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El Círculo Rojo. ¿Por qué odiamos los lunes?

El tiempo siempre fue un campo de batalla. ¿Por qué tenemos tan poco tiempo libre? Columna de Cultura en El Círculo Rojo.

Celeste Murillo

Celeste Murillo @rompe_teclas

Viernes 22 de abril de 2022 00:54

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· ¿Por qué amamos el fin de semana y odiamos el lunes si son días básicamente iguales? El sol no sale antes el sábado, el lunes no somos más productivos. Es culpa del capitalismo y no es una exageración. Esa diferencia nació con el capitalismo, cuando se “inventó” la jornada laboral.

· El trabajo existió siempre, pero no se medía en horas. Es una historia mucho más complicada, que incluyó la separación entre los productores y los medios de producción, la explotación del trabajo asalariado, entre muchas otras cosas.

· Antes se trabajaba seis días y se descansaba uno, el domingo (por la conmemoración cristiana de la Resurrección). El domingo, después de la iglesia, la gente salía a divertirse. Muchos trabajadores se tomaban el lunes (en la balanza tiempo/dinero, ganaba el tiempo, sobre todo porque los salarios eran muy bajos).

· El problema empezó con la industrialización. Muchos trabajadores, que habían aprendido sus oficios como artesanos, no estaban acostumbrados al tiempo cronometrado, empezaban un trabajo y lo terminaban. Si se tomaban el “santo lunes” (así se llamaba en Gran Bretaña), trabajan más el martes y listo.

Resignar medio día para ganar uno entero

· A los capitalistas no les gustaba esa costumbre porque bajaba la productividad, no podían mantener las máquinas en funcionamiento. Empezó un tira y afloje entre las empresas y los trabajadores y terminó instalándose el “sábado inglés”. Salir del trabajo el sábado al mediodía, descanso y diversión. El domingo recuperarse, ir a la iglesia y el lunes al trabajo.
· Así nació el fin de semana. Los empresarios sacrificaron medio día para ganar uno entero.

· Todo empezó a ordenarse alrededor del trabajo asalariado. Por ejemplo, el sueño. Antes la gente se levantaba con el sol o las campanas de la Iglesia.
· En las nuevas ciudades industriales tuvieron que inventar formas de despertarse a una hora determinada. Los “despertadores humanos” iban con una varilla larga para golpear la ventana o arrojaban semillas con una pajita para despertar a la gente.

· Algo que ayudó a instalar el fin de semana en Gran Bretaña fue el fútbol. Que los partidos se jugaran el sábado a la tarde consolidó la idea de “día de esparcimiento”. Los teatros y los bares empezaron a hacer eventos especiales y el ocio comenzó a suceder entre esos días.

· ¿Cuándo apareció el sábado y domingo? Uno de los orígenes fue la idea de Henry Ford en los años 1920. Un asesor le recomendó poner más plata en el bolsillo de sus obreros y darles más tiempo libre. ¿Para qué? Para que no sean solo mano de obra sino también consumidores.

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Un campo de batalla

· El tiempo siempre fue un campo de batalla entre trabajadores y trabajadoras y empresarios. Por eso muchos de los primeros movimientos obreros organizados tienen que ver con eso. Todo el siglo XIX estuvo marcado por esa lucha. Culminó en la huelga de Chicago de 1886 que instaló la jornada de 8 de horas y el 1º de mayo que conmemora esa lucha.

·El tiempo libre siempre estuvo en discusión, pero en 2020 la pandemia rompió la organización del tiempo e hizo que mucha gente pensara cómo y cuánto trabajamos.

· En Estados Unidos esto se tradujo dos momentos:

· “La gran renuncia” (en 2021, 4 millones de personas renunciaron cada mes). Creían que no valía la pena trabajar tanto si podían trabajar menos y cubrir sus necesidades (hay pleno empleo, pero eso ya había pasado antes sin este resultado).

· La ola de sindicalización. En servicios y ramas esenciales como la logística, quienes no podían dejar de trabajar y vieron que su trabajo y su vida eran importantes. Si a los empresarios les preocupó la “gran renuncia” imagínense la organización colectiva.

· Hoy la tecnología permite realizar la misma tarea en menos tiempo. Pero no trabajamos menos ni tenemos más tiempo libre. Y el poco que tenemos está colonizado por empresas, no tenemos ni tiempo de aburrirnos. No tenés que “desperdiciarlo” porque es poco. Todo sigue organizado alrededor de lo mismo: ser productivos.

· La consigna de “Ocho horas para el trabajo, ocho para el descanso y ocho para el ocio” del siglo XIX parece una antigüedad si la medimos con los avances tecnológicos y, sin embargo, sigue siendo radical.

· Lo más insólito es que está instalada la idea de que solo puede ser así. Que solo podemos ser felices (con suerte) dos días por semana, salir con alguien que nos gusta el sábado, “disfrutar” a tus amigos o familia el domingo. El resto de la semana no es nuestra.

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· Algunos países discuten semanas más cortas, en Argentina mucha gente apoyó la campaña del Frente de Izquierda “Seis horas por día y cinco días por semana”. No es una utopía, ni siquiera es imposible. Y si parece imposible es porque todo está organizado para una minoría para la que siempre es domingo, a expensas del trabajo de la mayoría que vive un lunes eterno.


Celeste Murillo

Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.

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