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Red Internacional
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OPINIÓN. PosPorno en #FSoc: un debate que aún no acaba

La reciente intervención “PosPorno: miércoles de placer” junto al grupo español PostOp en la facultad de Ciencias Sociales de la UBA ha abierto un debate sobre la pornografía, el posporno y la intervención política.

Sábado 4 de julio de 2015

¿Qué es el posporno?

El posporno es un intento de reapropiarse del porno poniendo en cuestión los estereotipos de sexo y género que la pornografía industrial transmite al hacer eje casi excluyente de sus producciones al deseo masculino y el sexo genital.

El posporno se ubica contra las corrientes feministas que asocian la pornografía a la violencia de género sin más y considera que es necesario producir nuevas formas de representación de la sexualidad y, principalmente, de su parte erótica. Persiguen poner en escena todo lo otro que la industria pornográfica en sus representaciones oculta, yendo más allá de un modelo de mujer alta rubia y tetas gigantes y hombres que son únicamente un pene "descomunal" tratando de construir una nueva forma de deseo y erotización. Es, según sus propios autores, una expresión política, artística y al mismo tiempo pornográfica que se reivindica desde un modelo autogestivo y por medio de circuitos comerciales alternativos.

Resulta indudable que la industria pornografía masiva de hoy en día ocupa un rol muy importante en lo que se mira y se compra. En los últimos veinte años con el desarollo de internet a gran escala, el acceso a la pornografía se ha facilitado a miles de millones en todo el mundo. Hoy en día es un canal de educación sexual ya que muchos adolescentes acceden al sexo en primera instancia por internet y es allí donde consumen miles de producciones que reproducen los estereotípos de sexo y género, donde se imponen los valores del patriarcado común a cada una de las instituciones de la sociedad burguesa. La industria pornográfica además ha sido fuente, en muchos casos, de abusos y violaciones a mujeres que han participado de filmaciones de ese tipo. El acceso masivo a la tecnología de las cámaras en los celulares también ha incrementado la producción de pornografía amateur, desde los hogares, en la mayoría de los casos simplemente para el disfrute de quienes lo hacen o bien para difundir en internet sus relaciones sexuales.

Moralina hipócrita

La escandalización forzada que los medios instalan sobre una performance artística demuestra la doble moral de la sociedad donde el sexo se considera algo privado y tabú, mientras día a día se transmiten por televisión imágenes sexuales de mujeres como objetos, se banaliza la sexualidad con notas acerca de “¿cómo encontrar el punto G?” en las revistas de diarios de tirada masiva y se ofrecen recetas diarias para mejorar la “potencia sexual”. El mercado emplea una sexualidad estereotipada y patriarcal para la colocación sus productos (por ejemplo este comercial de venta de hamburguesas). Sin ir más lejos, Tinelli “educa” más que la Ley de Educación sexual y su aplicación práctica en las escuelas. La excesiva sexualización nos rodea. En este marco la amenaza de sanciones por parte del rectorado de la UBA resulta hipócrita.

Es necesario reconocer que el posporno realiza un cuestionamiento sobre la sexualidad y pone en cuestión la “pacatería” escandalizada que propugnan los medios, la Iglesia y la escuela. Asimismo la impugnación a la heteronorma que la industria pornográfica masiva impone es valorable desde una perspectiva que defiende la libertad e igualdad sexual.

La libertad de experimentación sobre los cuerpos, el sexo y el espacio público es un derecho mínimo a defender en una sociedad opresiva y punitiva. El cuestionamiento y la transformación de las relaciones sexoafectivas particulares son innegablemente parte de la lucha general contra este sistema patriarcal. Sin embargo para acabar con él, es necesario el combate contra sus instituciones que crean y reproducen los esterotipos y roles de género, la heteronorma, la forma de relacionarse afectivamente y de vincularse con su propia sexualidad.


Tomás Máscolo

Militante del PTS y activista de la diversidad sexual. Editor de la sección Géneros y Sexualidades de La Izquierda Diario.

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