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Red Internacional
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Izquierda. Por qué comienzo a militar en el Partido de Trabajadores Revolucionarios de Chile

Mi nombre es Adriana R. y desde 1998 en Argentina fui militante del Partido Obrero, del cual rompí por diferencias de método y programa, luego fui simpatizante del Partido Obrero Tendencia. A partir del 2019 en Chile, formé parte del núcleo denominado POR (Partido Obrero Revolucionario). En este documento expongo las razones por las cuales, tras un profundo proceso de discusión y experiencia en común, hoy me integro a las filas del Partido de Trabajadores Revolucionarios, sección chilena de la Fracción Trotskista Cuarta Internacional (FT-CI). Si bien este documento no alcanza para exponer todos los puntos de quiebre -primero en la etapa de Argentina con respecto al Partido Obrero (oficial) y luego en Chile con respecto a la experiencia en el POR y su vinculación con Política Obrera- aborda ejes que espero, puedan requerir nuevos documentos de discusión e intercambio.

Miércoles 26 de julio de 2023

Mi militancia y situación del POR

En diciembre del 2019, realicé un viaje personal y político a Chile, participé en asambleas de Santiago y actividades en Concepción. En ese proceso, me vinculé con ex militantes del POR y su núcleo en rearme. Los compañeros venían de una nueva crisis de disolución por el retiro de gran parte de su núcleo dirigente. Las bases políticas del grupo se sustentaban en gran medida en reuniones que habían tenido con la dirección de Política Obrera. Planteaban una polémica con el PTS, el PTR y el PO oficial, en varios puntos, pero principalmente en que no se había advertido el alcance de la crisis del régimen y los levantamientos populares que se iban a desarrollar. Se vinculaba esta delimitación, con la acusación del desvío parlamentarista y electoral del FIT.

En Chile en el marco de la rebelión popular, se planteaba la existencia de una crisis de poder, se señalaba una potencial situación de doble poder en las asambleas y se proponía agitar la consigna de la Asamblea Constituyente Libre y Soberana y la huelga general. En el primer plebiscito de la reforma constitucional, se llamó a votar por el apruebo. Sin embargo ante el segundo plebiscito, frente a la opción de Convención mixta o Convención constitucional la orientación de Política Obrera y la discusión en el POR, planteó por un lado, denunciar el proceso de la CC como desvío institucional bajo los parámetros del Acuerdo por la Paz, pero a la vez votar a favor de la misma, con los ojos puestos en intervenir luego en el proceso eleccionario con candidaturas propias, lo que finalmente no se concreta por falta de fuerzas.

En cuanto a las elecciones gubernamentales, Política Obrera “no descartaba” la posibilidad de votar por el PC en el caso que presentara lista presidencial. Y en la segunda vuelta presidencial, se llamó a votar por Apruebo Dignidad frente a la amenaza de las “tentativas fascistas” del Partido Republicano, con su candidato Kast. Con esa misma línea, por mayoría partidaria del POR se llama a votar por el apruebo en el plebiscito de salida, frente a la campaña del rechazo de la ultraderecha y el facismo. Desde el POR hubo intentos por discutir esta orientación en común con la comisión internacional de Política Obrera, pero no fue incorporado en tiempo y forma, en las tablas de discusión. Sin embargo, a pocas semanas del plebiscito Jorge Altamira pública una declaración llamando a anular o rechazar y se decide abordar el punto, llamando a “enmendar” la posición.

Esto produjo un nuevo proceso de crisis del POR, con nuevas deserciones de militantes. Es en este marco, que comienzo a profundizar discusiones con compañeros del PTR, con quienes lo venía realizando en diversas iniciativas de coordinación en fechas como el 8M y el 1 de Mayo. Puntualmente en relación a las posiciones electorales del proceso constitucional y de gobierno, en las cuales el PTR llamó a anular.

Iniciadas las discusiones formales con el PTR, se buscó avanzar en los fundamentos de las diferencias entre el PTR y el POR. Durante varios meses de estudios y discusiones, se colocaron como ejes la caracterización, orientación y táctica analizando la situación en Chile, la situación mundial, el balance del movimiento trotskista de la posguerra y en la restauración burguesa, el concepto de frente único, el carácter del partido y su intervención en movimiento obrero, estudiantil, desocupados, en el de disidencias y mujeres Se abordaron también las bases del catastrofismo, desde donde se ha delimitado la corriente de Política Obrera con respecto al conjunto de la izquierda.

