Tribuna abierta Neuquén. Políticas que excluyen: cuando la Feria del Libro no es para todos

El lunes 9, un día antes de la inauguración de la Feria del Libro en la ciudad de Neuquén, se informó a los expositores que sería obligatorio contar con un seguro de vida personal para cada persona que estuviera a cargo de los stands. Aquellos que no cumplieran con este requisito no podrían montar sus stands ni vender el material que habían llevado. A lo sumo, se les permitiría participar solo como público, pero no como expositores.

¿Quién se opondría a tener un seguro de vida? Probablemente nadie. Sin embargo, el problema radica en que este requisito no fue comunicado con la antelación necesaria para gestionar su cumplimiento. Mientras que para las grandes editoriales este costo puede no ser significativo, para proyectos autogestivos y colectivos, como el de la revista La Ventana, representa un gasto difícil de asumir, lo que lamentablemente implica, en muchos casos, la renuncia a participar.

El gobierno de Mariano Gaido, en sintonía con la lógica y las políticas libertarias, carga sobre las pequeñas librerías, libreros y trabajadores autogestionados una responsabilidad que debería asumir el municipio, como organizador del evento.

Estas políticas arbitrarias limitan y restringen la participación de editoriales y escritores regionales en la Feria, dificultando la visibilización de los proyectos autogestivos. De este modo, no solo se cercena la posibilidad de difundir la producción cultural local, sino que también se restringe el acceso del público a estas voces, favoreciendo una vez más a las grandes editoriales que controlan el poder simbólico de la palabra.

La Feria del Libro, y los libros en general, deben estar abiertos a todos los lectores, no solo a aquellos que acceden a través de las grandes editoriales. Es responsabilidad de editores y escritores generar espacios donde la palabra circule libremente y se amplifique. Si no es en la Feria del Libro, será en la calle.