“Piggate” es el nombre del escándalo que involucra al Primer Ministro David Cameron, por supuestos ritos sexuales con la cabeza de un cerdo muerto durante su paso por la universidad. Corrupción y secretos del establishment británico. Lo que está detrás del escándalo.

Josefina L. Martínez @josefinamar14

Alejandra Ríos Londres | @ally_jericho
Miércoles 23 de septiembre de 2015
Los que hayan visto la serie televisiva Black Mirror de Charlie Brooker entenderán rápido la ironía de la situación. En uno de sus capítulos, un primer ministro británico era chantajeado y obligado a tener relaciones sexuales con un cerdo mientras lo televisaban en vivo.
Desde hace unos días nadie habla de otra cosa en Reino Unido. El Piggate (el “cerdogate”) es trending topic. Los chistes hacia Cameron no paran. ¿Pero, de qué se ríen tanto los británicos?
Ugh. Just got my ex on Tinder... pic.twitter.com/e7Qedu3Y3H
— Cameron's Pig (@CameronPig) septiembre 22, 2015
Parece que Cameron habría introducido sus órganos sexuales en la boca de un cerdo muerto, como parte de un rito sexual de “iniciación” en un club de “niños ricos” en la universidad de Oxford, una institución elegida junto a Cambridge por miembros de la elite británica. Muchos de sus miembros comparten el haber sido educados en lo que se conocen como public schools, que contrariamente a lo que pareciera indicar su nombre no son públicas sino cuna de la elite británica. En estos colegios internados privados y selectos para la aristocracia les enseñan el arte de cómo evadir las respuestas cuando son cuestionados y a perpetuar su odio de clase hacia los que no son como ellos.
Estos secretos los “divulgó” el multibillonario Lord Ashcroft, ex vicepresidente del partido conservador, en la biografía no autorizada sobre el primer ministro (de próxima publicación), llamada “Call me Dave”. Un acto de “venganza” de parte del millonario por no haber recibido un puesto en la administración de Cameron.
Ashcroft aportó más de 8 millones de libras esterlinas (alrededor de 12 millones de dólares norteamericanos) para la campaña política del partido conservador antes de las elecciones clave de 2010 y “a cambio del generoso gesto” esperaba como favor un alto cargo en el gobierno de Cameron, cuando éste llegó a Downing Street 10 - residencia del Primer Ministro y casa de gobierno. Pero no se lo dieron, y desde entonces decidió preparar su venganza, escribiendo un libro con detalles “jugosos” sobre la juventud de Cameron.
Hace unos años salió a la luz que Ashcroft utilizaba recursos “non sanctos” para evadir impuestos, como estar domiciliado fuera del Reino Unido. Algo que, según Ashcroft, Cameron conocía perfectamente, aunque nunca dijo nada. Es que Camerón podría enfrentar una investigación porque según la ley las personas no domiciliadas en el Reino Unido - y por lo tanto exentas de las contribuciones - no pueden realizar aportes financieros a partidos políticos. Detalle importante, porque si Cameron estaba al corriente de la situación tributaria de Ashcroft y así y todo aceptó su donación significaría que el primer ministro infringió la ley.
En un artículo publicado en The Leveller, Lawrence Richards se pregunta de qué se están riendo realmente los británicos. Además del hecho de ser una humillación personal para el primer ministro, dice, lo que hay detrás es una cuestión de clase.
Cameron, como Ashcroft y muchos otros, forma parte de esa clase alta poderosa y rica que en Reino Unido tiene “asegurado” que puede llegar al gobierno, porque ya tiene el poder. Desde jóvenes se agrupan en “clubs” de niños ricos, como el caso del Bullingdon Club, en Oxford. Sus integrantes debían cumplir “ritos de iniciación” como quemar un billete de 50 libras en la cara de un sintecho, solo con el objetivo de humillarlo; o irse de juerga y destrozar restaurantes, edificios universitarios, emborracharse y gritar ‘maldita plebe’ por el solo hecho de que podían hacerlo. Entre sus miembros, estaba el joven David Cameron, el ministro de economía George Osborne y alcalde de Londres, Boris Johnson, entre otros.
Fotografía del Bullingdon Club
Estos ‘clubes’ de hijos de familias aristocráticas y terratenientes son ‘exclusivos’ para hombres, de un alto contenido misógino y para asistir a las reuniones deben ir vestidos con trajes con levita cuyos costo excede las miles de libras.
Como su título de ‘Lord’ lo indica, Ashcroft es miembro de la “honorable” cámara de los lores cuyos miembros son nombrados por la Reina bajo el asesoramiento del Primer Ministro y con derecho vitalicio no hereditario.
Los trapitos sacados al sol por el despechado Lord Ashcroft saca a relucir una vez más la existencia de instituciones de carácter reaccionario como la monarquía y la cámara de los lores.
Lo que está detrás de este escándalo es la trama de relaciones de poder y corrupción que conforma el llamado “establishment” británico.
Lo que Owen Jones definió acertadamente en su libro con ese nombre: “El establishment incluye a los políticos que crean las leyes; a los barones de los medios de comunicación que establecen los términos del debate; a las empresas y a los financieros que dirigen la economía; y a las fuerzas policiales que hacen cumplir unas leyes amañadas a favor de los poderosos.”
O, por decirlo de otro modo, y sin ofender a los animales, los cerdos son ellos.

Josefina L. Martínez
Nació en Buenos Aires, vive en Madrid. Es historiadora (UNR). Autora de No somos esclavas (2021). Coautora de Patriarcado y capitalismo (Akal, 2019), autora de Revolucionarias (Lengua de Trapo, 2018), coautora de Cien años de historia obrera en Argentina (Ediciones IPS). Escribe en Izquierda Diario.es, CTXT y otros medios.