Las posiciones del PTR sobre la situación política nacional

En las discusiones con los compañeros del PTR abordamos las principales posiciones estratégicas durante el mayor proceso de lucha de clases en Chile. Antes de la rebelión popular, el PTR planteaba que la situación política estaba marcada por elementos de crisis orgánica, el fin de un ciclo económico y tendencias de lucha de clases como la importante huelga docente de 2019, en donde el PTR interviene activamente desde la agrupación “Nuestra clase”. Al mismo tiempo, se veía que el reformismo venía activo con iniciativas como la campaña por la reducción de la jornada laboral a 40 horas, por lo que la lucha política al Frente Amplio y el Partido Comunista se ponían como una de las claves.

Frente a la rebelión popular, el PTR plantea que se desarrollaban jornadas revolucionarias y tendencias a la acción directa. Y con la huelga general del 12 de noviembre, tendencias revolucionarias frente a las cuales plantean como consignas claves la caída revolucionaria de Piñera a través de la huelga general y la instalación de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana sobre las ruinas del régimen en la lucha por un gobierno de trabajadores.

El PTR definía el proceso como una revuelta y no aún como revolución, porque la clase trabajadora venía actuando disuelta. Sobre este punto, se planteó una discusión con Política Obrera y el Partido Obrero sobre la caracterización en relación a los cabildos señalados como potencialidades revolucionarias, cuando en los hechos no se colocaba en cuestión la disputa por el poder, siendo dirigidos por reformistas. Y por otro lado, también se discutió con la LIT que definía al proceso como una revolución democrática. El PTR planteaba que este punto de caracterización era fundamental, para afinar la lucha política con las direcciones reformistas y las burocracias sindicales, peleando por desarrollar la autoorganización obrera y popular con las consignas de Fuera Piñera, Huelga General y ACLS.

Mientras el POR agitaba la consigna propagandística de Congreso de Base- cuyo eje desde Argentina, había sido uno de los punto de ruptura con el Partido Obrero y se buscaba trasladar a Chile de manera abstracta-, el PTR exigía a la Mesa de Unidad Social y al Comité de Huelga (donde estaba la CUT, la Unión Portuaria y otros sindicatos), el impulso de comités de huelga hacia las bases para preparar el 12 de noviembre y en lugares como Antofagasta lo hizo realidad con el Comité de Emergencia y Resguardo y un Encuentro en donde participaron sindicatos industriales, docentes, portuarios, organizaciones territoriales, estudiantiles, reuniendo 500 personas que organizaron materialmente la huelga general del 12N en la ciudad. Esfuerzos de este tipo se buscaron en Santiago, desde el Hospital Barros Luco y el cordón centro.

Frente al Acuerdo por la Paz, la posición fue rechazarlo y llamar a enfrentarlo por ser un intento de desviar la rebelión y garantizar el mandato a Piñera, exigiendo que se convocara a una nueva huelga general indefinida a las direcciones sindicales, denunciando la complicidad de la burocracia sindical y el PC en el acuerdo. Frente al plebiscito de entrada se planteó la denuncia del acuerdo del 15N, llamando a aprobar en la primera papeleta contra la constitución de Pinochet y anular la opción de CC y comisión mixta, colocando la frase “asamblea constituyente, fuera piñera y huelga general”. Ante la elección de la CC, el PTR conquista la legalidad como partido en 7 regiones para participar con listas propias por fuera de los armados como Lista del Pueblo o Voces constituyentes, estos espacios carecían de independencia política y programa.

Durante las elecciones presidenciales y el enfrentamiento Kast vs Boric, el PTR combatió contra las caracterizaciones impresionistas de Kast como fascismo y la idea de que había que enfrentarlo en unidad de la izquierda, negándose a llamar a votarlo. Sobre este punto, en las discusiones con los compañeros del PTR se profundizó el debate sobre la conceptualización de “programa fascista”, su rol histórico y el análisis entonces del Partido Republicano, comprendiendo que su lineamiento responde a los requerimientos de un sector de la burguesía en pos de una restauración conservadora, como una forma de recuperar la gobernabilidad, la tranquilidad de los mercados y la responsabilidad fiscal. El viraje programático del PR en la segunda vuelta buscaba el apoyo de la mayoría de la burguesía para este proyecto.

