Entrevistamos a Sergio Vitorino, reconocido activista del movimiento LGBT en Portugal.
Miembro en los 90´de la organización trotskista Partido Socialista Revolucionario hasta la formación del Bloco de Esquerda (Bloque de Izquierdas) que integra un tiempo hasta que finalmente rompe. Actualmente, es parte de la organización trotskista Toupeira Vermelha (Topo Rojo) y del colectivo queer las Panteras Rosa. Charlamos con él sobre la diversidad sexual en la dictadura salazarista, la revolución portuguesa y los años de democracia capitalista.
Durante el Estado Novo de Salazar y Caetano las personas LGTBI viven una fuerte represión política y social ¿Qué nos puedes contar?
Hay muchas similitudes y muchas diferencias entre lo que vivió, en términos de la represión, la población LGTBI en el estado español que en Portugal. La cuestión de la represión de las dictaduras es el elemento común. Una de las diferencias evidentes es que, a diferencia del movimiento LGTBI en el Estado Español, que empezó hace mucho más tiempo, en Portugal empezó mucho más tarde el movimiento. Yo fui parte de los primeros equipos de activistas y académicos del movimiento LGTBI entre 2000 y 2002 con algunas investigaciones y fuentes documentales para empezar un estudio de la represión en ese momento. Pero es un trabajo que está incompleto, hay mucho que descubrir y muchos vacíos. Volver a línea automática
Hay también muchas similitudes entre el régimen de Franco y el de Salazar y Caetano. Como nota general, para comparar el nivel de represión del régimen de Franco con el de Portugal, creo que en Portugal tuvimos todos los fenómenos represivos que existieron en el Estado español, pero proporcionalmente la represión en Portugal fue menor. Al igual que hay otros elementos diferenciadores, como por ejemplo que en el Estado Español hay miles de muertos en la guerra civil. En Portugal, los números de muertes por la represión son muy inferiores.
Durante el régimen de Salazar la homosexualidad estaba criminalizada, el equivalente de la Ley de peligrosidad en el Estado Español, pero en Portugal la ley no refiere a las lesbianas sino solo a los “pervertidos” homosexuales hombres. Hay documentos conocidos, que están estudiados, donde uno de los legisladores del documento (no en los textos legales) justifica en sus notas privadas que se optó por no hacer referencia a las mujeres lesbianas para no darles ideas. Se partía del principio de la ausencia de una sexualidad femenina pero al mismo tiempo se reconocía que podían ser influenciadas por “esos vicios” y su visión en la ley tenía intención de no darles ideas a las otras mujeres. Eso no significa que las lesbianas no fueran reprimidas igual que los hombres gays. En concreto durante el régimen hay dos fenómenos: encarcelamiento (hombres y mujeres) y también medicalización psiquiátrica forzada.
El único premio nobel portugués, anterior al del escritor José Saramago, es un médico llamado Egas Moniz que conformó la represión médica hacia los homosexuales (a través de las fuentes no podemos conocer el motivo real por la cual las personas eran ingresadas) que consideraba que la homosexualidad era un desvió mental que podía ser curado por la psiquiatría forzada con la lobotomía. Es decir que a los homosexuales les quitaba partes del cerebro y las declaraba “curadas” de su homosexualidad. Había instituciones médicas-policiales especializadas en este tipo internamientos. Estas instituciones no solo eran para los y las homosexuales sino para todo el que se consideraba indigentes, vagabundos, trabajadoras del sexo…
Algunas de estas instituciones no eran centros psiquiátricos sino campos de concentración destinadas a estas personas donde se aplicaban tratamientos represivos y se organizaban palizas (paseos al bosque) utilizaban choques eléctricos para “curarlos”. Estas instituciones se llamaban Mitras y duraron hasta los años 80. En esos años (muchos después de la revolución del 74) los últimos campos se cierran y las últimas personas salen en plena supuesta “democracia”. No será hasta el 82 cuando se descriminaliza la homosexualidad, es decir la descriminalización de la homosexualidad no coincide con la revolución del 74.
