La próxima movilización en defensa del agua en Tigre que se realizará este domingo 19 pone de manifiesto la necesidad de enfrentar la contaminación de la cuenca del Río Reconquista y de cambiar nuestra forma de organización social para que el capitalismo no destruya nuestro medioambiente.
Sábado 18 de enero de 2020 09:40
Todos somos conscientes de lo que está ocurriendo en nuestro moribundo planeta. Hay mucha información e impactantes imágenes de muerte para cada cámara que lo quiera filmar o registrar. Yo disiento con el enfoque de esos informes y documentales que invaden las pantallas y responsabilizan a la especie humana, poniéndonos a todos con el mismo nivel de responsabilidad de esta catástrofe social.
Destrucción que tiene que ver con empresas que producen y no quieren absorber el costo de sus residuos contaminantes, no invierten en plantas de tratamientos de efluentes depuradoras de residuos usando nuestras aguas corrientes superficiales de vertederos a cielo abierto.
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No alcanza con leyes escritas, ni con las borromeas (muy poco “castigo” en relación al daño) multas que les aplica su Estado amigo y de la que también se apodera para sus arcas municipales.
No es la falta de conocimiento, tecnología o regulación, es la política que aplica o deja de aplicar el Estado. No hay ausencia del Estado, hay presencia de Estado con una política que favorece a una minoría. El Estado es responsable.
La forma de organización social establece la relación de la sociedad con la naturaleza, y en los tiempos que corren es depredadora, extractivista, contaminante que les da a esa minoría mucho lucro a corto plazo. Espejitos de colores de una ilusión productivista para justificar los delitos ecológicos. Unos pocos se benefician y unos muchos nos vemos perjudicados con disminución de la calidad de vida urbana enfermedades y muerte.
Digámosles que no son dueños de los recursos ni de nuestras vidas, que nuestros ríos no son sus cloacas industriales, que ya no queremos ser una inmensa mayoría de expulsados ambientales.
La solución es planificar en forma centralizada la producción según las necesidades de las grandes mayorías, incluyendo la no generación de residuos industriales.
La solución es no deteriorar más el agua que luego será captada para potabilizar, cada vez con más costosos procesos. Es un derecho el acceso de todos los pobladores al agua potable y a las cloacas para que no haya más residuos flotando en las calles de Tigre.
Nos enseñan que el agua es un recurso renovable, pero no lo es cuando el ritmo de renovabilidad natural es muy lento.
Estamos listos para cambiar la fase de desarrollo de nuestra sociedad y establecer otra forma de organización social con la naturaleza. Nosotros, los trabajadores, no contaminamos, no tiramos tóxicos, respetamos a todos los seres vivos con los que convivimos cada día y disfrutamos de ellos, o sufrimos intensamente cada muerte.
A esta altura del desarrollo científico, tecnológico, urbano y demográfico, el cuidado del ambiente y del hábitat de uso común no es una moda más sino una imperiosa necesidad.
Debemos y podemos poner un freno a la destrucción, decir un fuerte ¡Basta! porque como bien dice la consigna, ya no hay tiempo. Debemos tomar las calles y los ríos para generar movimientos de protesta y propuestas organizativas activas (construir la herramienta de acción) para hacer valer nuestro derecho a un ambiente sano, equilibrado y a vivir en una sociedad que nos incluya.