Durante el día de ayer trascendieron las declaraciones de la ministra de Salud de Buenos Aires ante los casos de gripe A. Recomendó “besarse menos y vacunarse más”.
Viernes 27 de mayo de 2016
A besarse menos y vacunarse más. Palabras más, palabras menos esta fue la recomendación de la ministra de salud de la provincia de Buenos Aires Zulma Ortiz ante los casos de gripe A que se fueron sucediendo en las últimas semanas.
Para la funcionaria sería irresponsable inducir a la población a buscar vacunas antigripales. En palabras de la Ministra la solución en cambio sería la de incorporar en nuestra cultura “una táctica, que es la de mantener distancia con las personas que puedan estar experimentando síntomas gripales”.
Por el momento parece que la política del PRO en la materia pasaría por una “economía del contacto” en lugar de garantizar una política de salud integral para evitar los casos de gripe A. Para Ortiz es más efectivo no “darle la mano” a aquellas personas con catarros y tos, que un plan serio de vacunación en todos los centros de salud, lugares de estudio y trabajo.
La ministra, sin embargo, no plantea por ejemplo el problema de hacinamiento en los lugares de trabajo. De las fábricas a los call centers, cientos de trabajadores realizan sus tareas en condiciones de insalubridad, muchas veces amontonados en lugares sin ventilación.
Las licencias de trabajo acorde a la gravedad de la enfermedad son insuficientes o directamente imposibles ante el peligro eminente del despido. Una práctica empresaria común a lo largo y ancho del país. Ni que hablar de los trabajadores más precarizados y en negro que no cuentan con derechos laborales mínimos como una obra social.
Durante el 2008 hubo en el país una epidemia de gripe A; en ese momento los trabajadores de Kraft-Terrabusi, deciden parar la producción ante la desidia de la empresa en tomar medidas de prevención e higiene. Hubo trabajadoras de la planta afectadas y la patronal se negó a dar asueto para la desinfección de la fábrica. Luego de esto vinieron los despidos, que tuvieron la respuesta de los trabajadores.
Sin embargo para la Ministra de Salud es más cómodo negar esta realidad a invertir en un plan de salud que aborde el problema desde todas sus aristas. No obstante el problema no se agota allí.
Con estas declaraciones parece que la revolución de la alegría viene con cinturón de castidad. No es la primera vez en la historia del PRO. No fue hace tanto que en Córdoba la juventud PRO llevaba adelante una campaña de prevención del HIV con folletos que mostraban una vagina con cierre.
El eje de la política de salud, sugerida por Ortiz y también por aquella campaña ampliamente repudiada, se centra en la abstinencia del contacto. Un enfoque sanitario ampliamente superado por su contenido retrógrado, poco profesional y, aún más, por sus resultados desastrosos. Una visión que por otra parte desliga a los gobiernos de sus responsabilidades sobre el financiamiento de una salud pública de calidad.
Rodrigo López
Nació en Rosario en 1989. Es licenciado en Historia de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.