Los trabajadores de Plascar están despedidos desde agosto. Organizaron una recorrida por la planta para demostrar que pueden producir sin patrón.
Domingo 12 de noviembre de 2017 01:38
Viernes 10 de octubre, cinco de la tarde. El sol pega fuerte en el parque industrial Ferreyra y los trabajadores de Plascar nos reciben con algo fresco para tomar. Han invitado a todos los legisladores de Córdoba a conocer la fábrica, para que vean que la pueden poner a producir sin necesidad de patrones. Sólo se hizo presente la legisladora Laura Vilches, del PTS en el Frente de Izquierda. También participaron de la recorrida trabajadores de Volkswagen opositores a la conducción del SMATA.
Plascar es una fábrica de autopartes plásticas que cerró sus puertas el 31 de agosto pasado, aunque ya estaba en convocatoria de acreedores desde fines del año pasado. El dueño, Cristian Filipczak, les quedó debiendo las últimas quincenas y declaró ante la jueza que no puede pagar las indemnizaciones.
Desde ese momento, cerca de 100 trabajadores rotan para ocupar la planta y evitar que se lleven la maquinaria, que quieren poner en funcionamiento nuevamente mediante la autogestión. El gobierno provincial les pide que presenten un plan de viabilidad y que se inscriban como cooperativa. La inscripción tiene un costo de $ 40.000, que el gobierno se niega a aportar. Mientras tanto, les pagará por seis meses un subsidio equivalente al salario mínimo,vital y móvil: $ 8.860 mensuales. La promesa de conseguir otro aporte nacional hasta ahora no se concretó. También necesitan reconectar la energía eléctrica, que el Parque Industrial les cortó por tener una deuda.
Vaciadores seriales
Plascar era parte de un holding brasileño, subsidiario a su vez de un grupo norteamericano. Estaba en Argentina desde el 2007, cuando compraron la autopartista local Plastal y se expandieron a Tortuguitas, Rosario y Córdoba. En el año 2011, la planta de Córdoba se relocalizó en el parque industrial de Ferreyra, donde, exenciones impositivas mediante, aumentó la capacidad instalada para cumplir con los compromisos que había adquirido con Renault y Fiat.
Hace tres años, la planta de Rosario cerró y los dueños brasileños se desentendieron. Las plantas pasaron a manos de Cristian Filipczak, que vació la planta de Buenos Aires y empezó a hacer lo mismo con la de Córdoba. Los trabajadores dicen que desde ese momento funcionan casi como una cooperativa, ya que los gerentes se fueron yendo de a uno. Además, el 60 % de los trabajadores de Plascar puede desempeñarse en más de un proceso, dado el alto nivel de capacitación que tienen.
Irracionalidad capitalista
El recorrido empieza por los laboratorios. “Esta fábrica tiene la única máquina en Córdoba que puede escanear en 3D cualquier pieza y pasarla a un plano”, cuenta con orgullo un trabajador. También tienen instrumentos para controlar la calidad del plástico, las pinturas y los barnices que se usan en el proceso. A diferencia de otras empresas, aquí los propios operarios manejaban todos esos dispositivos.
Una enorme máquina inyecta plástico derretido en los moldes provistos por las empresas a las que se destina la producción. Hay otra máquina donde se hacen las piezas más pequeñas. La materia prima es una mezcla de plástico nuevo con plástico reciclado, proceso que también se realiza en la planta. “Acá hacíamos desde los paragolpes hasta las bisagras de las puertas. Algunas piezas pasan por un proceso de ensamblado para tener el resultado final. Otras se enmascaran con cinta y luego pasan a la cabina de pintura”. En las épocas de auge de la industria automotriz, Plascar proveía partes para 1.800 vehículos por día.
Cuando preguntamos quién fabrica las piezas que antes hacía esta planta, explican que “Fiat trae las piezas de Brasil, las pinta en Buenos Aires y las trae para acá. Renault no puede traer las piezas de Turquía porque el color negro que usan ellos es distinto al de acá. En Renault se armaron sus propias cabinas de pintura robotizadas hace tiempo, pero nunca le dieron con la tecla a la mezcla de pintura y no logran una buena adherencia. Alladio trae las piezas de China, ya de color”. Una verdadera lección sobre la irracionalidad del sistema capitalista, ya que las plantas de Fiat y de Renault en Córdoba quedan a 800 metros y a 10 kilómetros respectivamente de Plascar.
Los trabajadores cuentan también que, con la maquinaria de la que disponen, pueden fácilmente reconvertir la producción, fabricar piezas con cualquier material y en todos los tamaños. “En el 2000 quedamos cerca de 50 trabajadores y hacíamos carcasas para celulares. Podemos hacer juegos para plazas, ladrillos ecológicos de plástico, sólo hace falta tener los moldes”, afirman.
En el proceso de pintado todo es manual, desde la mezcla de las pinturas hasta su aplicación. En este sector se trabaja una hora y se descansa media hora, por la insalubridad de los vapores que se generan. Los residuos de la pintura y los barnices caen a unas fosas que tienen tres pisos de profundidad, donde se mezclan con agua y otros químicos. El material resultante es un barro tóxico que luego retira una empresa especializada. Esta es una gran preocupación para los trabajadores, ya que cientas de bolsas con este barro quedaron acumuladas en la parte de atrás del predio, con el peligro que eso significa para la salud.
Una lucha que tiene que triunfar
Al finalizar la visita, los trabajadores realizaron una asambles donde discutieron cómo seguir la pelea para enfrentar el vaciamiento y el desgaste que ocasiona la falta de ingresos. Allí, Laura Vilches aportó 10.000 pesos para el fondo de lucha, como ya es habitual hacer desde el PTS para fortalecer luchas obreras como las de Pepsico, Madygraf o Guma. Walter Silva, obrero reincorporado de Volkswagen, contó desde su experiencia de lucha la importancia de incorporar a las familias –mediante comisiones de mujeres, por ejemplo– para fortalecerse.
Los trabajadores de Plascar están decididos a seguir trabajando. En estos meses sólo han recibido evasivas del gobierno y la negativa del sindicato del plástico a acompañarlos o aportar algo para su fondo de lucha. El próximo 21 realizarán una nueva movilización, que tiene que ser apoyada por todos los trabajadores y estudiantes de Córdoba para que esta pelea triunfe.