El gobierno chileno busca un acercamiento con iglesias evangélicas revisando la ley de libertad de cultos, trabajo que ya lleva un par de semanas y que promete igualar las creencias religiosas.
Viernes 2 de noviembre de 2018 12:08
Este primero de noviembre el Presidente Sebastián Piñera se comprometió a hacer revisión a la ley de libertad de cultos que ya lleva 20 años de vigencia.
Según señaló el mandatario, “si hay un campo en que la libertad es absolutamente fundamental es en el campo de la fe, y por eso después de casi 20 años de vigencia de la ley de libertad de culto e igualdad religiosa, llegó el momento de revisarla”, esto a propósito de los incidentes en “Marcha por Jesús”, en virtud de los cuales, indicó, “nos hemos convencido cada vez más de la importancia que el Estado asegure y garantice la libertad en todos los campos”.
Sin embargo, no es un anuncio nuevo, ya que el gobierno ya vendría trabajando mesas en común con sectores evangélicos para revisar la ley de libertad de culto, como parte de los acercamientos del gobierno a sectores de las iglesias evangélicas, las cuales cada vez tienen un mayor protagonismo político.
Este protagonismo tiene un claro ejemplo en el rol que jugaron las iglesias evangélicas en la campaña electoral de Jair Bolsonaro en Brasil, por lo que estos guiños del gobierno a estos sectores, en momentos de ascenso de la derecha lationamericana, auguran un mayor acercamiento entre la derecha y la iglesia evangélica.
Pero además, la revisión del gobierno, hecha en discusión con las iglesias evangélicas, propone desarrollar una igualdad de cultos, con lo que queda planteado un fortalecimiento de la iglesia evangélica frente a la católica, ésta última con mayores crisis por los casos de abuso que la vienen sacudiendo.
Sin embargo, ante el auge político de sectores religiosos, como las iglesias evangélicas, es aún más necesaria la completa separación de la Iglesia y el Estado, para que éstos sectores conservadores, que se oponen a la educación no sexista, que se oponen al derecho al aborto para miles de mujeres, no tengan un rol protagónico a la hora de decidir sobre los derechos de la población.