Por último, respecto de la posición en el plebiscito de salida, mientras la gran mayoría de la izquierda se subordinó al apruebismo, el PTR defendió una posición de independencia política de clase, llamando a anular la NC y la vigencia de la lucha por la Asamblea constituyente libre y soberana. A diferencia del resto de las organizaciones trotskistas en Chile, desde el MIT al MST que votaron e hicieron campaña por el Apruebo, incluso la UCT (del paralelismo histórico) confluyó con la propia CUT en esta política.

Señalamientos sobre la experiencia en Argentina

No es menor resaltar el balance de la intervención del PTR en los frentes de masas obreros, ya que durante mi militancia en el Partido Obrero, el elemento primordial de delimitación con los partidos de la FT-CI era que no “tenían el oído puesto en las masas obreras” y que “se apoyaban en el atraso” de las mismas, con planteos democratizantes.

Ante las intervenciones como en el proceso de expropiación de fábricas, faccionalizaban marcando supuestas integraciones al Estado. Mientras el PTS defendía los puestos de trabajo con las ocupaciones -ante el proceso de cierre y vaciamiento que empujara a nuevas capas de desocupados-, y se vinculara con sectores de desocupados y de otras ramas laborales como en el caso de la lucha en Zanon, el PO lo abordaba desde los parámetros del Banco mundial, con la disputa en el control de planes sociales.

Limitando el programa a reivindicaciones de corte asistencialista, como el aumento de planes o mayor dotación para comedores y merenderos en el movimiento piquetero, se oponian en impulsar una línea sindical consecuente hacia aquellos trabajadores, que en un gran porcentaje se encuentra en negro trabajando en la construcción, o en la industria textil (redes de trata) O dejando en segundo plano, las demandas como migrantes (una gran mayoria con dificultades por las trabas en la obtención de la documentación).

n el desarrollo del Polo Obrero, se presentaron camarillas oportunistas y arribistas, que se disputaban la dirección con “reclutamientos” despolitizados, con retenciones de porcentajes del magro plan y hasta con control de asistencia por medio de listas. Si bien estas fueron expulsada, con la crisis del PO, esto se ha agudizado. Resultando en la actualidad, en confluencias con Grabois, el puntero piquetero kirchnerista y sectores de la iglesia por parte del Partido Obrero (o), como máxima expresión de la regimentación, adaptación y la injerencia del Estado.

Este contraste de método, se clarifica con la intervención del PTS desde sus bancadas en el FIT, en la provincia de Jujuy. Las críticas del PO que fetichizaba su desarrollo en el movimiento de desocupados de la provincia y de Política obrera sobre una integración al Estado, quedó superado por la fusión de la lucha parlamentaria y el movimiento obrero, cuando confluyeron los diputados y congresales del PTS con la docencia, estudiantes y pueblos originarios en las movilizaciones contra el gobierno de Morales y la oposición patronal, frente al fraude constitucional, por la demanda salarial y la defensa ambiental y territorial ante la depredación y explotación del Litio.

Lo que expresan estas diversas experiencias y debates, es una divergencia más de fondo de estrategia y táctica. Algo que distingue a la elaboración teórica y la actuación práctica de la FT-CI, es plantear que la pelea por la independencia de clase no se reduce a alianzas políticas, sino que también hay una pelea constante por la independencia de las organizaciones obreras y populares frente al Estado capitalista. Esto supone combatir los métodos de cooptación propios del Estado, como las prácticas clientelares en el movimiento de desocupados y la burocracia en los sindicatos, construyendo “fracciones revolucionarias” dentro de los sindicatos y luchando por un movimiento de desocupados con libertad de tendencias que pelee por el trabajo genuino. En el movimiento obrero, uno de los debates claves a este respecto, es que tampoco basta que una lista encabezada por militantes trotskistas gane una dirección sindical. Es indispensable luchar contra los propios métodos de la burocracia al interior de nuestras organizaciones, asegurando la libertad de tendencias, los métodos de democracia directa obrera, la lucha contra el corporativismo a través de la autoorganización y la hegemonía obrera.

