El prontuario de Berni es bastante conocido: médico y militar, en 1987 habría participado de los levantamientos carpintadas en Santa Cruz, levantamientos que buscaban impunidad para los genocidas; 1994 se infiltró en la huelga de de los mineros de Río Turbio, aprovechándose de su rol de médico, buscando boicotear la pelea de los trabajadores; ya en 2010, cumpliendo órdenes del ejecutivo nacional, fue “negociador” en la ocupación del Parque Indoamericano, donde más de mil familias reclamaban una vivienda digna. Para quienes no lo recuerden el conflicto terminó con represión y 3 personas muertas; en 2012, luego de otra represión, se le ocurrió llevar a manifestantes detenidos a Campo de Mayo; en 2014 fue parte de quienes ordenaron el desalojo del barrio Papa Francisco pasando con las topadoras por arriba de las casas. Ambas represiones que se dieron en la Ciudad de Buenos Aires fueron coordinadas con el entonces Jefe de Gobierno, Mauricio, que en ese entonces ya era Macri. Ese año también se recuerda su accionar al frente de Gendarmería en el conflicto de Lear, reprimiendo, infiltrando militares en las protestas y, tuvo un rapto de creatividad cuando mandó al gendarme Torales a tirarse arriba de una caravana de autos que apoyaban la lucha. Podemos decir que fue el autor intelectual del “gendarme carancho”, con perdón de la palabra intelectual. Sus declaraciones a favor de Chocobar, su reciente accionar durante la cuarentena, la defensa pública de la bonaerense y el ataque a los abogados de la familia en el caso de Facundo Castro o sus últimas declaraciones contra los organismos de Derechos Humanos, no hacen falta recordarlas. Tampoco su silencio durante las protestas de la policía que conduce. Quizás esa valentía para ir contra los sectores populares y sus borradas en otras situaciones las heredó de su paso por el ejército. En fin, desalojos de tierras, represión, infiltración en las protestas sociales, respuestas punitivas a problemas sociales, defensa del aparato represivo. Nadie le puede negar una línea de conducta. Entonces vuelve la pregunta de por qué Axel Kicillof lo puso ahí y lo mantiene en su cargo. Hasta hoy Berni nunca ha sido candidato, por lo que la explicación de que su figura “contiene” a sectores manoduristas en el Frente Todos, al menos, está flojita de papeles. Quizás la respuesta sea menos innovadora y haya que buscarla en su trayectoria de estas últimas tres décadas y en la crítica situación social en el conurbano bonaerense. Quizás haya que pensar que su perfil, eficaz o no, no va tan a contramano del anunciado plan “Centinela 2”, que tiene como destino de los $12.000 millones de pesos la compra de nuevos patrulleros, la construcción de cárceles y la incorporación de 10.000 nuevos agentes a la Policía Bonaerense. Y acá perdón que me repita, pero me sigue llamando mucho la atención que quienes la semana pasada hablaron de golpismo hoy festejen que esa misma fuerza va a tener 10.000 nuevos miembros armados. O que se haya festejado una solución al conflicto donde los golpistas son premiados con una partida presupuestaria de más de $30.000 millones más y no reciben ni un par de amonestaciones de secundaria. Es plata que no va a parar a enfrentar el delito, para empezar, porque el gran delito es organizado por esta misma Bonaerense, y esto es alguien que nadie serio niega. Si sumar policías fuera la solución esto se habría saldado entre el gobierno de Scioli, el de Vidal y las recientes medidas de Kicillof, ya la Bonaerense pasó de 30.000 a 100.000 miembros. Es plata que tampoco va a ir a vivienda, cuando hay miles de familias peleando por un techo. Va a ir para una política de control social del que nada bueno pueden esperar las mayorías populares. Esa es la verdad. Berni está para lo que su curriculum lo designa: enfrentar la protesta social, reprimir, infiltrar, defender los intereses de los grande empresarios y jamás tocar la estructura que organiza el gran delito en la provincia más grande del país. Por último, anoche más de 3.000 niñes volvieron a pasar la noche en una carpa o una casilla en la ocupación de tierras de Guernica. Son parte de las familias a las que no les llegó el decreto antidespidos porque sus laburos ya eran precarizados, que no fueron protegidos por la prohibición de desalojos porque alquilaban una pieza en algún otro barrio precario, que el IFE de $5.000 por mes no les alcanza para comer. Apoyar a estas familias en su justo reclamo por una vivienda es más importante que nunca, cuando tienen a los grandes medios, oposición de derecha y a los principales referentes del gobierno nacional y provincial hablando de “delito” y no de soluciones. Junto a ellos también nos vamos a movilizar este jueves, con todos los recaudos necesarios, con barbijo, con distanciamiento, con todo lo que haga falta; porque lo que realmente hace falta es que sean los reclamos del pueblo laburante los que se pongan en agenda.