Existirá también una policía de “costumbres” no era parte de la policía política pero era una especie de policía política “moral”. Actuaba fundamentalmente por denuncias y muchas personas eran acusadas como tal, incluso aunque no lo fuera y fue aprovechado para la represión política. Esta política actuaba también infiltrándose disfrazados en locales de ligue homosexuales que intentaban seducir para así poder detenerlos. Allí había una clara distinción de clase, porque la policía les chantajeaba con dinero, es decir “o nos pagas o contamos a la gente que era homosexual”, por lo que aquellas personas que tuvieran una mayor capacidad económica podían pagarlo y los más pobres no. Hay pocos registros de las mitras, pero estos registros están ocultos. Muchas veces se les acusaba de “locura”, “histeria” y también hay muchos oposicionistas políticos que también fueron encarcelados en las mitras, como en instituciones psiquiátricas.
Con el levantamiento de Stonewall en 1969 surge un potente movimiento ¿Qué repercusiones tiene en Portugal?
Yo diría que hay repercusiones pero que no son ni directas ni inmediatas. No se puede reportar directamente a los acontecimientos de Stonewall, porque, por un lado en el régimen y en el 69 en particular estábamos no solo con el fascismo sino con la guerra colonial en Angola, Mozambique, Guinea, Cabo Verde. El control de la información es casi total y había publicaciones ilegales en determinados círculos, un ejemplo es que el régimen de Caetano decía públicamente que el rock y el movimiento hippy eran influencias del diablo y corruptoras de la juventud. Algo de lo que pasaba en EEUU tuvo influencia en Portugal, pero como las informaciones circulaban por círculos pequeños y clandestinos, y como no se podía hablar de las cosas públicamente, no hay un impacto directo de Stonewall pero sí personas LGTB políticamente conscientes tuvieron conocimiento de esto.
En verdad, es curioso, pero la influencia más visible en esos años y principios de los 70 no es por EEUU directamente sino por su impacto en el movimiento LGTBI en Francia y en el estado español. Las relaciones políticas de la militancia política portuguesa eran sobre todo con militantes del Estado español, por la cercanía y por estar también en un régimen dictatorial, y también con Francia porque hay muchos refugiados políticos. Significó que las principales influencias en Portugal no vienen por EEUU sino por Francia y el Estado español, y es muy visible esta conexión con Francia con el surgimiento del Frente Homosexual Revolucionario en París.
El 25 de abril de 1974 se inicia el proceso revolucionario donde la clase trabajadora y los movimientos sociales y vecinales salen a las calles ¿Qué papel tuvo el movimiento LGTBI en la revolución en Portugal?
Es evidente que hay un entusiasmo de muchas personas LGTBI con la revolución del 74 y una participación intensa en el proceso revolucionario, en la organización popular y en las grandes movilizaciones, pero su participación en ellas no la hicieron como personas LGTBI. Sí, se conoce que en el 74 y 75, particularmente en el 1 de mayo del 74 (el primero que se puede realizar libremente), personas aisladas o pequeños grupos de personas homosexuales participaron con carteles homosexuales y reivindicando derechos homosexuales. No existía una aceptación popular para esa temática entre los movimientos populares y tampoco entre los principales partidos de izquierda.
El movimiento LGTBI no tuvo ningún papel en la revolución en el sentido de que no existió en esa época un movimiento como tal, eso no significa que no hubiera intentos incluso en el 74. Hay un grupo llamado Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria (MHAR) que publica en un periódico llamado El Diario de Lisboa (que hoy ya no existe) un manifiesto reivindicando derechos para la población homosexual, es un manifiesto por la libertad sexual. Ese manifiesto es publicado un día y al día siguiente un General de la extrema derecha que era parte de lo que conoció posteriormente como Consejo de la Revolución, llamado Galvão de Melo, que era del ala spinolista (ala que futuramente será parte de la extrema derecha terrorista en el verano caliente del 75), contesta en el mismo diario que “la revolución no se ha hecho para las putas y los maricones”.
Hubiera sido maravillo y necesario que existiera una expresión de las demandas homosexuales en el periodo revolucionario y el periodo posterior. Pero como ya hemos visto esa confluencia no existió, ni el espacio legal, ni el espacio mental, cultural y político para la afirmación de esas luchas. Lo que pasó es que solo a partir de los años 90 encontramos las primeras estructuras políticas que se mantienen y originan el movimiento LGTBI como lo conocemos hoy en día.
Se impone la contrarrevolución en clave “democrática” ¿Qué desarrollo posterior tiene el movimiento LGTBI y qué posiciones tuvo la izquierda?
