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Red Internacional
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Manifiesto programático. Por un STRM independiente, democrático y combativo

Manifiesto programático de la agrupación Desde las Bases Telefonistas, corriente sindical independiente, del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana.

Miércoles 18 de diciembre de 2024

Organicémonos desde las bases por la democratización de nuestro sindicato, para enfrentar la reforma de telecomunicaciones vigente y el avance de la familia Slim sobre nuestras conquistas y derechos.


La reforma de telecomunicaciones y la “separación funcional” de Telmex son dos grandes políticas neoliberales vigentes con respaldo actual del gobierno de Morena, implementadas desde 2013 durante el gobierno de Peña Nieto para profundizar la entrega de esta rama estratégica de la economía al capital privado y a la especulación financiera internacional.

A pesar de la retórica antineoliberal de la Cuarta Transformación y de las quejas de Carlos Slim por el supuesto “nulo rendimiento” de Telmex, estas reformas representan un éxito para sus consorcios Grupo Carso y América Móvil, mayor desarrollo, inversión y expansión de infraestructura, facilitando alcanzar nuevos acuerdos internacionales. Como su participación en la construcción del segundo tramo del “Tren Maya”, su incursión en el sector energético (gas y petróleo) o las enormes utilidades de América Móvil en México y Sudamérica. Mientras mantiene una fuerte ofensiva debilitando nuestro sindicato y golpeando nuestro Contrato Colectivo de Trabajo (CCT), con el aval del gobierno y su Secretaría del Trabajo (STyPS).

Mientras tanto, la dirección del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) mantiene hace décadas una estrategia de “conciliación” con los gobiernos en turno y con el patrón, impotente para enfrentar sus ataques y permitiendo golpes muy importantes a la base telefonista. Una estrategia ajena a las necesidades de combate de nuestro sindicato, lleva al sindicato a la subordinación a los intereses de la familia Slim, que repercute en la pérdida de autonomía y democracia sindical.

El STRM debe ser un sindicato de lucha al servicio de la base trabajadora, independiente del patrón, de los partidos burgueses del Congreso y del gobierno. Basado en la democracia de base, con decisiones mediante métodos asamblearios, horizontales y rotativos. Desde las Bases Telefonistas, vemos necesario construir una corriente que recupere a nuestro sindicato al servicio de las bases y la lucha. Te invitamos a discutir nuestra propuesta a partir de los siguientes ejes:

1. Recuperemos nuestra independencia de los patrones y sus partidos políticos

Ideas como que “el éxito de un sindicato es el éxito de su empresa” o que los telefonistas estaremos “protegidos” si nos subordinamos al gobierno y a las instituciones y partidos del régimen, son un engaño consciente para someter nuestra organización a las políticas e intereses capitalistas de la familia Slim.

Los intereses del patrón no son los nuestros. Ellos son millonarios a costa de las sobrecargas de trabajo que nos imponen y a las conquistas que nos quitan, el STRM no debe velar por las ganancias que acumulan los Slim, producto de nuestro trabajo y el de miles de trabajadores de “filiales”, con necesidades propias y derechos que defender, esa es la tarea de un sindicato de lucha.

Las instituciones y partidos burgueses garantizan las aspiraciones de los patrones sobre el pueblo trabajador, como han mostrado históricamente en cada lucha obrera o popular importante en el país. Por eso, es un error confiar en que a través de ellos lograremos nuestras conquistas, lo que nos lleva a la pasividad y a la derrota. Las bases telefonistas sólo podemos confiar en nuestra fuerza colectiva, en los métodos democráticos y tradición combativa para recuperar nuestra autonomía sindical y pasar a la ofensiva.

El sometimiento sindical a los objetivos comerciales de Slim, a las políticas de los gobiernos en turno y los marcos legales de las instituciones, impide que el STRM mantengan una política de lucha en defensa del CCT y las conquistas de miles de activos y jubilados. Sólo la independencia y autonomía políticas de nuestro sindicato, le permitirá ser portavoz de la voluntad colectiva de quienes hacemos funcionar Telmex.

