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Red Internacional
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DÍA INTERNACIONAL DE LXS TRABAJADORXS. Poesía por el 1M desde La Habana

Viernes 1ro de mayo de 2020

  • {Dibujo: Mirada Hacia El Sur de Eduardo Kingman }

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A la burguesía

Mencionaron la pobreza,
el hambre, el barrio, el país,
como si trabajar fuese asunto de humanos menos libres e innobles
y ser pobre significara no pensar.
Mencionaron nacimientos rodeados de metales,
seres nacidos para poseer más objetos,
enfermos de soberbia en medio de sus cosas
como si los billetes compraran hasta el oxígeno,
distinguidos animales
dispuestos a comprar la parte más elitista del aire,
a ponerse el segmento de tela más sufrido en las maquilas,
a perseguir el último grito de las máquinas.
Mencionaron "comunismo" en esa misma frase: hambre, pobreza, comunismo,
una aspirina a lo Roque Dalton,
la palabra más editada en los panfletos y las leyes,
la más sacada de contexto junto a otras como Cristo y amor.
Mencionaron comunismo
y pensé en los niños y en la gestación misma de todo lo destinado a nacer,
pensé en todos los juguetes y libros en común para todos esos niños,
en todas la materia al alcance de todos los artistas,
en ciencia caminando por las calles
y seres no medidos por el ancho de su cama,
el pigmento de su piel
o la forma de su sexo.
Pensé en el comunismo como un martillazo al metal,
y un altar al cerebro.
Como la única forma de no temer a la muerte,
de levantarse sin dolores en la espalda y los bolsillos.
Pensé en cuántas historias podría contarme el que no puede escribir,
y cuán diestras las manos que se gastan en las fábricas,
manos con pulgares capaces de moldear la cerámica y pintar un cuadro,
condenadas al analfabetismo de las manos que laboran en serie,
enajenadas por un plato de comida y algunas baratijas,
mientras los soberbios mencionan la pobreza, el hambre, el barrio, el país,
como si trabajar fuese asunto de humanos menos libres e innobles,
y ser pobre significara no pensar.
Pienso entonces en el derecho del humano por nacimiento
y es cierto,
los trabajadores han pagado al por mayor su estadía en la tierra,
tienen todo el derecho de reclamarla.
Son los verdaderos dueños del oxígeno y las máquinas,
solo tienen que tomarlas y respirar.

Lisbeth Moya González. (Desde un barrio de pobres y una casa de trabajadores). La Habana, Marianao, Cuba, 1ro de mayo de 2020.