Las internas en el FIT, implican un debate político entre las fuerzas aliadas. El PTS ha llamado a Política Obrera, AyL, el Nuevo Mas a integrarlo. Sin soslayar las diferencias públicas, se estimula la discusión programática en el marco de la crisis del régimen, de los partidos burgueses, y una mayor ofensiva hacia las condiciones materiales de la clase obrera. Al igual que en Francia, donde la FT-CI, ha intervenido activamente desarrollando la construcción del partido revolucionario en ese país, se requiere una política internacionalista a la altura de los acontecimientos.

Desde Chile, vía consulado Argentino, sumaré mi voto a la lista encabezada por el PTS con Myriam Bregman y Nicolás del Caño, y luego en las generales al Frente de Izquierda.

Catastrofismo, situación internacional, guerra, fascismo

Los debates que se han presentado en relación a la naturaleza e importancia de la crisis capitalista y la vigencia de la caracterización de la época como de “crisis, guerras y revoluciones" ha atravesado al conjunto de la izquierda. Al respecto, se ha polemizado desde la corriente de la FT-CI frente a las posturas “gradualistas” del economicismo de izquierda y con los planteos “catastrofistas” desarrollados por el histórico Partido Obrero.

Tomando como punto de análisis la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, los compañeros de la FT-CI, proponen analizarla a la luz de los equilibrios y desequilibrios (tomando el concepto de “ruptura de equilibrio capitalista” de Trotsky) evitando sobredimensiones que afecten una correcta caracterización en pos de la estrategia de poder. Abordando la dificultad que se presenta no sólo para explicar la baja de la tasa de ganancia, sino también, por qué esa baja no es mayor o más rápida.

En relación a este primer eje, se considera que bajo el alero del catastrofismo, Política Obrera se ha delimitado faccionalmente, sin profundizar en las limitaciones de esta premisa, la cual ha sido incluso reformulada en oportunidades por sus principales referentes. En estas delimitaciones, y para vincularlo a la situación política actual, la tendencia acusa en particular a los partidos de la FT-CI de no ver el alcance de la crisis por no advertir por ejemplo, el avance de las “tendencias fascistas”, el “alcance mundial” de la guerra en Ucrania y el “carácter imperialista” del enfrentamiento entre la Otan y Putin. Solo el autoproclamado “1% de la izquierda”, bajo el ala de Política Obrera estarían “viendo” el alcance catastrófico del capitalismo. Política Obrera denuncia a la FT-CI, de hacer seguidismo a la OTAN, por plantear que el alcance bélico se circunscribe al territorio ucraniano, plantear la lucha por la autodeterminación de su pueblo con la consigna “Abajo la guerra. Ni con la OTAN, ni con Putin”.

Frente a estas posiciones, discutimos las tesis internacionales “Más allá de la ‘Restauración burguesa’: 15 tesis sobre la nueva etapa”, que desmiente estas acusaciones, al plantear con claridad que “la principal novedad de la situación actual en términos bélicos es la irrupción de la guerra interestatal con el involucramiento de potencias en ambos bandos (aunque con EE. UU. y la OTAN actuando por procuración)” en medio de territorio europeo. En los artículos a un año de la guerra (ver LID), incluso se fueron colocando las intervenciones de las potencias en pugna, las crisis intra imperialistas y la hipótesis de una escalada a nivel mundial. La exacerbación de la consigna “abajo la guerra imperialista” fue palanca para posicionar a Política Obrera en su rearme frente a la crisis con el PO “oficial” y por encima del conjunto de la izquierda, como la verdadera izquierda que advertía de esta catástrofe.

Por otro lado, Política Obrera planteaba que la FTCI no advertía el ascenso del facismo y por tanto tenía una postura equivocada en las elecciones de Brasil. Pero toda esta política se traduce en una política de derecha como es el voto a Lula en Brasil (que fue con sectores de centro derecha). El voto a Lula contra el “facismo” o el de Boric contra el “facho” Kast, demuestra que la denuncia de que el FIT, o el PTS en Argentina estaban buscando reemplazar a la centro izquierda en crisis, no tiene ningún sustento, cuando han sido ellos los que se han subordinado a variantes reformistas. Y a su vez, muestra que caracterizaciones “catastrofistas” de avance del fascismo, pueden llevar a subordinaciones al reformismo.