2. Por un STRM basado en la democracia de base

Romper los “pactos” que subordinan nuestro sindicato a los intereses del patrón nos permitirá organizarnos con libertad, discutiendo desde las bases la mayor democracia interna y la mejor manera de organizarnos para luchar por nuestras demandas. Plena independencia y autonomía sindical implica que las y los trabajadores de base tengamos las garantías para que nuestra voluntad se exprese y realice.

Distinto a lo que ocurre en el STRM hace años, con una democracia que existe solo en los discursos, mientras las decisiones son tomadas por un grupo de funcionarios perpetuados en el poder. En dónde opiniones distintas a la línea del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y la “Planilla Verde” son consideradas “divisionistas” y se rinde “culto” a la figura del secretario general, al viejo estilo priista.

A pesar de que los Estatutos del STRM aún mantienen importantes conquistas democráticas, arrancadas por generaciones anteriores de telefonistas contra el control corporativo sindical priista, estas son constantemente violadas por la burocracia actual en el poder para impedir que los planes de Slim se vean entorpecidos por acciones de la base. Demostrando así su verdadero rol como agentes del patrón al mando de nuestra organización.

Es urgente que el poder del sindicato regrese a las asambleas de base, donde se garantice la libertad de opinión, de crítica y de tendencia. Que se respeten las decisiones por mayoría, con discusión y votación de todas las propuestas, donde la revocabilidad y rotatividad de los cargos sea efectiva. Está demostrado que la “eterna” permanencia de dirigentes en sus cargos solo sirve para consolidar grupos burocráticos y someter a los sindicatos. Así y eliminando los altos salarios que perciben los funcionarios del CEN, pagados con nuestras cuotas sindicales y las ganancias de la Caja de Ahorro de los Telefonistas, se podría erradicar la burocracia sindical y garantizar la consigna estatutaria de “la base decide y los representantes ejecutan”. Todo representante sindical debe ganar solo su salario y prestaciones, igual que la base del sindicato.

3. Unidad de trabajadores sindicalizados y subcontratados para fortalecernos

Con la ofensiva neoliberal se desmantelaron empresas y servicios fundamentales del Estado y se privatizaron ramas estratégicas de la economía nacional, como Telmex, se enriquecieron presidentes, surgieron millonarios como Slim y las patronales reforzaron sus ideologías antiobreras, antisindicales, meritocráticas, de competencia e individualismo como formas eficientes de “progreso”, buscando acabar con la solidaridad y unidad entre trabajadores y consolidar la aceptación de la precarización laboral.

Los capitalistas que aumentaron la explotación y utilidades de las empresas impusieron la subcontratación del empleo y la pérdida de derechos y prestaciones históricas. A los telefonistas hace décadas nos repiten los discursos productivistas y la “urgente” necesidad de la empresa de reducir "gastos laborales" para aumentar sus ganancias.

La patronal en Telmex implementa un modelo de precarización con miles de trabajos tercerizados y eventuales que hoy ocupan áreas enteras de la empresa, antes sostenidas por la base sindicalizada. Con la expansión de esta política laboral, la patronal disminuye la contratación de personal permanente y sindicalizado, debilita al STRM y presiona hacia la “competencia” entre trabajadores e impone un mayor ritmo de productividad. Pero la división entre trabajadores al servicio de Telmex también resulta de la política productivista y divisionista de la dirección sindical, que siembra la idea de que los trabajadores de filiales son nuestros “enemigos” y nos “roban” materia de trabajo.

Los trabajadores precarios padecen condiciones de superexplotación al "amparo" de contratos de protección patronal y sindicatos fantasma serviles a Telmex y sus rapaces contratistas. A pesar de las reformas laborales que supuestamente prohibirían el outsourcing y la ratificación de contratos colectivos, la familia Slim se beneficia de la mano de obra barata, mientras ataca las conquistas del STRM, imponiendo a ambos sus planes de productividad.

No creemos que los compañeros de filiales “roban” la materia de trabajo y que es necesario "expulsarlos” de la empresa, como dice la dirección del STRM, la solidaridad mutua es necesaria para enfrentar a la misma patronal y llamarlos a luchar contra la esclavizante subcontratación, por conquistar juntos su basificación en Telmex integrados a las filas del sindicato. Una alianza así fortalecería enormemente las filas telefonistas y nuestra lucha en defensa de nuestras demandas.

