El alcalde de Cádiz, militante de Anticapitalistas, se ofrece a la Junta de Andalucía para mediar en las negociaciones. Un aval a una mesa tramposa en la que patronal y burocracia sindical buscan firmar un acuerdo a la baja que acabe con la huelga.
Santiago Lupe @SantiagoLupeBCN
Martes 23 de noviembre de 2021
La huelga del metal gaditano entra este martes en su octava jornada. La determinación de los obreros de las industrias auxiliares en defensa de su convenio y la actualización salarial acorde con un IPC real que supera el 5% -una cifra que no se veía desde 1992- está teniendo un impacto más allá de Cádiz y Andalucía. Estamos ante una gran lucha obrera, que se hace altavoz de toda una comunidad golpeada por un paro por encima del 25% y recientes cierres anunciados como el de Airbus, acordado con el aval de las direcciones de CCOO y UGT y el gobierno “progresista”.
Enfrente tienen una dura patronal y dos gobiernos que los quieren conducir a la derrota. La gran patronal del metal, con Dragados, Navantia y Alestis a la cabeza, quieren aplicar una rebaja del salario real con una ridícula subida entre el 0,5 y el 1% para este año. Muchas de las empresas en las que trabajan los huelguistas son subcontratas o empresas pantalla de las grandes, creadas para externalizar y abaratar partes cada vez mayores de la producción.
La Junta de Andalucía del gobierno PP-Cs arbitra las negociaciones por medio de la Consejería de Empleo claramente escorada hacia las demandas de “moderación salarial” de la patronal. El Gobierno “progresista” de PSOE y UP ha militarizado Cádiz con cientos de antidisturbios y tanquetas para reprimir los piquetes y manifestaciones, y además es parte de la patronal precarizadora en la mesa de negociación, ya que es el dueño de Navantia y parte de Alestis.
Una negociación con trampa para tratar de imponer un acuerdo a la baja
Por otro lado, quien ocupa la posición de representación oficial de los huelguistas y sus reivindicaciones no son parte de las plantillas en lucha, sino de los aparatos burocráticos de CCOO y UGT. Quienes están sentados en la mesa de negociación no han sido electos ni en asambleas, ni nombrados siquiera por los comités de empresa de las auxiliares, sino directamente por las federaciones provinciales y andaluzas de los grandes sindicatos.
Por eso han filtrado que se conformarían con una subida salarial del 2% para este año y no incluyen en las exigencias ni mecanismos de control para el cumplimiento del convenio, ni el fin de los contratos de obra y servicio y otras medidas contra la precariedad. Por eso se niegan en todo momento a convocar asambleas generales de todos los huelguistas donde se debata y aprueben los pasos a seguir, las reivindicaciones irrenunciables y que todo acuerdo deba contar con su aprobación directa.
Recuerda, salvando las distancias, a muchas de las huelgas de los últimos años de la dictadura y primeros de la Transición. Conflictos muy duros y combativos, en los que era capital imponer comisiones de representantes, coordinadoras y otros organismos de democracia directa con base en las asambleas de trabajadores, para evitar que el vertical primero, o las direcciones del PCE más tarde, condujeran las negociaciones y llevaran los conflictos a la derrota.
Esta debilidad de la huelga deja la puerta abierta a que las federaciones del metal de CCOO y UGT terminen pactando un acuerdo a la baja y desconvocando la huelga, apoyándose en el desgaste económico y la fuerte represión que se vive en el Cádiz militarizado, para imponer una paz social de precariedad y salarios de miseria. La reciente traición de Airbus puede tener un epílogo en la actual huelga del metal gaditano.
El alcalde de Anticapitalistas entre el apoyo a la huelga y la oferta de mediación a la Junta de Andalucía
La alcaldía de la ciudad, en manos de José María González ’Kichi’ de Anticapitalistas, ha apoyado desde el primer día la huelga y las movilizaciones de los trabajadores. Se hizo viral el video del alcalde dirigiéndose a los trabajadores en el tercer día de paro donde denunció la violencia policial y estructural que se vive en el sector y declaró que habían “tenido que meter fuego a Cádiz para que Madrid se fije”. Las declaraciones de otros cargos de Anticapitalistas y Adelante Andalucía en apoyo a los huelguistas y denunciando la represión y el rol que está jugando el gobierno “progresista” se han multiplicado en estos días.
Esta solidaridad ha sido muy bien recibida en los piquetes. Al mismo tiempo, se desató una campaña en contra de parte de la derecha local. Teófila Martínez, ex-alcaldesa de la ciudad por el PP, le recriminó que él “es el alcalde de todos los gaditanos y no de unos pocos. Es alcalde también del que vende en las tiendas”.
Por otro lado el gesto no cayó nada bien el el Gobierno “progresista”, que contestó filtrando en algunos medios como El Confidencial que la huelga a la que daba todo su apoyo ’Kichi’ ponía en riesgo la contratación de nuevas cargas de trabajo para el astillero de Navantia, al poder acabar incumpliéndose los plazos de entrega de una de las corbetas encargadas por la dictadura de Arabia Saudí. Un contrato muy cuestionado y que recordemos fue apoyado por el mismo alcalde a pesar de conocerse que la finalidad de dichas corbetas no iba a ser otra que su participación en la criminal guerra contra el pueblo de Yemen.
