El presidente Piñera enfrenta críticas de todos los sectores, entre ellos, el suyo. Los empresarios también cuestionan su gestión económica.
Domingo 25 de agosto de 2019
Desde la lucha docente que el gobierno del Presidente Sebastián Piñera no encuentra tregua. Esta vez es su propio sector quien ha hecho noticia. Es que no están conformes con su plan laboral y con el proyecto de flexibilización que incluyó, tras el enorme apoyo concitado por el proyecto de las 40 horas, la reducción de la jornada laboral a 41 horas, pero con flexibilización.
El presidente de la CPC afirmó en Meganoticias que la guerra comercial estaría afectando el 1% del PIB y que los tres proyectos del gobierno (en pensiones, aumentar el 4,2% a cargo del empleador; las 41 horas y el proyecto de sala cuna universal) afectan en distintos niveles los costos de las empresas en un contexto internacional complejo.
En La Tercera, Piñera respondió que “tengo mucho aprecio y respeto por los empresarios, por los emprendedores, pero yo no soy el Presidente de los empresarios, soy el Presidente de todos los chilenos y tengo que velar por el interés de ellos”, concluyó Piñera.
Sin embargo, en la misma entrevista, no vaciló en culpar los efectos del cambio climático y las huelgas obreras como la de Chuquicamata como los principales responsables internos del estancamiento económico.
El gobierno de Piñera es un gobierno débil. Con una posición de minoría en el congreso y tras una lucha docente que hizo bajar la aprobación de las encuestas, aunque quisiera, no puede responder del todo a las exigencias de los grandes empresarios.
Las modificaciones en el proyecto de pensiones y en la reforma laboral se han desarrollado no por voluntad propia o por la convicción de velar por el interés de todos los chilenos, si no porque no tiene la fuerza suficiente para aprobar sus reformas originales, que no incluían ni la reducción de la jornada laboral, ni el recargo del aumento en las pensiones al empleador.
Además, aun con esas modificaciones, los proyectos presentados continúan beneficiando los intereses empresariales y mantienen su carácter neoliberal. Es el caso de la batalla que hoy está emprendiendo el gobierno por profundizar la flexibilización laboral signada por una heterogeneidad en las formas de empleo, inestabilidad y división de la organización de las y los trabajadores, debilitando su fuerza y posibilidades de transformación de las condiciones inmediatas de trabajo y del conjunto de la sociedad.
Piñera miente, el sí es el presidente de los empresarios, la única forma para que no pueda imponer su cometido es la organización de mujeres, trabajadores y jóvenes, sin ninguna confianza en los partidos de la Ex Concertación que durante años resguardaron y profundizaron el código laboral de dictadura, la flexibilidad laboral y pensiones de hambre.