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Red Internacional
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CENTROAMÉRICA. Plan Alianza para la Prosperidad: más endeudamiento para frenar migración a Estados Unidos

Los presidentes Juan Orlando Hernández, de Honduras; Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador, y Jimmy Morales, de Guatemala y el representante del (BID), Luís Alberto Moreno, se reunieron con Joe Biden, vicepresidente estadounidense para discutir el desarrollo del Plan Alianza para la Prosperidad. Se sumó Barack Obama.

Miércoles 4 de mayo de 2016

Oficialmente, el plan es “una iniciativa conjunta de los presidentes de Honduras, Guatemala y El Salvador con el objetivo de garantizar un desarrollo sostenible en la región y evitar la migración masiva hacia los Estados Unidos.”

Los ejes del plan Alianza para la Prosperidad son dinamizar el sector productivo, desarrollar el capital humano, mejorar la seguridad ciudadana y el acceso a la justicia y por último fortalecer las instituciones.

Esta iniciativa del imperialismo estadounidense es contemporánea del Plan Frontera Sur, que desató una verdadera cacería contra hombres, mujeres y niños que intentan atravesar México para llegar al gigante del norte. Huyen de la miseria y la violencia que impera en sus países de origen.

Estados Unidos, comprometió 750 millones de dólares para esta iniciativa, que se suman a los 2,600 millones de dólares que aporta El Salvador, Guatemala y Honduras, los países que conforman llamado Triángulo Norte. Por cumplir las condiciones exigidas por las administraciones del Triángulo del Norte, el gobierno estadounidense está a punto de entregarles el 25% de la suma comprometida.

España, Alemania, Suecia, la Unión Europea, Chile, Colombia, México y Canadá, entre otros países, también apoyan este plan.

La migración y sus razones

De acuerdo con cifras de la Border Patrol, entre octubre de 2015 y febrero de este año, unos 18,558 niños han cruzado la frontera, según cifras de la Patrulla Fronteriza. Se estima que desde 2011 hasta ahora más de 140,000 niños del “triángulo del Norte” han intentado recorrer la peligrosa ruta por tierra hasta la frontera sur de EE.UU.

El aumento del desempleo en la región, el desmantelamiento de empresas públicas como en el caso de Honduras es uno de los factores que orilla a la desesperación al pueblo trabajador centroamericano.

A su vez, un factor de gran importancia en la miseria de estos países es la deuda externa y la sujeción a los planes y dictados de Washington, que año con año los ha hundido cada vez más en la opresión y miseria. A febrero de 2016, la deuda hondureña ascendía a 7,454.8 millones de dólares, según el Banco Central de Honduras. Mientras tanto, El Salvador adeuda 16883.7 millones de dólares a enero de 2015, de acuerdo con el Banco Central de Reserva de la República de El Salvador. Guatemala, por su parte, a febrero de este año, tiene una deuda externa de 7,484.8 millones de dólares a mayo de 2015, según el Banco de Guatemala.

Sus principales acreedores son los organismos multilaterales, como el FMI, el Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo, que a su vez funciona como secretaría técnica del plan Alianza para la Prosperidad.

Estos organismos internacionales, en que Estados Unidos ocupa una posición preponderante, ahogan con el peso de una deuda externa impagable a los pueblos salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, cada vez mayor en el marco del fortalecimiento internacional del dólar.

Estamos ante el cierre de un círculo perverso con el plan Alianza para la Prosperidad. Los organismos internacionales ahogan y sangran a estos países con la deuda externa, los gobiernos nacionales sumergen en la miseria al pueblo trabajador, mientras dan libertad de acción al crimen organizado (cárteles de narcotráfico, redes de trata de personas, tráfico de armas, tráfico de órganos) que en la última década profundizaron su accionar y son una expresión de la creciente descomposición que provoca el capitalismo y la dominación de EE.UU.

Parte importante de la población decide migrar hacia el norte, porque consideran que estarán peor quedándose en sus países de origen. Estados Unidos no quiere permitirles el ingreso a su territorio, y ofrece fondos para contener la migración, y redoblar las cadenas de opresión de la deuda externa. Mientras tanto, el gobierno Enrique Peña Nieto juega muy bien su papel de policía guardián, persiguiendo a los migrantes centroamericanos. Incluso entregándolos a las garras del crimen organizado, como sucedió en las masacres de San Fernando, Tamaulipas.

Para detener esta ofensiva imperialista que intenta imponer expoliación, hambre y miseria a Centroamérica y México es necesario forjar una sólida alianza de los de abajo. Encabezada por la clase trabajadora de la región, y tendiendo la mano a los campesinos, las mujeres, los pueblos originarios y la juventud. Y su vez buscar la unidad con los migrantes que residen en el gigante del norte. Como un primer paso para frenar la expoliación imperialista es necesario que tomen las calles e impongan el cese del pago de la deuda externa, en la perspectiva de luchar por la ruptura con la subordinación y opresión que imponen el gobierno estadounidense y las trasnacionales.