Porque es un gran ataque disciplinador del gobierno de Milei, eliminando una agencia de noticias pública y cientos de puestos de trabajo, violando la ley que necesita para cerrarla, instalando métodos autoritarios como la ocupación policial, el vallado, el cierre intempestivo del servicio informativo y el despido masivo. Le quiere dar un mensaje a toda la clase trabajadora de que tiene que arrodillarse ante su motosierra. Porque cerrando un medio público ataca todavía más la libertad de información, en un sistema periodístico donde los recursos, la pauta y los medios siempre están concentrados en un puñado de grupos relacionados con distintos sectores del poder. Milei quiere que la agenda periodística gire en torno a las grandes empresas con las que negocia o tiene amigos. Los que reflejan solo los temas y voces que les interesan a los poderosos y sus representantes políticos. Porque no solo ataca las fuentes de trabajo. Está atacando a un colectivo de trabajadorxs que se ha destacado en las luchas del gremio de prensa, que ha enfrentado el vaciamiento y cierre del gobierno de Macri, han peleado por sus derechos ante los ajustes de todos los gobiernos y es un pilar fundamental del SiPreBA (sindicato) y FATPREN (Federación). Quieren derrotar la organización sindical de todo el gremio. Porque Milei miente. No son ñoquis. Los trabajadores y trabajadoras de Télam llevan adelante sus tareas periodísticas en todo el territorio, desde hace 82 años, y a pesar de que los gobiernos de turno intentaron utilizarlo en su beneficio, han reflejado las principales hechos de la historia del país, así como lo que ocurre cotidianamente. Porque si pasan en Télam, van por el resto de los medios públicos. Van por Aerolíneas, los ferrocarriles, ARSAT, las y los estatales, la docencia, la salud y todos los trabajadores y trabajadoras que Milei considera sus “enemigos públicos”. Esos ataques ya empezaron, como podemos ver en GPS, la tercerizada de Aerolíneas Argentinas que recibió 40 despidos y lanzó un plan de lucha. Porque nadie se salva solo. Porque nadie puede resistir solo. Porque el “salvese quien pueda” libertario no puede seguir entrando en la cabeza de la clase trabajadora. Porque si tocan a uno tocan a todos y todas. Porque tampoco va la onda de la CGT y la CTA de “solidarizarse con cada lucha” pero que peleen por su cuenta. Télam, junto a GPS-Aerolíneas, la docencia y cada sector hoy atacado, tienen que ser el argumento para convocar sin vueltas a un paro general activo, como parte de un plan de lucha. No al cierre de Télam, no a las privatizaciones, aumento de salarios, jubilaciones y programas sociales, abajo el plan de Milei. Las fuerzas están. Si se derrotó la Ley Ómnibus, se puede derrotar el cierre de Télam.
Desde La Izquierda Diario seguiremos apoyando con todas nuestras fuerzas y recursos esta lucha, como otras que se empiezan a dar. Y peleando para que los medios públicos sean gestionados por los trabajadores y trabajadoras, más allá del gobierno de turno.