4. Trabajo para todos

La basificación y sindicalización de miles de trabajadores tercerizados de Telmex no se contrapone al derecho de los sindicalizados a que sus recomendados entren a laborar en la empresa.

Telmex es la empresa fundamental de las telecomunicaciones nacionales con redes en todo México, tan grande que todas las demás compañías de telecomunicaciones fijas e incluso la empresa de telecomunicaciones móviles más grande del país, Telcel, dependen de sus redes. A casi 15 años de ser considerada “agente económico preponderante” y estar sujeta a distintas medidas “asimétricas” para reducir su participación de mercado, la empresa de Slim, magnate de las telecomunicaciones en Latinoamérica, es la número uno con el 40% de los clientes. Telmex es una de las ramas económicas más dinámicas, con utilidades multimillonarias, que opera con enorme trabajo humano en diversas especialidades y áreas, hasta las que fueron subrogadas a terceros.

Es la mezquindad capitalista la que lleva a la patronal a maximizar ganancias recortando gastos laborales, manteniendo plantillas mínimas de trabajadores y aumentando la explotación, por eso la patronal mantiene Telmex con no más de 25,000 trabajadores y trabajadoras en activo.

El trabajo existente puede repartirse entre trabajadores sin afectar los salarios y prestaciones conquistadas, con turnos en todas las áreas de la empresa y el personal necesario para dar y aumentar la calidad del servicio en beneficio de los usuarios, más que en beneficio del patrón.

5. Paso a la mujer telefonista

Reivindicamos la tradición de las mujeres telefonistas en la historia del STRM. Los últimos años aumentó nuestra presencia en áreas que se creían “exclusivas” de compañeros varones, como planta exterior y centrales. Pero a pesar del alto porcentaje de compañeras en el sindicato y de que hay una Secretaría de Equidad de Género, es alarmante nuestra bajísima representación en los órganos de dirección sindical, como el CEN o los Comités Locales. Debemos contar con una representación equivalente por lo menos al porcentaje sindicalizado que representamos.

La mayoría de las compañeras somos madres o cabeza de familia y como millones de mujeres en el país y el mundo nos vemos obligadas a cumplir dobles jornadas laborales: en los centros de trabajo y la que realizamos en casa para garantizar alimentación, limpieza y cuidado de los hijos u otros miembros de la familia.

Hay que luchar por mejores condiciones de trabajo y de vida para las telefonistas, como guarderías, comedores y lavandería. Así, las telefonistas podremos liberarnos de tareas tan absorbentes para participar de la vida política y sindical en igualdad de condiciones que los compañeros.

Enfrentamos las violencias machistas que vivimos las mujeres de la clase trabajadora en todo el país. La Secretaría de Equidad de Género del STRM participa hace años en espacios de organización, como la Coordinación 8M, en movilizaciones como la del 28S (28 de septiembre) por el derecho a decidir o el 25N (25 de noviembre). Pero la fuerza del STRM con las telefonistas al frente debe manifestarse en estas convocatorias por los derechos de las mujeres, contra las violencias y los feminicidios.

Porque la explotación laboral y salarial también es violencia, es necesario que las mujeres nos incorporemos a las discusiones sobre nuestras condiciones laborales y seamos parte avanzada en la lucha y defensa de nuestros derechos.

6. Salarios e inflación

A pesar de que nuestros salarios continúan siendo “altos” en comparación al salario mínimo y al que hay en muchas empresas, gracias a las luchas que dieron generaciones anteriores de telefonistas, estos perdieron terreno ante el aumento del valor de la canasta básica (inflación) durante las décadas más neoliberales del país. Cuestión que aún no se ha revertido y continúa existiendo una gran brecha, entre el incremento de los servicios y productos básicos en los últimos 40 años, con el aumento que tuvieron los salarios en el mismo tiempo.

Esto ha ocasionado una reducción real del valor del salario y una considerable afectación en la carestía de la vida. Aunado a una negativa constante por parte del patrón para otorgar aumentos más significativos y a la pasividad de la dirección del sindicato para obligarlo a hacerlo.

