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Red Internacional
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A dos meses del golpe. ¿Por qué no cae Dina Boluarte?

Dos meses pasaron desde el intento bonapartista fallido de Castillo y el golpe parlamentario que puso a Dina Boluarte en el Gobierno. Miles de campesinos, indígenas y trabajadores se movilizaron, realizaron cortes de carretera y plantones, enfrentando una brutal represión policial que se cobró la vida de al menos 40 de ellos. Pero, por qué no cayó aún Dina Boluarte.

Martes 7 de febrero de 2023

Foto: Aldair Mejia

Foto: Aldair Mejia

En el presente artículo intentamos abordar algunos elementos que consideramos de relevancia para que no se dé la caída de Dina y de todo el régimen político golpista, a pese de toda esa heroica lucha del pueblo peruano con los indígenas y campesinos al frente; queremos también apuntar cuestiones políticas, estratégicas y programáticas para que el proceso actual salga victorioso sobre los intereses de los capitalistas y apuntar a una otra perspectiva de futuro al pueblo trabajador y campesino, a los indígenas y la juventud y a todos los sectores oprimidos de la sociedad.

Crisis del régimen del ’93 y convulsión social

Perú vive desde hace dos meses una enorme convulsión social desencadenada por gigantes acciones de protesta e insurrecciones desenvueltas por campesinos, trabajadores precarizados y estudiantes para echar abajo el Gobierno de Boluarte, nacido de un golpe parlamentario, frente a la caricaturesca intentona bonapartista de Pedro Castillo, sustentado por el entramado de instituciones que se estructuran en el marco del Régimen de la Constitución del 93.

La Constitución de 1993 impuesto por Fujimori tras un golpe de Estado sentó las bases de las políticas neoliberales, que priorizaron los intereses de las grandes multinacionales, favoreciendo el despojo nacional, y que liquidaron una serie de derechos económicos, sociales y culturales y está siendo cuestionada incansablemente por el pueblo peruano.

El nivel de levantamiento popular que se desarrolla en Perú es considerado superior a la Marcha de los Cuatro Suyos que marcó la caída del gobierno neoliberal de Alberto Fujimori en julio de 2000, es decir, es la ola de protestas más grande de los últimos 30 años que se abrió con campesinos e indígenas al frente.

Las cifras grafican la sangrienta y desigual confrontación, existen alrededor de 65 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos, con un aura racista y de masacre a los manifestantes; en este marco el Gobierno de Boluarte se erige como burda imitación de dictadora.

La situación es de una crisis política muy profunda; el gobierno de Boluarte es percibido por muchos sectores populares como traidor por no renunciar y ser un títere de los grupos empresariales, que diariamente manifiestan su profundo racismo; al mismo tiempo, hay un profundo cuestionamiento al Congreso y al degradado régimen democrático peruano heredado del fujimorismo.

En este proceso se evidenció un Perú dividido por la mitad: el Perú de Lima, más blanco, más rico, manejado por la élite económica, empresarial, política y social y que se beneficia de un crecimiento económico nacional en la última década basado esencialmente en la acumulación de riqueza vinculada a actividades mineras y agroexportadoras, o precisamente en la explotación de la fuerza de trabajo en la ciudad, en las minas y en el campo del Perú profundo.

Lo que está en juego en esta situación es el cuestionamiento de toda precarización, miseria, racismo y subordinación a los intereses de los capitalistas peruanos y extranjeros que recaen sobre el pueblo trabajador, campesino e indígena y como toda esa explotación y opresión la asegura y mantiene Dina Boluarte, el Congreso, el Poder Judicial y todo el régimen político heredero del fujimorismo.

13 elementos por los que no cae Dina Boluarte

- 1 El apoyo del imperialismo estadounidense y los gobiernos de la región, incluso los progresistas como Lula, Fernandez y Boric, han mantenido su reconocimiento; al punto de mantener el suministro de pertrechos para la represión desde Brasil y otros países.

- 2 El apoyo de la burguesía peruana, y la radicalización de los agroexportadores con el llamado de conformación de grupos paramilitares, como se pudo observar en el desbloqueo de las vías en Ica.

- 3 El apoyo del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú, quienes hoy más que nunca han evidenciado ante la población su papel de defensa del Régimen y las clases dominantes.

- 4 El apoyo directo o indirecto de la prensa que legitimó las actividades golpistas de la derecha, la represión, los asesinatos y se rehúsa a transmitir los reclamos y las movilizaciones; difundiendo mentiras para asociar los manifestantes a terroristas e incluso dando a entender que serían financiados de formas ilícitas.