La votación en lo que respecta de Chile, colocó en un callejón sin salida al conjunto de la izquierda, incluido al POR por seguir este método catastrofista de caracterización. Las políticas de Boric, como las de Kast, se cristalizan en el presente consejo de expertos que vía institucional, le seguirá dando rescate al régimen y consensuando un programa a su semejanza.

La lucha en el movimiento de mujeres desde el socialismo feminista

Otro de los ejes de discusión, fue la estrategia socialista sobre la doble opresión. La refutación de la acusación de “un seguidismo al feminismo burgués”, parte de la defensa del programa revolucionario hacia el conjunto de la clase obrera, donde la lucha por la emancipación de la mujer trabajadora coloca sus propias reivindicaciones de clase. En este marco, avanzamos a la comprensión de que la lucha por el feminismo socialista es clave para la unidad de las filas obreras y para que la clase trabajadora emerja como sujeto hegemónico.

La participación que tuve, como simpatizante en las reuniones y jornadas de Pan y Rosas, me permitió ser testigo de la elaboración, formación y campañas políticas de les compañeres en la tarea de plantear una dirección revolucionaria y clasista, frente a las corrientes de conciliación de clases. En este sentido, la perspectiva de desarrollar una delimitación hacia el gobierno que ha intentado cooptar a sectores de luchas, mientras con la CF8M desmoviliza con el argumento de no desestabilizar al gobierno que enfrenta al fascismo.

Esta organización ha sido denunciada por Pan y Rosas, por su rol en el proceso constituyente y la campaña por el voto a Boric por atentar contra la independencia política del Movimiento de mujeres y disidencias. Actualmente, la avanzada de la derecha, en el nuevo proceso constitucional y desde su mayoría parlamentaria implican con la entrega del gobierno, un retroceso a las demandas del movimiento de mujeres, tales como el aborto, seguro, legal y gratuito. La campaña que se desarrolla, es la de impulsar un movimiento con independencia política y el desarrollo de un programa de clase. En esta línea, se está interviniendo en la conformación de un bloque de mujeres y disidencias. Es por ello, que la propaganda, para desarrollar una lucha teórica y programática en este escenario, es prioridad en las actividades.

Por el partido revolucionario en Chile y la reconstrucción de la IV internacional

La crisis del régimen, sus manifestaciones de barbarie y descomposición social, nos coloca en la responsabilidad de hacer balances y apostar a la construcción de la estrategia revolucionaria, a partir de la mejora de nuestras tácticas, métodos, programas. La caracterización y orientaciones, serán contrastadas con los test ácidos que podamos poner a prueba, rompiendo con la autoproclamación, sectarismo y faccionalismo entre los luchadores revolucionarios.

En Chile, la crisis orgánica de los partidos del régimen también impactan en las organizaciones de izquierda que están en procesos de disolución o estancamiento. El costo de orientaciones centristas con pérdidas de la independencia política, los ha llevado a la frustración tras el fracaso del proceso constitucional. A la vez, el programa de rescate capitalista consensuado por Apruebo Dignidad y la derecha, ha desdibujado la tesis del avance del facismo. Se anuncia una profundización de los límites del gobierno, a la luz del último resultado en el consejo de expertos y la baja adhesión al mandato de Boric, en el marco del alza de precios, la desocupación y el reforzamiento represivo.

La lucha en las potencias imperialistas como en Francia y sus levantamientos, las huelgas en EEUU, o la resistencia a los golpes como en Bolivia y en Perú frente a los límites de los gobiernos reformistas y las movilizaciones del personal de salud o educación en Argentina, plantean la necesidad de construir los partidos revolucionarios con el programa y método histórico de la clase obrera a nivel internacional.

Por la construcción del partido revolucionario de la clase obrera en Chile y el mundo
Por la reconstrucción de la cuarta internacional
Viva la lucha por el gobierno de la clase obrera