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Red Internacional
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Movimiento estudiantil. Por la unidad del movimiento y por un gran paro nacional en defensa de la educación

Después de casi más de dos meses de movilizaciones, asambleas y paros levantando demandas relacionadas con el acceso a la educación en más de 30 escuelas de la UNAM, el IPN, la UAM, Chapingo y la ENAH, este sábado se realizará la cuarta asamblea interuniversitaria en ESIME Zacatenco con una situación profundamente desigual en las distintas instituciones educativas.

Martes 1ro de noviembre de 2022

En la segunda asamblea interuniversitaria, les estudiantes de alrededor de 30 escuelas votamos a favor de convocar a un paro nacional el 14 de noviembre para exigir aumento al presupuesto educativo. Este llamado tiene una enorme potencialidad en el marco de la reducción en términos reales del presupuesto educativo frente a la inflación y el encarecimiento de la vida, que desde hace años viene traduciéndose en una mayor precariedad para les trabajadores de la educación frente a la cual se han manifestado en instituciones como el IEMS o más recientemente en la UNAM exigiendo un 20% de aumento salarial negado por las autoridades.

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Sin embargo, un paro nacional debe construirse desde asambleas de base en cada escuela y llegar a todos aquellos sectores que hoy no están integrados en la asamblea interuniversitaria. Para esto, desarrollamos algunas líneas sobre los retos a los que se enfrenta hoy el movimiento para poder avanzar en la defensa de la educación pública y gratuita.

De vuelta a las aulas y también a las calles

Después de dos años de virtualidad y aislamiento social, la juventud universitaria volvimos a las aulas con un montón de inconformidades que durante todo ese periodo habíamos tenido que enfrentar de manera aislada. La presencialidad a la que volvimos de manera total este semestre, permitió que nos volviéramos a encontrar, a conocer de manera presencial y a la par de darnos cuenta que las condiciones de precariedad a las que nosotres y nuestras familias nos enfrentamos estos años nos eran comunes, nos encontramos con escuelas en condiciones deplorables, que una vez más evidencían que no es la la prioridad ni de las autoridades ni del gobierno, garantizar nuestro derecho a la educación.

Así, el movimiento estudiantil fue volviendo a desarrollarse después de cuatro años —desde el movimiento antiporril en el 2018—, no solo con demandas locales, sino que poniendo en el centro el problema del ataque al derecho a la educación y el raquítico presupuesto destinado a dicho sector; denunciando la política de militarización a nivel nacional impuslada por el mismo gobierno que prometió que mandaría a los militares a sus cuarteles; cuestionando nuevamente la violencia patriarcal que se vive dentro y fuera de las escuelas así como exigiendo derechos para las disidencias sexogenéricas.

A poco más de un mes para que el ciclo escolar termine, la gran mayoría de los paros han sido levantados y solo en algunos casos, principalmente en el IPN las asambleas se mantienen nutridas. Sin embargo, esto no necesariamente significa que haya sido apaciguado el descontento por la falta de garantías básicas en las universidades como lo son comedores, transporte, laboratorios y salones equipados y sin hacinamiento, suficientes docentes y cupos en materias, becas que cubran las necesidades de les estudiantes, escuelas sin violencia, entre un largo etcétera; y mucho menos que las demandas hayan sido resueltas.

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¿Qué hacer frente a las maniobras de las autoridades?

Las autoridades han ocupado un amplio repertorio de maniobras para contener y desviar el descontento con mesas de diálogo larguísimas donde no dan más que promesas o a lo mucho resuelven parcialmente los problemas como en la FCPyS; convocando a asambleas paralelas a las estudiantiles como en el caso de CCH Sur buscando confrontar a la comunidad; realizando reuniones por colegio para dividir como en la FFyL.

En otros casos como los bachilleratos han ocupado directamente a los grupos porriles para atacar al movimiento y amedrentarlo, mientras en la FES Acatlán han amenazado con expulsar y proceder legalmente contra quienes mantuvieron el paro además de hostigar y perseguir a estudiantes con amenazas de muerte y de violación sexual, como también fue denunciado en la Facultad de Contaduría.

