Tras una reunión con la bancada de Chile Vamos, Piñera decidió extender el estado de excepción constitucional de catástrofe por 90 días más. ¿Qué buscan evitar aumentando la represión?
Sábado 12 de septiembre de 2020
El día de ayer tras reunirse con representantes de la UDI, EVÓPOLI, RN y el PRI, Sebastian Piñera decidió extender, por segunda vez consecutiva, el estado de excepción. Esto significa que por 90 días más se “restringen las libertades de locomoción, reunión y el derecho de propiedad.” Se mantiene la designación de un Jefe de la Defensa Nacional, “quien tiene competencias legales para reponer la normalidad en la zona determinada” y, además el “Presidente de la República puede delegar en él otras atribuciones para ese mismo fin.”
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Como justificación Piñera señaló que es “necesario contar con las herramientas adecuadas para proteger la salud de las personas y entregar facultades al Gobierno y la autoridad sanitaria para seguir estableciendo medidas de protección, tales como cuarentenas, cordones y aduanas sanitarias y toque de queda”.
¿Cómo es que una cuarentena, cordones sanitarios y un toque de queda ayudan a preservar y proteger la salud de las personas? Durante toda la pandemia el gobierno de Piñera ha priorizado el control social, y el rescate de las y los empresarios, por sobre una estrategia que garantice un real seguimiento a la evolución de la pandemia en Chile. Hoy Chile no baja de las 50 muertes diarias por COVID 19 ¿Cómo es que un toque de queda o militares deambulando por las calles ayudan en una crisis sanitaria?
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La extensión del estado de excepción no tiene ningún sentido sanitario, responde más bien a una decisión política frente a dos hitos que se acercan: la conmemoración de un año de estallido social, que debemos recordar no ha sido derrotado, solo contenido por un virus, y el plebiscito. Lo que hay detrás de esta decisión es la libertad de dejar ser a las fuerzas de orden (policía, ejército y PDI) con el fin de que estas puedan seguir “conteniendo” las fuerzas de los sectores que buscan terminar con toda herencia de la dictadura, ya que mientras a unos se les reprime e impide el derecho a manifestarse, otros y otras son custodiados por fuerzas del orden para que puedan “expresarse libremente”, como quedó en evidencia en el paro de camioneros.
Retomar la lucha por una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana que permita que les trabajadores, mujeres, juventud y comunidades originarias terminen con la herencia que nos dejó la dictadura se vuelve vital, ya que solo así podríamos poner fin a las leyes represivas y con intereses de clase que solo buscan defender los privilegios de una élite económica y política.
