleas entre ultras” y medios de comunicación como Telecinco daban cobertura mediática a uno de los neonazis más conocidos de Zaragoza con la cara tapada.
Mientras la policía juega nuevamente su papel de perro guardián del sistema protegiendo a los cachorros fascistas, organizaciones antifascistas de todo el Estado respondieron con declaraciones de solidaridad, pidiendo la libertad de los dos antifascistas en prisión provisional y el fin de los cargos para todos, difundiendo la caja de resistencia y convocando movilizaciones.
Estos episodios aparecen en el documental “Antifascistas entre rejas: los 10 de Zaragoza, que denuncia la persecución al antifascismo y la impunidad de los grupos de extrema derecha, tras unos eventos que contaron con la permisividad de las instituciones.
En Zaragoza, ese es el trato al que la juventud antifascista está acostumbrada por parte de las instituciones, tal como vimos en septiembre de 2013, cuando la Policía amparó a un grupo de ultraderechistas que agredieron al grito de Sieg Heil a los asistentes a una charla en la universidad o cuando la Policía agredió y detuvo a antifascistas que protestaban contra la concentración autorizada en celebración del cumpleaños de Adolf Hitler en abril de 2014.
Este doble rasero no resulta nada sorprendente ni en Zaragoza y ni en el resto del Estado. Los vecinos de este y otros barrios ya han mostrado en numerosas ocasiones su hartazgo frente a las peleas entre ultraderechistas que se producen en el entorno del “Hogar Social” y los eventos que organizan, tal como reconoce incluso la propia Fiscalía al hablar de la “gran alarma social en el Barrio de Las Fuentes”.
En otros barrios, como Tetuán o Chamberí, en Madrid, la acción de los vecinos de barrio obrero combinada con la de organizaciones antifascistas ya lograron expulsar de dos de sus “Hogares Sociales” a los neonazis que aprovechan la pobreza causada por la crisis capitalista para disfrazarse de ONG que ayudan “sólo a españoles” con un discurso xenófobo.
Es necesario expresar abiertamente nuestro apoyo y solidaridad a los compañeros antifascistas y exigir su libertad sin cargos, así como levantar un frente de solidaridad y combate, tanto contra el fascismo, como contra el Estado que los ampara mientras reprime a la juventud luchadora y antifascista cuando sale a luchar, como es el caso de Alfon, Sergi y los 10 de Zaragoza.
No hay que tener ninguna confianza en el Estado ni en sus medios represivos como la policía, que ya han demostrado suficientemente del lado de quien están. Frente a quienes confían en el Estado y su justicia de clase como un árbitro imparcial, respondemos que sólo la unidad de la clase obrera y la juventud combativa puede generar la fuerza para limpiar nuestros barrios del fascismo.

Jorge Remacha
Nació en Zaragoza en 1996. Historiador y docente de Educación Secundaria. Milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.