En Portugal la homosexualidad se despenaliza muy tardíamente, en el 82, y todos estos años después de la revolución hasta ese año tan solo se conoce la existencia de algún activista que publica textos y publicaciones, pero son poco visibles y semi-clandestinas. En el 81 y 82 hay un intento de constituir un grupo de gays y lesbianas, y aquí las lesbianas aparecerán por primera vez, que se tenga conocimiento, con el Colectivo de Homosexuales Revolucionarios (CHOR). Este colectivo que duró muy poco organizó una manifestación, haciendo una especie de procesión con una parodia transportando a una madona hasta el parlamento. Por esta acción serán muy atacados.
Sera en los 80 con el surgimiento del VIH cuando se van organizando, además, personas trans y gay en el combate al sida. De aquí surgirán muchos de los activistas que se conocen hoy. En torno a los años 90 se irá fortaleciendo una red de organizaciones del movimiento LGTBI hasta el actual movimiento.
Algunos activistas LGTBI reconocidos de hoy vienen de esta experiencia. Habrá que esperar unos 10 años para que existiera en un partido político como el Partido Socialista Revolucionario (organización trotskista del Secretariado Unificado) la fundación del primer grupo político homosexual dentro de un partido (y único hasta el bloco, en el 2000), “Grupo de Trabajo Homosexual” (GTH-PSR), que yo integré a partir del 92-93. El PSR es un partido de la izquierda en Portugal, sin querer tener una visión romántica de ella, ya desde su origen en los 70 cuando se llamaba la Liga Comunista Internacionalista publicaba un conjunto de artículos, documentos y decisiones de congreso que mencionan la necesidad de derechos para las personas homosexuales, incluso reivindicando algunas demandas “modernas” como la necesidad de reconocimiento y protección de las relaciones entre homosexuales y otras de este género.
El tema de las izquierdas con este tema es muy difícil. Por un lado, hay un dominio muy fuerte de los partidos sobre los movimientos. En el periodo revolucionario claramente es una izquierda con una visión de la clase obrera mono-dimensional, los trabajadores, descrita como hombres, ni siquiera como mujeres, como trabajadores hombres “viriles y machos” que resisten con sus músculos al capitalismo. El Partido Comunista de Portugal fue y es muy homófobo incluso hoy en día ya que hasta hace unos 10 años había afiliados que tenían que ocultar su sexualidad. Las corrientes maoístas, dominantes en la extrema izquierda, tenían la misma visión homófoba y machista de la clase obrera.
Esto pasó también con el movimiento feminista, aunque hay una explosión durante el proceso revolucionario, pero en general no hemos tenido una historia muy distinta. En los años 70 hay una ruptura histórica entre las feministas heterosexuales con posiciones muy homofóbicas que no querían que se identificara el lesbianismo con el movimiento feminista y las lesbianas.
¿Qué opinión tienes actualmente del movimiento LGTBI y qué diferencias le ves respecto al Estado español?
Una vez más el movimiento LGTBI en el Estado español surge directamente después del franquismo. Asistimos a su surgimiento en el inicio de la transición y la lucha contra la Ley de peligrosidad social. En Portugal son distintas las cosas, pasaran décadas hasta que solo en los 90 se empiece a constituir el movimiento LGTBI actual. Estas diferencias crean un fenómeno útil y es el hecho de que muchas veces vemos los acontecimientos de Francia y del Estado Español y que luego se reproducen en Portugal posteriormente 5 o 10 años después.
Un ejemplo es que esta diferencia “temporal” nos da una capacidad para adelantarnos, en torno a la despolitización de los movimientos y su mercantilización. En Portugal el movimiento LGTBI sigue dominado por la militancia política, incluso las marchas siguen siendo muy políticas. La invasión comercial está empezando a pasar, pero el “desfase temporal” nos permite prevenirnos en el debate político.
¿Cómo ves la situación política actual?
En el inicio de la pandemia se discutió en Portugal introducir o no el Estado de emergencia por oposición al estado de calamidad. El Estado de emergencia permitiría al estado intervenir las estructuras de la sanidad para poner al servicio de la población, y este fue uno de los argumentos a favor de su instauración, al final esas estructuras no fueron intervenidas. El Estado de emergencia fue una manera de imponer un conjunto de medidas, muchas de ellas no relacionadas con el combate a la pandemia. La prohibición de huelgas en determinados servicios supuestamente esenciales, cuando en verdad es una práctica habitual del PS aumentar los servicios mínimos para boicotear las huelgas. En verdad, el Estado emergencia fue una manera de implantar medidas de vigilancia e imponer medidas de control sobre la población.
