La agrupación de mujeres Pan y Rosas y las agrupaciones estudiantiles impulsadas por la CRT llaman a un encuentro estatal para poner en pie una juventud revolucionaria y combativa.
Miércoles 4 de abril de 2018
La masiva participación de la juventud junto a las mujeres el pasado 8M, acompañando a nuestros abuelos en la lucha por las pensiones, denunciando el racismo institucional o en Catalunya en las acciones contra la represión demuestra que la llamada “generación perdida” quiere rebelarse contra un régimen que nada tiene que ofrecerle. La agrupación de mujeres Pan y Rosas y las agrupaciones estudiantiles impulsadas por la CRT llaman a un encuentro estatal para poner en pie una juventud que se prepare para enfrentarlo.
Este 8 marzo fuimos millones en las calles en contra de los feminicidios, la violencia machista, la brecha salarial y la precariedad laboral que afecta de forma mucho más fuerte a las mujeres trabajadoras. Esta jornada histórica estuvo marcada por una huelga de 24 horas que se vivió de manera contundente en la educación, los transportes y otros servicios, y que estuvo acompañada con paros de dos horas secundados por más de 5 millones de trabajadoras y trabajadores.
Ese día también, con las mujeres al frente, gritamos contra las políticas de recortes, las leyes de extranjería, las pensiones de miseria y la escalada represiva desatada por el Régimen del 78 que tiene su epicentro en la represión al movimiento catalán y las decenas de casos de persecución contra la libertad de expresión.
La juventud, en especial las y los estudiantes de secundaria y universidad, fuimos parte activa de la jornada de huelga y movilización. Paralizamos las facultades e institutos, estuvimos en los piquetes y cortes de calles y sobre todo nos sumamos a cientos de miles en las más de 200 manifestaciones de la tarde.
Hemos salido a las calles, como ha ocurrido hasta ahora en todas las grandes movilizaciones que han cuestionado esta democracia para ricos y patriarcal, como el 15M en 2011 o el movimiento democrático catalán. El pasado otoño, en Catalunya los jóvenes estuvimos en primera línea defendiendo los colegios el 1-O o siendo parte activa de las huelgas del 3-O y el 8N. En estas semanas, ante el incremento de la escalada represiva del Estado, también la juventud se encuentra a la cabeza de las manifestaciones y cortes de carretera.
Es nuestra respuesta contra un régimen y un sistema que nos quiere condenar a ser la generación perdida. A no poder ni estudiar ni trabajar, por las tasas de escándalo, el desmantelamiento de la enseñanza pública y el paro y precariedad al que nos abocan al acabar los estudios. Y por si esto fuera poco, ahora nos quieren así hasta los 70 años o más, mientras a nuestros mayores les están condenando ya en vida a pensiones de miseria.
Una situación que golpea especialmente a las mujeres jóvenes que ven como la igualdad ante la ley no se corresponde con la igualdad en la vida. Para nosotras, el capitalismo tiene reservados los trabajos peor pagados, las jornadas parciales, mantener sobre nuestros hombros los trabajos de cuidados que el Estado se niega a cubrir y la mayor parte de las pensiones mínimas.
El 8M fue un grito contra la opresión y la doble explotación de las mujeres, y un grito solidario también con todos los otros colectivos oprimidos, como las personas migradas o LGTBI. Gritamos contra las leyes de extranjería y la Europa fortaleza.
Ésta es una lucha que tenemos que llevar al interior del sistema educativo, un auténtico reproductor de todo esto. Queremos cuestionar el currículum, a la casta universitaria patriarcal y unida por uno y mil lazos a las empresas que están privatizando la universidad, levantar comisiones de mujeres y LGTBI en las facultades y acabar con una universidad-empresa que deja a miles de estudiantes fuera y extiende la precariedad entre el profesorado y las trabajadoras de los servicios, la mayoría mujeres en condiciones laborales miserables.
A la vez, queremos pelear junto a la clase trabajadora. Con las mujeres precarias que comienzan a organizarse y ser ejemplos de dignidad obrera, como Las Kellys, con quienes marchamos el 8M. Con la juventud precaria que dice basta y se planta, como las auxiliares y repartidores de Telepizza o Deliveroo. Con los trabajadores ultraexplotados de Amazón, que hacen huelgas contra el hombre más rico del mundo. Con los y las pensionistas, esos jóvenes del 68 que están dando un ejemplo a la juventud del 2018: es la hora de decir basta y recuperar las calles para imponer nuestras reivindicaciones.
Esta pelea es contra el patriarcado y el capitalismo, aliados criminales contra las mujeres, la juventud y la clase trabajadora. Esto quiere decir que debe apuntar no solo al gobierno del PP y su escudero Cs, sino al conjunto del Régimen del 78 y la Corona, sus “gestores patrios”. La juventud tenemos que decir basta a la persecución de la libertad de expresión y sumarnos a la exigencia de desprocesamiento y libertad de todos los presos políticos. Tenemos que ser parte activa y solidaria con el movimiento democrático catalán, contra el 155 y por el derecho a decidir. Acabar con el régimen heredero de la Dictadura, la Monarquía y la democracia del IBEX35 debe ser parte central de nuestra “agenda” como generación.