- 5 El papel desenvuelto por Castillo y sus socios, que desde el día 1 de su gobierno, sino antes, se dedicó a desorganizar y desmovilizar a su base y a la izquierda, mediante la adaptación a las lógicas del Estado y el Parlamentarismo Burgués, bajando las banderas de su programa a cada golpe que la derecha propinaba, que se materializó con el retiro de ministros, con discursos, visitas, legislaciones y acciones cada vez más complacientes con la burguesía y el imperialismo estadounidense; lo que redundó en desorganización y objetivos pocos claros.

- 6 La clase trabajadora peruana aún no ingresa al escenario político, la clase que hace funcionar la sociedad y los centros nerviosos del sistema capitalista, responsable por la producción y circulación de bienes y personas y, así, controla las “posiciones estratégicas” como el transporte, las grandes industrias, las minas como la Minera Cerro Verde, de Antamina, de Las Bambas, los puertos y los servicios; lo anterior, es posible por el nivel de fragmentación impuesto por décadas de neoliberalismo, ataques a los sindicatos e a la organización de la clase trabajadora, pero fundamentalmente por el papel jugado por la CGTP y demás centrales sindicales que se niegan a organizar a los trabajadores peruanos en los lugares de trabajo para luchar, debilitando así la lucha de los campesinos e indígenas que quedase aislada en las provincias y dando tiempo al gobierno de Dina e al régimen político para que busquen derrotar la movilización a través de la represión, del cansancio y la cooptación de liderazgos.

- 7 La represión al movimiento estudiantil, materializada en el ingreso de la policía a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos con tanquetas, con cerca de doscientos detenidos limita el alcance y la fuerza que puede expresar la solidaridad estudiantil y la fuerza de la alianza trabajadora, campesina y estudiantil para hacer caer Dina, tal y como pudimos observar en la negación a la solicitud de alojamiento de manifestantes en la Universidad Nacional Agraria La Molina. Debemos tomar en cuenta que el movimiento estudiantil comenzó a jugar un rol protagónico no solo en Lima sino también en regiones como Puno y Cusco, donde también se han podido ver procesos de organización y movilización.

- 8 En las acciones de lucha viene primando el corporativismo y las luchas parciales, que al no convertirse en una misma lucha no permiten el derrocamiento de Dina Boluarte; por ello, las direcciones sindicales deben una política de hegemonía que oriente a los trabajadores a entrar en el proceso para luchar a lado de los campesinos, los indígenas, los estudiantes y la juventud precarizada, de forma independiente de las instituciones del régimen y de los partidos burgueses, una política así ampliará el apoyo solidario que la población ya viene manifestando y permitirá mejores condiciones a las protestas pasar de la revuelta a la revolución.

- 9 No existe un espacio de coordinación y/o centralización democrática de las acciones de protesta legitimado, escasean los espacios de auto-organización donde se pueda debatir y decidir democráticamente un plan de lucha y donde los que batallan puedan controlar todos los pasos de la lucha, e incluso fiscalizar que sus dirigentes cumplan las decisiones de las asambleas y reuniones amplias y caso contrario pudieran ser revocables y reemplazados por el pueblo; por un lado se encuentra la Asamblea Nacional de los Pueblos, que tiene como columna vertebral a la Central General de Trabajadores del Perú y los Frentes de Defensa Regional, y por el otro se encuentra el recién nacido Comité de Lucha de las Regiones del Perú, espacio en el que se encuentran sectores que vienen de la Asamblea Nacional de los Pueblos y organizaciones que se han sumado durante el proceso de lucha.

- 10 La lógica clandestina/conspirativa sustentada en la paranoia de la infiltración, esta lógica lamentablemente es parte de los mecanismos burocráticos para mantener el control de las organizaciones en lucha, "enchalecandolas" y así evitar el debate, los balances de las políticas que ponen las organizaciones, así como evitar el balance de la conducta de los diversos dirigentes; de esta forma, bajo el paraguas de la conspiración se esconde la cobardía burocrática y se despliega el arribismo de dirigentes más preocupados en mantenerse en sus pequeños espacios que dar dirección, convirtiendo los espacios de coordinación y/o centralización en reuniones de cúpulas que poco o nada establecen perspectivas claras para lograr una victoria de la movilización, donde el espontaneísmo y dispersión ha primado teniendo movilizaciones sofocadas hasta el momento.

