Organizaciones del ramo comunitarias y ambientalistas señalan que debido al recorte masivo de personal de confianza de la Comisión Nacional Forestal, la dependencia quedó prácticamente inoperante y esto evitará que se realicen labores de campo y administrativas en detrimento del manejo forestal sustentable.

Axomalli Villanueva @1quiahuitl
Viernes 5 de julio de 2019
Desde hace varios meses, la Comisión Nacional Forestal (Conafor), viene enfrentando recortes debido a la política gubernamental de austeridad, hecho que ha afectado el funcionamiento de programas de conservación, como el combate a incendios forestales.
A partir del meso de julio esta dependencia recortó al 70% del personal de confianza a nivel nacional, con lo que su operación es prácticamente simbólica, pues hay gerencias, como Tlaxcala y Campeche, con apenas tres personas a cargo de las oficinas estatales.
Este personal era recontratado periódicamente, pero ahora las nuevas reglas de la Secretaría de Hacienda impiden este procedimiento. Ante ello, hicieron un llamado a la Presidencia de la República, las secretarías de Hacienda y Medio Ambiente a reconsiderar para el caso de Conafor y otras dependencias del sector ambiental la disposición sobre el personal eventual o encontrar alternativas para no dejar inoperante a esas instituciones.
Esta política es crítica, pues impide que se realicen labores de campo y administrativas en detrimento del manejo forestal sustentable, como denuncia la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Red MOCAF) y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).
Lamentaron que debido al recorte no se puedan realizar importantes labores de campo, como la promoción, operación, supervisión, verificación y asistencia de los programas forestales, lo que pondrá en riesgo la política forestal, por lo que no solo es un duro golpe para los empleados, sino para los núcleos agrarios.
Esto deja en claro la política del gobierno de López Obrador, donde se corre el riesgo de desestimular el manejo forestal sustentable y alentar fenómenos ya de por sí preocupantes como la inundación del mercado nacional de madera ilegal o la sustitución del bosque para emprender otro tipo de actividades agrícolas, pecuarias, turismo o extractivas y dejando de lado la conservación de los bosques.