La protesta del Colegio de Profesores fue un evento mediático, sin embargo fue insuficiente incluso para su objetivo de presionar al Mineduc y visibilizar las demandas docentes. ¿Como dirigir la fuerza movilizada de los docentes?
Lunes 29 de abril de 2019
El pasado 23 de abril se realizó la protesta nacional del Colegio de Profesores, la cual no pasó de ser un saludo a la bandera de los dirigentes, presentando esto como una presión al Ministerio de Educación, lo que contrasta con un genuino ánimo de lucha de las bases del profesorado, expresado en cuestionamientos a que no fuera una convocatoria a paro nacional.
¿Por qué ocurrió esto? A pesar de que el uso de las redes sociales viene ganando peso a la hora de manifestarse y es una formidable herramienta de difusión, es totalmente insuficiente si no es acompañada de la acción movilizada de los docentes, la cual estuvo ausente.
No es de extrañarse que esto ocurra si no hubo política de asambleas y ni siquiera jornadas de reflexión que permitieran la discusión consciente entre los docentes y votaciones necesarias para decidir el cómo movilizarse, más allá del impulso y la iniciativa de los propios comunales.
Existieron 4 servicios locales en estado de movilización, de los 4 operativos en Chile, lo cual por si solo ya hacía necesario que la protesta nacional fuera un paro efectivo en solidaridad a la difícil situación que atraviesan nuestros colegas en Barrancas, Huasco,Costa Araucanía y Coquimbo. Quienes han sido los pioneros en el paso a la "Nueva Educación Pública" y son por lo tanto el pulso del proceso que enfrentará el conjunto del profesorado.
Junto con esto, la política de criminalización del gobierno de Piñera contra la juventud, nuestros estudiantes, en la formas nefastas de Aula Segura y la extensión del control de identidad preventivo, son razón suficiente para convocar a paro nacional. Más aún teniendo presente, el visto bueno al saqueo imperialista contra nuestros recursos,que significa la aprobación del TPP 11 en la cámara, y su inminente ratificación por el senado, tema de interés nacional y que afecta directamente nuestra labor pedagógica.
Hoy la promesa entregada por la dirección de Aguilar, de que se convocaría a una movilización ascendente de no haber respuesta del ministerio, pierde peso ante la inercia de la propia dirección nacional que no impulsa movilizaciones a pesar de haber colegas ya movilizados. Y frente a las bases, también pierde peso, aún más, luego de que el año pasado se hipotecara la movilización al dividir el paro de 48 horas entre Santiago y regiones, y luego aplazar el paro indefinido par el inicio de este 2019, cosa que finalmente no cumplió al convocar solo a una protesta virtual.
El gobierno derechista de Piñera con Marcela Cubillos a la cabeza del Mineduc ha continuado con sus ataques a la educación pública, expresados en el abandono de colegios en el sector municipal y en el traspaso a los Servicios Locales tocando allí más fuertemente los intereses de los docentes, tampoco han dudado en aplicar la más cruda represión a través de Aula Segura, en Santiago, comuna con un gobierno local de su mimo sector, a cargo de Alessandri. Ellos no bajan la guardia ni dan tregua en sus ataques, expresados en recortes, abandonos, deudas y represión, a la educación pública, a los profesores y estudiantes. Estar a la altura de este contexto implica tener esto presente e implementar a la brevedad un plan de lucha que contemple una efectiva movilización ascendente, con paros, asambleas y movilizaciones.
Es necesario revertir esta situación, y que la dirección PH frenteamplista en la conducción del Colegio de Profesores se coloque a la altura de la situación política, y eso no se logra solo con hechos virtuales, tomados además como desvío y contención del ánimo de lucha, sino que con paro y movilización efectiva. De otra manera el Mineduc continuará en silencio, pasando sus ataques a la educación pública expresado en el abandono y la represión de Aula Segura, e ignorando las demandas del magisterio y de la educación pública.
Hay que pasar a la acción y la movilización, con la misma fuerza de la Rebelión de las Bases del 2014 y el paro contra la Carrera Docente del 2015.