Desde Santiago de Chile un grupo de jóvenes poetas de la generación sin miedo comparten con los lectores de La Izquierda Diario los poemas que integran un fanzine repartido en las manifestaciones del Paro Nacional del 21 de noviembre. Antes nos comentan cómo surgió la idea.
Sábado 30 de noviembre de 2019 00:00
Hace más de un mes que en Chile vivimos un proceso de revuelta social que ha puesto de manifiesto la rabia e impotencia ante las injusticias que vivimos a diario. Este movimiento nace desde el alza de 30 pesos en el Metro pero que ha trascendido a todo el territorio y demandas que hemos ido acumulando desde el retorno de la Democracia. Demandas más que justas como educación de gratuita o salud de calidad han sido respondidas con incomprensible violencia por parte de los agentes del estado. Es innegable lo desmedido y extremadamente brutal que resulta contestar cacerolazos, o protestas con torturas, balas, violaciones, secuestros y la mutilación de más de doscientos ojos que nunca podrán recuperarse. Desde allí nace la idea de esta recopilación de textos poéticos e imágenes. Un fanzine escrito por escritoras y escritores chilenos de libre difusión y anónimo que busca pararse desde la trinchera de la denuncia y el arte para dejar explicitas las Violaciones a los Derechos humanos que los medios de comunicación masivos han querido acallar manipulando y mintiendo a la población. Hoy la poesía y las artes en general deben volverse herramientas que denuncien y dejen explicita todas las violencias y vejaciones que hemos vivido. Para que no se olvide, para exigir justicia y nunca logren acallar que ¡En Chile se tortura! ¡En Chile se mutilan ojos! ¡En Chile se mata!
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PaRo nacional / 21 de noviembre del 2019
LOS OJOS PUEDEN SEPARAR QUEBRAR
abrir zanjas grietas en las paredes
en el piso en el techo la calle
dejar todo quieto y absorber así
los hilos que conectan algo entre nosotrxs
no es lo mismo que te llegue un perdigón en un ojo que en la espalda
la sangre no siempre dice lo mismo
bajo el ruido de helicópteros
el aire no pesa lo mismo
cerca de la plaza
la vista deja de calcular
distancias
ya no veo por el ojo derecho
desde lejos
con puntería
entre barricadas y pasto seco
el trayecto
estaba calculado desde antes
desde hace tanto tiempo
pero no es algo que no se pueda superar
…
* En cursiva: extractos del testimonio de Maite Castillo,
23 años. Pérdida de visión de su ojo derecho por impac-
to de perdigón disparado por Carabineros el 20/10/2019
José Atilio Arancibia Pereira, 74 años *
Paciente de Alzheimer, se pierde entre el tumulto del saqueo
Muere calcinado en edificio Construmart de Santa Rosa
La verdad es que no supe cuando morí
De un rato a otro ya vi demonios que corrían y gritaba
Como si el suelo que pisaran fuera el mismo infierno
Como si ya estuviera en el infierno
Y claro, había fuego
¡Yo fui el fuego!
Ese que me abrazó hasta dejarme desnudo
Vestido de llamas y vuelto a la ceniza
Así morí, eso lo entiendo
Lo que nunca supe, lo que nadie me va a explicar Es
cómo llegué ahí
En qué momento salí de mi casa y aparecí ahí
Entremedio de esos demonios ahuyentados por el fuego
Entremedio de esos fierros, donde debería estar mi animita
…
* Reescritura a partir del libro “Animitas” de Yeny Díaz Wentén
EN LA PRIMAVERA DE CHILE
florecen piedras
arrojadas con rabia mineral.
Las esquinas
zumban de cacerolas
y fuego solar se queda
en las barricadas.
Primavera que explotó por 30 pesos
ahora pedimos
no morir pobres y enfermos.
No lanzarnos endeudados
contra los rieles del Metro.
Pedimos NO NOS TORTUREN
NO NOS MUTILEN
NO NOS MATEN
Pedimos que NO REVIENTEN
NUESTROS OJOS, NUESTRA CARNE
mientras se ríen.
Pedimos que NO MAQUILLEN SUS BALAS
EN CADÁVERES QUEMADOS
Mi papá llegó a la casa des-
púes de tres días en el trabajo.
Él es funcionario del SAMU, se
sentó a la mesa y al contarnos
como han estado estos días se
quebró, sus ojos se llenaron de
lágrimas y nos dijo; son niños
y jóvenes que luchan por to-
dos y estos conchesumares los
atacan violentamente. Su ropa
lleva sangre de personas que
ayudó y salvó de los pacos.
Pero verlo quebrarse fue muy
fuerte, es la primera vez que
lo veo así tan afectado. Ahora
comprendo por qué siempre
cuando voy a marchar
está tan preocupado.
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cosas peores que la muerte
a partir de Sharon Olds
hablas de un fin de semana
de más de 20 días
de una mujer que cuelga de una plaza
vestida con ropas ajenas la cara cubierta
a los vecinos
de un hombre que cae de una patrulla
de la luma que perforó su recto rasgó
sus pómulos la espalda una herida abierta
como les gusta hacerlo
cosas peores que la muerte
esta idea me golpea desde el pasado
interrumpe el sueño entumece mis oídos
miro a mi compañero dormir en calma
lo imagino atrapado fracturado quemado hasta desaparecer
como les gusta hacerlo
pienso en lo que antecede
una puerta cerrada a la desesperación
cómo huir del mismo castigo
que me legó mi padre
nos veo como dos ancianos
que acuerdan dispararse para no estar
pienso en cuánto demora degollarse
cortar su cuello y el mío
que los gritos nos abandonen
sólo así podríamos recordar dónde
quedan los cuerpos que dejamos
que no se quemen que no desaparezcan que no se pierdan
cosas peores que la muerte
nunca dejaron de rondarnos
PADRE QUIERE QUE VUELVA EL ORDEN
no sabe si el cartón protegerá los vidrios
blinda su trabajo con lo que blinda
su mercancía llegó por envío
por estas calles ahora
tiznadas de hollín y escombros
digita mi número celular
acelera el motor por el teléfono
la comunicación una autopista donde cabe
un auto a la vez y para desplazarlo
debes pasarle por encima y devolver
argumentos como se devuelve una bomba
lacrimógena con patadas o un guante
la política es sin llorar
pero hay gases que recuerdan a la infancia
o al robo de un arma
a otro niño su breve pistola de agua
mi calcetín es un hondo escondite
los pies tienen memoria y cargan culpa
bien abastecidos van livianos
como un paquete de porotos
que padre no encuentra en el supermercado
saquea el televisor por respuestas
exhausto recuesta el cuerpo
en el asfalto e intento
quitarlo del camino es imposible
sus ojos de neumático tibio
ensayan formas de atropellar a un hijo
me dejo arrollar
por su canción de cuna
el rumor de la pantalla
vacía su soledad, la mía
y ante la desesperación insisto
en lanzar palabras de carbón
despojos de discursos
que interrumpan el tránsito unas horas
liberen una protesta familiar
vencida, unida, empeñada
en estrechar una distancia