Mientras el patrón ha mantenido está política salarial, por otro lado, destina enormes bolsas de dinero a sus programas de productividad, condicionando a la base trabajadora a alcanzar metas a cambio de bonos económicos que, ante la reducción real del valor de los salarios se han vuelto indispensables en la nómina de los trabajadores.

De esta forma el patrón ha logrado hacer depender más los incrementos económicos de la base al cumplimiento de sus metas productivas y del trabajo en tiempo extra, también con la ayuda de la dirección del sindicato. Demostrando ambos los principios neoliberales que Telmex aplica laboralmente, donde la flexibilidad, productividad y universalidad son considerados como “leyes”.

Por esto no solo es urgente luchar por aumentos salariales que superen el porcentaje de crecimiento de la inflación anual, para que recupere terreno su poder adquisitivo. Es vital lograr establecer en el CCT una obligación al patrón para que, mínimamente, el salario crezca cada año automáticamente en proporción a la inflación.

7. Jubilación digna para todos

Una de las conquistas laborales más atacadas por los capitalistas en los últimos años es el derecho a la jubilación, argumentando tramposamente que hubo un incremento en la esperanza de vida y eso ha llevado a las empresas a hacer ajustes para “salvar” sus finanzas.

En el STRM el ataque a las jubilaciones vino en 2009 con la primera modificación de la cláusula jubilatoria (cláusula 149Bis), que aumentó de un mínimo de 25 años de servicio con 53 años de edad a un mínimo de 29 años de servicio con 60 de edad. Luego en 2012, con el Programa de Permanencia Voluntaria (PPV) se impuso el alargamiento de 4 años de la vida laboral, para quienes alcanzan la edad y/o antigüedad jubilatoria. Después, en 2015 se elevó el mínimo a 65 años de edad con 29 de servicio (cláusula 149Ter). Y recientemente, en 2023, se recortó el 20% del porcentaje de la pensión jubilatoria (cláusula 149Quater).

No es la “viabilidad” de la empresa lo que corre peligro con el aumento del personal jubilado, como intentan hacer creer el patrón y la cúpula sindical. Son las ganancias que Slim se lleva a sus bolsillos las que se ven afectadas. Cuestión que pone en tela de juicio para qué sirven las enormes utilidades brutas que la empresa genera.

Sólo recuperando la cláusula jubilatoria original para toda la base telefonista se podría asegurar una jubilación digna, eliminando de nuestro CCT las cláusulas 149Bis, 149Ter y 149Quater. Así como las imposiciones del PPV y el “plan accionario”, de la burocracia del sindicato.

8. Recuperemos nuestro reparto de utilidades

Son ya varios años que Telmex se ha negado a repartir sus utilidades millonarias entre la base telefonista, argumentando tener “perdidas” económicas a causa de las medidas “asimétricas” para reducir su “preponderancia” y de sus gastos laborales. Sin hablar de las maniobras contables y financieras que realizan para lograr dividir las ganancias de la empresa, que es el nervio central de las telecomunicaciones del país.

Desde finales de los años 90´s Carlos Slim se ha encargado de separar distintas áreas de la compañía hacia otras razones sociales de su misma propiedad, reduciendo cada vez más el tamaño de Telmex y por lo tanto las ganancias que genera de manera separada de sus otras entidades (Telcel, Uninet, Red Uno, Triara, TelNor, Red Nacional Última Milla, Claro Video, Dish y un largo etcétera).

Gracias a estás tácticas, la familia Slim construyó su nuevo consorcio América Móvil enfocado a las telecomunicaciones, que sustituyó a su Grupo Carso como el principal propietario de Telmex y Telcel concentrando sus ganancias conjuntas y el de todas sus subsidiarias. Vaciando las arcas de Telmex para desviarlas hacia su consorcio internacional y evitando así compartirlas con quienes las hacen posibles, la base del STRM.

