Esta semana se dio la inscripción a materias para la Universidad Nacional de las Artes. A pocas horas de iniciada, muches estudiantes quedaron sin cupo. También el SIU Guaraní funcionó aún más deficientemente que lo usual.
Martes 30 de marzo de 2021 12:30
Los días 25 y 26 de marzo, en algunas carreras de la Universidad Nacional de las Artes, se dieron nuevamente las inscripciones a materias de grado. Es el segundo año signado por la pandemia y, lejos de solucionar los problemas que arrastramos desde siempre o simplemente desde el año pasado, las condiciones se agravaron. Aún quedan carreras por inscribirse y no hay elementos que den a pensar que la gestión por sí misma revertirá esta situación.
El hecho de que las condiciones de cursada se hayan visto aún más degradadas que años anteriores quedó reflejado cuando, a pocas horas de abierto el SIU, y después de que este se cayera repetidas veces, ya no hubo cupo para muchas materias. Algunas de ellas, vitales para que la carrera no se obstaculice. Por ejemplo: tanto en Escritura como en Visuales, Semiótica General quedó sin cupos casi de inmediato.
Muy pronto, las redes sociales de las carreras se llenarían de reclamos, de descargos de bronca por quedar fuera, por no haber podido anotarse a nada, con de arengas para que todes juntes hiciéramos algo para revertir la situación e incluso, de memes para sobrellevar este ataque.
Como respuesta, les estudiantes confeccionaron petitorios, cartas y juntadas de firmas en Artes Visuales, Artes Multimediales y Artes de la Escritura -por lo menos. La carta de Visuales en reclamo por mejoras, marcaba además una situación bien real como que “Este problema no solo afecta a estudiantes, sino que a docentes, quienes siempre tienen que responder ante el reclamo, para incorporarnos en sus comisiones” y agrega “este problema, que lleva años, tiene que tener otra solución.”
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También esta situación dio lugar a una asamblea del CEAVI, donde les ingresantes fueron les más afectades. A su vez esta cuestión fue abordada en una asamblea de Dramáticas donde les estudiantes trataron el retroceso que les significó arbitrariedades de la gestión como la falta absoluta de criterio al momento de admitir o no a quien aspira a cursar en una universidad pública.
Además, por fuera de los sucesos que encierra el SIU, se agravaron también para otras esferas de la vida y, combinadas, nos hace cada vez más cuesta arriba seguir cursando. Incluso, sin hablar de les compañeres que ya el año pasado no podían cursar. Tenemos compañeres que no acceden a herramientas digitales y lo sabemos. E insistimos en que la educación es un derecho y, como tal, debería proveerse computadoras y servicio de internet para este tipo de casos.
También nos consta que por sí solo, el acceso a herramientas digitales no garantiza que no abandonemos la cursada: de un tiempo a esta parte, con la excusa de la pandemia, por parte de las patronales y los sindicatos y con apoyo del gobierno, se agudizó la precarización. Muches tenemos ahora una carga laboral horaria más significativa y nos vemos, frente a la oferta horaria escueta que nos impone la gestión, que no nos queda otra que desistir o especular con que quizás podremos escuchar las clases grabadas, por ejemplo, de camino al laburo. Cursar mientras las clases están siendo emitidas no nos es una opción. Sobre todo, porque los horarios de las pocas comisiones que tenemos, se superponen con el horario de cualquier laburo. Y aún con todo este sacrificio no llegamos a fin de mes.
Por otra parte, hay un sector importante que ya no tiene laburo, que tira CVs sin que suene el celular para tal o cual puesto laboral. Esto pasa especialmente para les que suelen trabajar -generalmente de manera informal- en el ámbito cultural. Es decir que hay un sector que no tiene con qué sostenerse o persiste, en algunos casos, con la ayuda de la familia, viviendo hacinado en medio de una pandemia. Pero, en estos términos, estudiar termina siendo un lujo más que un derecho. El INDEC mismo, recientemente anunció que la desocupación alcanzó el %11 en el último trimestre del año pasado. Esta cifra se hace aún más cruenta si se mira hacia la juventud. Infinitamente más si se observa a mujeres jóvenes.
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FMI o Educación
Es curioso que para ese mismo tiempo -el último trimestre del añopasado-, mientras nosotres estábamos siendo echades, la gestión salió a festejar el cierre de la negociación del gobierno con los bonistas privados. Vale decir que, además de priorizar a los especuladores, había sido una negociación que casi que calcaba la cifra que pretendían estos. Además de lo arbitrario y antidemocrático de salir a festejar un hecho de este tipo en nombre de toda la comunidad educativa, cabe señalar que no pudieron defender esta negociación anunciando que se aumentaría el presupuesto universitario. Es que hubiera sido comprometerse con algo que sabían que se daría incluso a la inversa: el presupuesto no se vería aumentado bajo el régimen del FMI que exige siempre un menor gasto estatal con predilección por sectores como Educación y Salud.
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Otra cuestión a tener en cuenta es que el Presupuesto Nacional digitado por el Fondo Monetario y propuesto por el oficialismo, nos obliga a calcular una inflación anual del %29. Desde ya sabemos que hace rato se vio sobrepasada en esta cifra: sobre todo en algo tan esencial como alimentos. El propio REM -Relevamiento de Expectativas de Mercado-, del Banco Central, indicó que este año alcanzaríamos el %50 de inflación. Esto hace que cualquier presupuesto -de conjunto o educativo- se licue y, para este caso, hablamos de un presupuesto de por sí insuficiente.
Aún así con estas proyecciones en la inflación, el presupuesto que nos toca, supera solo un %17 respecto al año anterior. Esto, calculando la inflación que dice prever el gobierno, arrojaría un %12 de ajuste y ¡%33 si lo calculamos con las previsiones del REM!
Por eso, como marcaban varies compañeres en descargos en Facebook, la salida de esto la tenemos organizándonos y esto será con las conducciones de los centros o a pesar de ellas. Por ejemplo, en Escritura, donde dirige Puebla –ex Nuevo Encuentro-, la conducción brilla pero por su ausencia. En lugar de que esta planteara asamblea para deliberar y definir todos juntes qué hacer y cómo, compañeres tomaron la posta y salieron a hacer una junta de firmas para presionar.
Como mencionábamos previamente, se dio una asamblea virutal en Visuales. Esta contó con 100 participantes y definió mediante voto, a propuesta de Contraimagen, crear una comisión contra la deserción para que se pudiera organizar en ella tode aquel que esté dispueste a pelear para que la educación no se vuelva un privilegio. A su vez, se resolvieron acciones callejeras como marchar el día de hoy al Decanato.
Este ataque, aunque no es la primera situación, es una prueba que habla y hablará de les estudiantes como comunidad que se organiza - o no- por sus condiciones. Pero, por sobre todo, habla y hablará de las conducciones de los centros cuyo rol no es el de emitir decisiones u omisiones de manera unilateral sino -entre otras cosas- fomentar el debate y organizar a la mayor cantidad de compañeres posible para que este tipo de ajustes no pasen como si nada. Ya anduvimos, en algunas facultades, por un desierto de asambleas y así, la imposición del presupuesto 2020 -que era el mismo que para el 2019, de gobierno macrista- se dio sin ningún tipo de resistencia. También, sin que las autoridades de la gestión lo problematizara, pasó una deserción brutal y cada vez son más les estudiantes que no podemos seguir cursando.