Desde la agrupación de mujeres Pan y Rosas, junto con las agrupaciones estudiantiles impulsadas por la CRT y estudiantes independientes, venimos impulsando la lucha contra el patriarcado y el capitalismo desde esta perspectiva. Con campañas contra las violencias machistas, levantando la bandera de la unidad obrero-estudiantil, llevando a las facultades luchas como las de las Las Kellys, Amazon, Panrico o Movistar, la defensa de una educación al servicio del pueblo trabajador, la crítica contra la casta universitaria y académica, la solidaridad con el pueblo catalán y la lucha por la defensa del marxismo en el terreno de las ideas impulsando la Cátedra Libre Karl Marx. Estos son algunos ejemplos de la experiencia que venimos acumulando en los últimos años y sobre la cual hemos conquistado un programa que se puede sintetizar en los siguientes puntos:
· Defensa de una educación pública, totalmente laica y gratuita en todos sus niveles, con becas y ayudas para las rentas bajas, suficientemente financiada mediante impuestos a las grandes fortunas y empresas. Por el regreso inmediato de los y las estudiantes expulsados por no poder pagarse los estudios. Universidad radicalmente democrática y bajo control de estudiantes, profesores y trabajadores con mayoría estudiantil, sin empresarios privados ni privilegios para la casta universitaria.
· Poner fin a la precariedad laboral, el desempleo, los salarios de miseria y por unas pensiones y servicios públicos gratuitos y de calidad. Por la solidaridad y ser parte de todas las luchas de las y los trabajadores y sectores populares que se movilizan contra los desahucios, la pobreza y el resto de las reivindicaciones populares.
· La lucha contra el heteropatriarcado y la opresión sexual y de género. Defendemos la creación de comisiones de mujeres y LGTBI en todos los centros de estudio y de trabajo para acabar con la violencia machista. Por una plena educación sexual.
· Por una juventud antiimperialista, antirracista e internacionalista, que luche contra la opresión ejercida por el Estado español, la Corona y sus multinacionales en los países semicoloniales, contra sus intervenciones militares. Plenos derechos para los inmigrantes y derogación de las xenófobas leyes de extranjería. Derecho de autodeterminación a los pueblos del Estado español.
· La defensa de un movimiento estudiantil de base, combativo y democrático, basado en asambleas y coordinadoras, con libertad de tendencias y opiniones que busque la confluencia entre todos los estudiantes de medias, FP y universidad, y retome la bandera de la unidad obrero-estudiantil.
· Terminar con el Régimen del 78, contra la Monarquía y la herencia franquista que sigue en pie en forma de poder judicial, ejército y policía.
· Por la defensa del legado teórico del marxismo, que brinda las herramientas teóricas para proponernos transformar de forma revolucionaria el mundo.
· Anticapitalismo para acabar con este sistema que no tiene nada que ofrecernos. Queremos un mundo sin opresión ni explotación, poniendo la riqueza al servicio de la mayoría y no al de engordar las ganancias de un puñado de capitalistas. Como parte de esta tarea consideramos que hay que pelear también por construir una gran organización revolucionaria de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud.
Somos parte de una generación que en todo el mundo está empezando a luchar contra capitalismo, el patriarcado, sus gobiernos y las políticas liberales. Una juventud que el 8M también marchó masivamente en el resto del planeta. En Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, México y Venezuela, nuestras compañeras de Pan y Rosas fueron parte de la huelga internacional de mujeres para el 8M, y son parte de los crecientes movimientos por el aborto libre y gratuito. En Francia, nuestros compañeros y compañeras de la juventud de la CCR son parte del movimiento estudiantil que salió a las calles contra Hollande y ahora contra Macron, junto a los y las trabajadoras, luchando junto a los ferroviarios y ocupando universidades. En Alemania, nuestros compañeros y compañeras de Waffen der Kritik están participando de la importante huelga de las y los becarios de la universidad y se han solidarizado con las huelgas de los trabajadores metalúrgicos por reducir la jornada de trabajo. En Brasil nuestros compañeros y compañeras denuncian el asesinato de Marielle Franco y el golpe de Estado del gobierno, y en otros países luchan junto a los trabajadores y trabajadoras. Somos parte de una corriente internacionalista de jóvenes anticapitalistas y combativos.
A 50 años del mayo francés -esa gran oleada revolucionaria que sacudió al mundo-, queremos retomar las mejores tradiciones de lucha y autoorganización del movimiento estudiantil y de mujeres para luchar junto a la clase trabajadora para poner en jaque a este sistema.
Desde las agrupaciones Armas de la Crítica de Madrid, No Pasarán de Barcelona, el SEI en Zaragoza, Pan y Rosas del Estado español, la recientemente formada agrupación Rosa Luxemburgo de Vigo y otros grupos de militantes de la CRT y estudiantes independientes en ciudades como Burgos, queremos avanzar en unificar las experiencias de nuestras agrupaciones tras este programa común, que siente las bases para poner en pie una gran juventud anticapitalista y revolucionaria.
Con este fin nos proponemos realizar un encuentro estatal el próximo 12 de mayo en Madrid. Llamamos a sumarse y participar a todos y todas las estudiantes y jóvenes que compartan nuestra perspectiva, derribar este sistema y su régimen y levantar una sociedad nueva de sus cenizas, en favor de la clase trabajadora, las mujeres, los migrantes, la juventud y las mayorías sociales.