El Estado emergencia sirvió para impedir la participación de los sindicatos en la discusión de las medidas del gobierno, incluso aplastarlos del debate de nuevas medidas laborales. La intención era impedir a los sindicatos contestar a la arbitrariedad total de sectores que, no lo siendo, se consideraron trabajos esenciales, pero como la construcción o Call Center. Algunos focos de Covid vienen de estos sectores que fueron obligados a seguir trabajando. En mayo se empezó a desconfinar por simples intereses económicos.
Hoy, se están tomando de nuevo medidas restrictivas, sobretodo en la región urbana de Lisboa, sobretodo en la gran Lisboa concentrada en los municipios con mayor concentración de poblaciones pobres y racializadas, muchas de las cuales fueron obligadas a trabajar durante los dos meses de confinamiento.
El rol del Bloque de Izquierda en todo esto fue muy triste. Inicialmente, lo aprobó junto con el Partido Comunista, por 15 días. Después, fue el único partido de la izquierda que siguió votando por el Estado de emergencia, ya con el Partido Comunista absteniéndose, pero criticándolo. El Bloco es el único a la izquierda que siguió apoyando la renovación del Estado de emergencia por tercera vez, y la última vez lo ha hecho junto la extrema derecha, que actualmente está en ascenso. Hay toda una lógica de actuación del Bloco durante los meses del confinamiento de pronunciarse contra tal o cual medida, pero al mismo tiempo votando en la generalidad las medidas del gobierno, como por ejemplo la limitación del derecho de huelga. El PS ya no necesita de un acuerdo parlamentario con la izquierda, pero el Bloco que está en una deriva de llegar al poder y gobernar con los socialistas a toda costa sigue esa lógica de apoyo al gobierno aprobando todo.
El Bloco quiere gobierno con el PS y para eso está asumiendo posiciones como por ejemplo negar el racismo estructural no solo de la sociedad sino de la policía, idea que el partido comunista repite por otros motivos, la erosión de su base electoral en beneficio de la extrema derecha. Cuando tenemos en Portugal un problema de racismo muy violento y visible y que afecta muy en particular a la policía, altamente infiltrada por miembros de extrema derecha.
¿Algunas palabras finales?
La lección que podemos sacar de la revolución portuguesa, o más bien de la contrarrevolución portuguesa, es que el PS es un partido liberal y, a veces dependiendo del contexto, de la relación de fuerzas y de sus mayorías absolutas, un partido ultraliberal, que aplica medidas económicas ultraliberales con mucha más eficacia a veces que la derecha porque lo hace con un supuesto discurso social y de “preocupación” social. El PS junto con la derecha fueron los grandes agentes de la contra revolución política y económica en Portugal después del periodo revolucionario.
Yo nací en 1973 y la revolución fue pocos meses después en abril del 74, y es la contrarrevolución la que me marca y que me muestra que es muy fácil auto titularse con posiciones de izquierda y derrotar todo un proyecto revolucionario. Seguimos en esa ilusión de que el PS es un partido de izquierda, idea que no resiste a la realidad. Por otro lado, porque me formé en el activismo LGTBI, aunque no resuma toda mi actividad política, tengo que hablar de los movimientos de liberación sexual que es otra lección del proceso revolucionario en Portugal. Durante tantas décadas las izquierdas construyeron posiciones políticas donde retiraron a la clase obrera todas sus dimensiones no laborales, como otras relaciones de opresión y de explotación, qué están mediadas por la realidad laboral y de clases. Yo creo en la centralidad de la clase obrera como motor de cambio social y revolucionario, pero al mismo tiempo creo que no hay que separar las unas de las otras. Históricamente se llamaba fractura de clase cuando se ponían demandas feministas, LGTBI, antirracistas o ambientalistas y siempre éramos acusados y acusadas de estar dividiendo la clase obrera, cuando en verdad el sistema capitalista es quien lo utiliza para dividir. La homofobia es una fractura de clase, así como el racismo o el sexismo como tantas otras opresiones e injusticias y lógicas que el capitalismo construye para la humanidad.
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