Las compañeras de la CRT militamos para la construcción de un partido revolucionario por crear una sociedad socialista que no esté basada en la propiedad privada y el lucro capitalista.
Miércoles 6 de julio de 2022
El sábado pasado en la IV escuela de verano de la CRT, durante el plenario de Pan y Rosas y Contracorriente, un nuevo camarada preguntaba que era la militancia y por qué militar. Esta cuestión parecerá absurda para todo aquel que ya esté realizando esta actividad, pero no se trata para nada de algo sin importancia sino que debemos ofrecer razones suficientes para poder convencer a militantes activos y a nuevos posibles integrantes sobre la urgencia de nuestra actividad.
La cuestión principal, por tanto, es por qué nuestro tipo de militancia, cuales son nuestros objetivos últimos y la estrategia que debemos seguir para transformar la sociedad en su conjunto.
La militancia debe ser un método de combatir al enemigo en el plano nacional y también internacional. Solo derrocando la burguesía nacional pero también luchando contra la burguesía de todos los paises, podremos acabar con el imperialismo y las guerras sangrientas que este ofrece. Como la actual en Ucrania donde hay ya miles de muertos y millones de desplazados. Las guerras, pero también las crisis y hasta pandemias como la del COVID-19 son fruto de este irracional sistema.
Vivimos en una sociedad en el que existimos por y para trabajar. Dedicamos más de cuarenta horas de nuestra semana a ello, eso con suerte si es que no trabajamos incluso cincuenta o sesenta, en puestos precarios, en los que a la mayoría no se nos asegura vivir bien sino meramente seguir consumiendo y produciendo para que unos pocos puedan vivir una vida de lujo y desenfreno a nuestra costa.
Esos mismos que viven en la abundancia producen la miseria de los pueblos oprimidos durante esta época imperialista y de guerras. Mientras tanto, la extrema derecha amenaza los derechos de mujeres, personas LGTB o los pocos que tienen las migrantes, esto supone un enorme problema actualmente.
Las ilusiones en mejorar las condiciones de vida en los países imperialistas que ofrecen las falsas soluciones del reformismo nada harán por liberar a los pueblos y obreros oprimidos del mundo sino someterles más aún si cabe. Tampoco esas soluciones supuestamente de izquierdas que hablan de clase obrera, pero negando el feminismo o que las personas LGTB seamos parte de la clase obrera (los “rojipardos”) tienen nada que ofrecer a una clase obrera cada día mas diversa, feminizada y migrante. Por eso, hemos de luchar por poner en pie una alternativa verdaderamente anticapitalista y revolucionaria.
No tenemos ni que decir que no podemos dejar la política en manos de la derecha que reprime minorías y se sienta en la mesa con la patronal y los sindicatos reaccionarios para dinamitar cualquier posible avance hacia la liberación de la clase obrera. No podemos dejar que la extrema derecha conquiste la voluntad de lucha de los trabajadores por su descontento con la izquierda reformista y por un conservadurismo fruto de su inoperancia.
Vemos como los discursos de odio triunfan cada día más entre algunos sectores, amenazando nuestras vidas como personas LGTB, mujeres, personas racializadas, obreras… Ayuso se regocija en la miseria de la clase trabajadora a cambio de cervezas, mientras hace tratos millonarios para beneficiar a familiares y amigos. Sus discursos de extrema derecha, como los de VOX, hacen extender ese odio sin ningún miramiento, pretendiendo acabar con todos los derechos conseguidos con las luchas del último siglo, como ya hemos visto en EE.UU. con el aborto. La derecha viene a por nosotres, a por la clase obrera y las personas oprimidas y se cebará en especial con los sectores minoritarios y más precarios como mujeres y migrantes.
Tampoco debemos confiar en el reformismo que, como hemos comprobado con estos años de “gobierno progresista” en el Estado español, solo tiene que ofrecernos la misma miseria y las mismas guerras que el capitalismo tradicional. Mientras nos suben los sueldos por debajo de la inflación, se sientan junto a la patronal, como nuestra ministra de trabajo del PCE, para pensar como reprimir huelgas y pararlas como en Cádiz.
Mientras que hablan de la inclusión y la diversidad mandan a los militares a colaborar con la monarquía marroquí para asesinar a migrantes que huyen de la miseria provocada por el imperialismo de la propia nación española o de otros países.
Poco, o más bien nada, tienen que ofrecernos las “alternativas” de izquierda como Unidas Podemos o el PCE que simplemente se han resignado a bailar el agua a la patronal y al IBEX 35 mientras mandan a reprimir trabajadores en el país y en las fronteras, donde incluso les matan.
¿Es que acaso debemos dejar toda la actividad política al voto cada cuatro años o al reaccionarismo, o a esa falsa izquierda reformista, arriesgando las vidas de les trabajadores de todos los países del mundo? La respuesta es un no rotundo, estas son las razones más simples para militar pero no basta el frenar a la extrema derecha o combatir el reformismo o el rojipardismo para militar debemos luchar por algo más, por otra sociedad en la que ser verdaderamente libres, por esto también militamos.
Militamos en el marxismo revolucionario porque no solo nos ofrece el único análisis científico y racional de la realidad sino porque es la única forma de transformar hasta el último recoveco de la realidad.
Esta militancia que pone a la clase trabajadora como clase que puede liderar un cambio social, de la mano del resto de sectores oprimidos (por eso decimos que es una clase potencialmente hegemónica) no solo nos ofrece la única vía para que vivamos mejor en cuanto al trabajo, las horas dedicadas a él, la calidad de vida… también nos ofrece la oportunidad de transformar la forma de relacionarnos. Desde las estructuras familiares a la participación política activa de todo trabajador, pasando por las formas de relacionarnos entre nosotres.
Las compañeras de la CRT militamos para la construcción de un partido revolucionario por crear otra sociedad en las que las decisiones se tomen por la mayoría de los trabajadores y trabajadoras, asociadas libremente. No como esta sociedad donde una minoría de capitalistas manda a morir a la clase trabajadora en guerras por sus propios intereses. Luchemos por una sociedad que ponga la vida en el centro y que consiga la liberación de todos los oprimidos del mundo y no solo unos pocos en los límites nacionales. Démosle un sentido a nuestra vida que salga del sueño falso del capitalismo de tener un trabajo estable, una familia tradicional y una vida miserable arrodillada a los cambiantes intereses concretos de una minoría privilegiada.
Militemos para extender las huelgas hasta ahora aisladas a todo el mundo, luchemos por sindicalizar los trabajos más precarios como lo está haciendo la generación U en EE.UU. que está en pie de lucha contra las multinacionales. Luchemos para cambiar el mundo, porque somos la única clase con la fuerza, la estrategia y la voluntad como para cambiar la sociedad en todo el mundo.
Es hora de que los parias de la Tierra, obreros, mujeres, personas LGTB y racializadas nos unamos por el fin de toda opresión y por la construcción de un mundo nuevo en la que poder trabajar menos para que todos ganemos en conjunto, en la que expresarnos creativamente y crecer vitalmente, en la que disfrutar del sexo y las relaciones. Unámonos para para acabar con el capitalismo de una vez y para siempre sin retroceder ante falsas ilusiones de embaucadores y oportunistas. ¡LUCHEMOS POR UNA VIDA QUE MEREZCA SER VIVIDA!