En el séptimo día de huelga, el pasado lunes, una de las jornadas con enfrentamientos y escenas más duras, se cerró con otra intervención de ’Kichi’ mucho más atemperada. El alcalde se ofrecía ahora a la consejería de Empleo para actuar él mismo como “mediador” en la mesa que reúne a la burocracia sindical y la patronal. En un tono totalmente institucional explicó a la prensa que “la Junta de Andalucía tiene unas labores competenciales importantes. Me puse en contacto primero para preguntarle cómo estaba la situación de la negociación y, en segundo lugar, para ponerme a disposición si ella entendía que podía ayudar de alguna manera como alcalde de Cádiz. Uno tiene que aportar y dar lo mejor de uno mismo para intentar solucionar una cuestión que implica directamente a paisanos míos”.
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El apoyo a la huelga no pasa por avalar una negociación a espaldas de los huelguistas
Este cambio es mucho más que un cambio de tono, es un aval a la mesa y las negociaciones tramposas. La huelga del metal no se va a ganar en una mesa de negociación totalmente desconectada y sin control alguno por parte de quienes sostienen todas las mañanas los piquetes y resisten las cargas policiales. Esa es la negociación trucada que quieren los enemigos de la huelga y una burocracia sindical que piensa mucho más en “pacificar” Cádiz que en que cunda el ejemplo y otros muchos sectores quieran “hacer como en Cádiz”.
La misma idea de mediar es contraria al apoyo incondicional a las reivindicaciones de los trabajadores. Implica tratar de convencer a ambas partes de que en algo tiene que ceder cada una. ¿Por qué el alcalde “anticapitalista” tendría que convencer a los trabajadores en lucha renuncien ante una patronal que, como el mismo reconoce, se va a llenar de millones de los fondos europeos? ¿Por qué no optar por, haciendo suya la recriminación de Teófila Martínez, no ser el “alcalde de todos” sino el alcalde de los trabajadores y sectores populares de la ciudad? Incluidos sí, también los que “venden en las tiendas”, que simpatizan con la huelga conscientes de que de ella depende el futuro de la comunidad.
La oferta de “mediación” de ’Kichi’ va en un sentido opuesto a una de las necesidades acuciantes del conflicto: que la lucha, las reivindicaciones y toda negociación queden en manos de los huelguistas y no de la misma burocracia que acaba de avalar el cierre de Airbus.
Esta asunción de un papel “institucional” es parte de la misma concepción de alcalde de gestión de lo posible, de que el Estado, en este caso en su nivel municipal, es un ente que concilia entre los intereses contrapuestos en la sociedad. Una lógica que ya lo llevó a avalar los contratos con Arabia Saudí, en vez de oponerse y plantear la pelea por que el Estado de carga de trabajo a los astilleros que no implique la participación en barbaries guerreristas como la de Yemen. Una lógica que puede acabar dejándole pegado a los acuerdos con los que las direcciones de CCOO y UGT quieran dar por finalizada esta lucha en los próximos días o semanas.
Por una política realmente anticapitalista en apoyo a la huelga y su triunfo
’Kichi’ pertenece a una formación que se reivindica anticapitalista y es partidaria del desarrollo de la movilización social. Mucha de su militancia y simpatizantes están en los piquetes o en las acciones de solidaridad convocadas en Andalucía. El apoyo a la huelga del metal, para que ésta pueda ganar, no pasa por jugar un papel institucional, de conciliación de intereses en un marco desigual de entrada como el que es el arbitraje de la consejería de Empleo. Esa es la política de la burocracia sindical que ha colaborado con la desindustrialización de Cádiz y toda la Bahía en los últimos años.
Para apoyar hasta el final la huelga del metal, lo que hace falta es que Anticapitalistas ponga todos sus recursos militantes, así como sus cargos institucionales, al servicio de los huelguistas y su triunfo. Y para ello debe partir de una política bien diferente. La alcaldía no puede ser un ente mediador sino de parte, asumir todas y cada una de las reivindicaciones de los huelguistas y ofrecer los recursos municipales disponibles para el mantenimiento de la lucha.
En vez de avalar unas negociaciones fraudulentas, se trata de defender, junto con el sindicalismo alternativo y los sectores más combativos de los huelguistas, la necesidad de asambleas generales de las plantillas en lucha que se conviertan en los verdaderos representantes y negociadores en vez de los burócratas sindicales actuales. Y al mismo tiempo, impulsar en todo el Estado, junto a la izquierda sindical y el resto de la izquierda anticapitalista, una fuerte campaña de solidaridad, con acciones de apoyo, militancia de la caja de resistencia y denuncia a la represión del gobierno.
Santiago Lupe
Nació en Zaragoza, Estado español, en 1983. Es director de la edición española de Izquierda Diario. Historiador especializado en la guerra civil española, el franquismo y la Transición. Actualmente reside en Barcelona y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.