Si bien la dirección del sindicato ha criticado estas maniobras del patrón y reconocido que es la causa principal de la reducción de las utilidades de Telmex, en los hechos no ha movilizado para impedirlo, más allá de decir que ha tramitado quejas legales. Además, se ha encargado de acallar cuestionamientos más serios de parte de sectores de base, responsabilizando a las reformas en telecomunicaciones y replicando el discurso de la empresa sobre el gasto laboral que representamos miles de telefonistas sindicalizados y nuestra “baja producción”. Demostrando una vez más a quiénes sirven en realidad estos funcionarios enquistados en el CEN de nuestro sindicato.

Con el no pago de utilidades durante años los telefonistas hemos perdido una prestación muy importante para nuestra economía y la de nuestras familias. Es vital recuperarla para el mejoramiento de nuestras condiciones de vida y para fortalecer a nuestro sindicato frente al patrón, después de décadas de pasividad y entrega que nos tienen en retroceso.

Con el ejemplo de lucha que nos heredaron generaciones anteriores de telefonistas combativos que conquistaron nuestras prestaciones, como los paros, huelgas, movilizaciones callejeras y buscando la solidaridad del pueblo trabajador y del movimiento obrero, podremos revertir años de saqueo a Telmex de los Slim y su consorcio internacional América Móvil, con el aval de gobiernos e instituciones. Para reunificar todos los activos de la compañía separados en distintas empresas filiales y subsidiarias y recuperar un reparto de utilidades, acorde con las enormes ganancias que generamos con nuestro trabajo diario.

9. Renacionalización de Telmex bajo control de sus trabajadores y trabajadoras

La privatización de las telecomunicaciones nacionales de finales de los 80’s, profundizada en el sexenio de Peña Nieto con la reforma en telecomunicaciones y la “separación funcional” y mantenidas por Morena, significan mantener las telecomunicaciones como plan estratégico de la economía del país a la explotación del capital privado nacional e internacional. Permitiendo que transnacionales como AT&T se sigan enriqueciendo bajo el supuesto de “competencia” y “expansión” del servicio; cosa que se ha demostrado falsa.

Ni con la entrada de grandes transnacionales, ni con el desarrollo exclusivo del monopolio de Carlos Slim o con la poca participación del Estado en el sector a través de CFE o Altan Redes, las telecomunicaciones podrán evolucionar y expandirse por todo el territorio llevando servicios de alta calidad a bajos costos. Esto tampoco podría repercutir en un crecimiento económico real del país.

Con la privatización de Telmex el Estado mexicano perdió una enorme entrada de dinero a sus arcas, debilitando fuertemente las finanzas públicas que podrían destinarse a otras áreas como salud, vivienda, educación, etc. Además, la fortuna de Carlos Slim creció meteóricamente y lo catapultó en muy poco tiempo a los primeros lugares del ranking de “los hombres más ricos del mundo”.

Los trabajadores perdimos importantes prestaciones y derechos, con el pretexto recurrente de que la empresa de telecomunicaciones fijas más grande del país se encuentra en “peligro financiero” y requiere de nuestro “sacrificio”.

Al contrario, la industria de las telecomunicaciones es una de las más importantes y actual fuente de ganancias multimillonarias. Por lo que, renacionalizando Telmex, el debilitado Estado mexicano podría tener finanzas saludables que ayudarían a desarrollar otras áreas públicas que requieren de urgente atención.

Pero la administración de una empresa estatizada no puede caer en manos de los funcionarios corruptos del régimen que históricamente han robado los recursos públicos, sino que debe estar en las de la base trabajadora que conoce como nadie el funcionamiento de la empresa y las necesidades del servicio.

Una empresa de este tipo, pública y bajo control de sus trabajadores, podría llevar en serio la industria de las telecomunicaciones hacia donde más se necesita y demostrar en los hechos que los trabajadores organizados somos capaces de dirigir mejor la compañía que hacemos funcionar todos los días, garantizando un desarrollo y expansión del sector más allá de los mezquinos intereses del capital privado.

10. Por una Unión Nacional de Trabajadores para la lucha y en defensa de nuestras demandas

La clase obrera mexicana que hace funcionar la economía, es una fuerza colosal capaz de derrotar los planes antiobreros de los patrones, avalados por el respeto empresarial de la 4T. Pero el movimiento obrero se encuentra golpeado y dividido por décadas de derrotas sin luchar y por los intereses de casta de los principales dirigentes del sindicalismo mexicano, que más allá de sus discursos, en los hechos se oponen a la unidad combativa de los trabajadores del país.