- 11 No se ha tomado seriamente el trabajo para que se dé una Huelga General (Política) contundente, que sea preparada democráticamente en cada lugar de trabajo y en cada región a través de asambleas, amplias, para que las medidas sean efectivas y lleguen al conjunto de los trabajadores, campesinos, indígenas, estudiantes, entre otros. Lo que ha quedado evidenciado en el llamado de ambos espacios a una Huelga Nacional, el Comité de Lucha de las Regiones del Perú llamó a una Huelga Nacional Indefinida desde el 3 de febrero y la Central General de Trabajadores a una Huelga Nacional por 24 horas para el 9 de febrero, se ha podido percibir que ambos espacios.

- 12 La situación insurreccional se mantiene enclaustrada en la zona sur del país en especial las regiones de Puno, Madre de Dios, Apurímac, Ayacucho y Cusco, donde ni la movilización del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas ha podido detener los bloqueos de carreteras, la no expansión de esta insurrección ha permitido la focalización del conflicto y la reducción del mismo a unas cuántas regiones del país.

- 13 La ausencia de una izquierda socialista y revolucionaria con mayor influencia en la realidad y de un partido revolucionario en Perú que tenga una estrategia y programa capaces de ganar influencia y capacidad de movilización en los centros de producción capitalista, golpeando como un solo puño para derrocar al régimen golpista y batallar para que se establezca un Gobierno Provisional de los sectores en lucha y una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, que trate de todas las demandas más sentidas por el pueblo trabajador y campesino fuera tomada por amplios sectores, arrancar justicia a los muertos, hacer que los capitalistas paguen la crisis y abrir camino a una salida de fondo, el establecimiento gobierno de los trabajadores.

De la necesidad de movilizar y organizar a la clase trabajadora limeña

Desde La Izquierda Diario de Perú, impulsado por la CST (Corriente Socialista de los Trabajadores) venimos defendiendo la necesidad que tiene la clase trabajadora, en especial de los sectores estratégicos, debe ingresar en el proceso de lucha para ser el elemento que permita asegurar una victoria, una victoria real de los sectores populares, de los campesinos y de la clase trabajadora y evitar así que pueda darse una desviación institucional (como ocurrió en Chile con la Convención Constitucional), que es lo que hacen sectores de la burguesía, sectores del empresariado, incluso sectores del fujimorismo.

Para que la clase trabajadora entre en escena es fundamental que la CGTP construya la Huelga convocada para el 9 de febrero desde los lugares de trabajo a través de asambleas democráticas en las que los trabajadores efectivos, tercerizados, formales e informales puedan tener voz como parte de la construcción una política general de huelga para echar abajo el régimen golpista de Boluarte y el Congreso haciéndose eco del grito de ¡Abajo Boluarte y todo el Régimen Golpista!
Ante intentos de desviación, como el adelanto de elecciones, la importancia de que la clase trabajadora se sume a la lucha campesina y popular para luchar por un Gobierno Provisional de los trabajadores, campesinos y sectores populares que luchan, la única forma en que podemos hacer realidad esta demanda, que se siente en todo el país, es a través de la movilización y en la perspectiva de construir un gobierno provisional de organizaciones trabajadoras y campesinas en lucha.

Para que una Asamblea Constituyente no se convierta en una trampa, es necesario que sea Libre y Soberana, o que no se subordine a las instituciones del régimen del 93 y tenga potestad para legislar y ejecutar medidas a favor del pueblo trabajador y atacar las ganancias de los capitalistas y los privilegios de la casta política y de los empresarios que son los que apoyan a Dina Boluarte.
Finalmente, consideramos que estos elementos pueden revertirse encaminando dos elementos:

El primero, relacionado a la construcción de un espacio de lucha y coordinación con independencia de clase para echar a Dina Boluarte, y por consiguiente al Régimen del 93; espacio donde la clandestina/conspirativa y la democrática, no sean contradictorias, como muy bien lo explica Trotsky en la preparación de la insurrección de Octubre donde todo se hacía con ventanas y puertas abiertas, público y democrático, y solo lo técnico militar tenía un carácter “reservado”; pero principalmente el maoísmo las contrapone para controlar burocráticamente estos elementos de coordinación que empiezan a surgir.

El segundo, vinculado a realizar el trabajo político necesario para que la clase trabajadora entre en escena de forma organizada, mediante la construcción de una Huelga General (Política) a través de asambleas en los locales de trabajo, de esta forma vincularlos a los miles de campesinos y estudiantes movilizados hoy en Lima; partiendo de la comprensión que Lima es el centro político y económico, que se sustenta en la producción extractiva de los recursos naturales, por ello es vital paralizar los centros estratégicos de logística, de movilidad y de abastecimiento de esta.