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Para miles de jóvenes, este movimiento ha significado su primer experiencia de lucha y organización, teniendo que aprender al calor del momento cómo organizar y llevar asambleas, cómo no caer en las maniobras de las autoridades que ante todo buscan apagar el descontento, cómo articularse con otras escuelas y sectores en lucha entre muchas otras cosas. Como ya decía, el hecho de que en varias escuelas el movimiento parece estar retrocediendo, esto no significa ni que los problemas que dieron origen al descontento hayan sido resueltos, ni que ese descontento haya desaparecido.

Quienes nos mantenemos en las asambleas de nuestras escuelas así como en la interuniversitaria y estamos convencides de que es necesario fortalecer y profundizar la organización, tenemos delante un gran reto: convencer a nuestros compañeres de que es no solo es necesario, sino que es posible avanzar en la organización en cada una de nuestras escuelas y en la articulación y coordinación para conformar un movimiento único que pueda realmente defender la educación imponiendo un incremento al presupuesto para este rubro y el fin de la militarización en el país.

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Esta no es una tarea sencilla, pues la ideología dominante nos dice todo el tiempo que no podemos transformar la realidad, que a lo mucho podemos hacer cambios individuales o a través de las instituciones en la que únicamente podemos votar cada cuanto para elegir a “representantes” que se encargarán de la administración de la vida pública, es así a nivel nacional como también en las universidades, donde los miembros de la comunidad es despojada de la posibilidad de tomar decisiones sobre su propia universidad.

Además, las autoridades y el gobierno cuentan con todos los medios para reproducir estas ideas una y otra vez, por un lado diciendo que ellos se están haciendo cargo de garantizar el derecho a la educación, aunque sabemos que no es así y por otro, criminalizando a todes aquelles que decidimos denunciar la antidemocracia que impera en las universidades y el raquítico presupuesto que se les destina.

¡Construyamos un gran paro nacional!

Frente a esto, tenemos que ir a todas las escuelas y a todos los salones y espacios a llamar a nutrir las asambleas por escuela y a su vez la interuniversitaria de este sábado, convenciendo de la necesidad de organizarnos sobre la base de demostrar que es posible conquistar las universidades que queremos a través de ejemplo como la enorme organización en Chapingo que logró votar a un nuevo rector, aunque ese es a penas un paso hacia la total democratización de su universidad.

Debemos convencer a docentes, estudiantes y trabajadores de enfrentar de manera conjunta la represión que viven les estudiantes en las distintas escuelas como lo es en FES Acatlán o los docentes en lucha de la Facultad de Ciencias que todo apunta a que no serán recontratados el siguiente semestre como medida de represalia por denunciar la precariedad que viven; así como enfrentar la criminalización que hace la rectoría a las protestas como, expresado en el comunicado publicado luego de la manifestación en rectoría contra las violaciones en CCH Sur.

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Para arrancar el presupuesto a la educación y no a la guardia nacional, se hace urgente la unidad con las y los normalistas, docentes y trabajadores de todos los niveles, sindicalizados y no sindicalizados, con los trabajadores del INEA que han dado una lucha importante contra la precarización, del IEMS, de las UBBJ, de la ENAH, de la UAM y con los estudiantes de de las universidades y bachilleratos que hoy no están en la interunviersitaria.

La tarea que tenemos por delante será larga y no será fácil, pero la asamblea interuniversitaria puede servir como espacio de coordinación de los distintos sectores que se mantienen en lucha, apuntando a integrar a cada vez más sectores a la misma para que las fortalezas de aquella escuelas donde las asambleas siguen siendo numerosas, pueda ayudar a desarrollar procesos organizativos ahí donde el movimiento ha sido contenido y desviado por las autoridades o donde de plano no ha habido organización en el último periodo.

Tenemos como primer parada antes de que termine el ciclo escolar, el paro nacional de este 14 de noviembre. Construyámoslo en todas las escuelas donde hay condiciones entre estudiantes docentes y trabajadores y ahí donde aún no hay asambleas masivas que voten los paros, convoquemos a que sumen a la movilización del mismo día.