Ningún sindicato frenará la precarización laboral sin la lucha de los batallones de la clase obrera. Multimillonarios nacionales y extranjeros, dueños de casi toda la industria y los servicios, se unen en alianzas, partidos, conscientes de la necesidad de acabar con las conquistas del pueblo trabajador. Y la subordinación de las burocracias sindicales es funcional para la imposición de sus exigencias hacia las bases trabajadoras.

STRM y demás sindicatos de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), pongamos las fuerzas de nuestra poderosa organización al servicio de la lucha, contra las neoliberales “reformas estructurales” que prevalecen y por la reconquistar derechos y prestaciones que nos han arrebatado.

Opuesto a ésto, Hernández Juárez impulsa una alianza sindical “opositora” con la Mesa Sindical, con históricas burocracias priístas (CROM y CROC) garantes de décadas de ofensiva pro patronal y desviación de las luchas de la clase trabajadora. Alianza que recientemente se formalizó en la creación de la Asociación General de Trabajadores (AGT), con el Sindicato Minero del diputado Napoleón Gómez Urrutia, hoy morenista.

La AGT busca consolidar la alianza reaccionaria de la UNT con el viejo corporativismo priista para supuestamente defenderse de posibles ataques del gobierno “progresista” del Morena, crear una gran sindical que dispute a la CTM y la CATEM los miles de contratos colectivos suspendidos al ser rechazados en el proceso de relegitimación de la reforma laboral. Es decir, aumentar su poder económico y sindical en el país y conquistar una relación privilegiada con el gobierno de Sheimbaum como la “central de casa”, bajo el viejo argumento de que los sindicatos se encuentran protegidos si se mantienen cercanos a los gobiernos en turno. Es elemental recuperar la independencia política de los trabajadores y sus sindicatos, del Estado, del gobierno y de los partidos del Congreso, ruta contraria a la que han elegido las direcciones sindicales que se reclaman opositoras, aliadas a históricas burocracias.

La organización desde abajo, democrática y coordinada es clave para luchar por nuestros derechos, conquistar condiciones laborales y vencer la división de las filas obreras. No la tregua y la subordinación al gobierno que se pinta “progresista” mientras discute políticas con empresarios y gabinete o descabeza los sindicatos charros solo para imponer a nuevos dirigentes a modo que garanticen la contención de los trabajadores.

Una alianza de los sindicatos que nos reclamamos “opositores”, verdaderamente independiente, combativa y democrática, podría mediante un programa de demandas comunes y métodos de lucha combativos, apuntalar una gran resistencia capaz de derrotar los planes que nos siguen golpeando, entusiasmando a unirse a las bases de los enormes sindicatos corporativos (CTM, CROC, CT, etc.) y a los millones de trabajadores subcontratados y sin sindicato a sumarse a la lucha.

11. La solidaridad internacional de lxs trabajadores no tiene fronteras

La clase trabajadora mundial enfrenta en todo el mundo la rapacidad capitalista, que pretende sortear sus crisis atacando nuestros derechos y conquistas; implementando reformas estructurales, laborales, jubilatorias, etc. Trump advierte a México de nuevos aranceles mientras exige el endurecimiento de las políticas antiinmigrantes y presiones injerencistas, al mismo tiempo que financia el genocidio de Israel contra el pueblo palestino. Pero también los últimos años, trabajadores y la juventud en muchas partes del mundo se organizan y luchan por sus demandas, como los sindicatos automotrices, de repartidores y servicios en Estados Unidos durante el gobierno de Biden, los sindicatos contra la reforma jubilatoria en Francia de Macron o el movimiento internacional de solidaridad con Palestina.

Las y los telefonistas debemos solidarizarnos con las luchas de lxs trabajadores en México y el mundo, porque sus triunfos son los nuestros. Y en solidaridad con las y los trabajadores migrantes que sortean en su paso por México la persecución de la Guardia Nacional, del ejército y del crimen organizado. Así como la solidaridad con los pueblos que resisten la opresión colonial, como el palestino que enfrenta la guerra colonial imperialista y de Israel.