En estos días el Gobierno de coalición está ajustando las negociaciones para la preparación de los Presupuestos Generales del Estado de 2021, que deberán ser aprobados por una mayoría parlamentaria y donde ya se anuncia la búsqueda de apoyo político de Ciudadanos.
Diego Lotito @diegolotito
Jaime Castán @JaimeCastanCRT
Martes 1ro de septiembre de 2020
Espinosa de los Monteros (Vox), Iglesias (UNidas Podemos) y Arrimadas (Ciudadanos) el pasado 6-D en el Congreso. Atlas
Con la crisis de la pandemia del coronavirus todavía sin resolver, en un escenario de fuerte crisis económica y de incertidumbre, el Gobierno de Sánchez e Iglesias debe afrontar el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado para el 2021. La continuidad de la legislatura depende de su aprobación por mayoría parlamentaria. Ante la dificultad de ganarse el apoyo de todos los socios de la moción de censura de 2018, por las claras discrepancias con ERC, hace que los presupuestos dependan casi exclusivamente de un acuerdo con la “derecha cool”, Ciudadanos.
No sorprende por lo tanto que en los últimos días se lancen desde el Gobierno mensajes que llaman a la moderación y al “diálogo”, conscientes de su debilidad parlamentaria. Sánchez ha planteado que el acuerdo de estos presupuestos “no debe ser excluyente”, abriendo el diálogo no sólo con la formación de Arrimadas, sino también con el PP de Casado.
En la misma línea, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya ha anunciado que las cuestiones candentes sobre la reforma fiscal se van a dejar para más adelante, con la intención de sacar primero el acuerdo presupuestario.
El PSOE continúa así con la lógica de “unidad nacional” con la derecha y los “poderes fácticos”. La propia Montero señalaba la buena disposición para la negociación de la patronal y de las burocracias sindicales y de que está “convencida de que hay un punto de encuentro entre todos", en referencia a Unidas Podemos y Ciudadanos.
La impostura infinita de Unidas Podemos
En cuanto a la formación de Iglesias y Garzón, el veto a Ciudadanos para el acuerdo de los presupuestos, que anunció el pasado viernes Isa Serra en rueda de prensa, duro menos de lo que canta un gallo tras una reunión con Sánchez.
La rápida rectificación se suma a la dinámica de Unidas Podemos de hacer una concesión tras otra a los social liberales. Su tan cacareada independencia política con respecto al PSOE no es más que una impostura. Y van.
Como un modo de disimular la capitulación, el veto se levanta por una simple formalidad: el proyecto de presupuesto será elaborado por el PSOE y Unidas Podemos antes de ser presentado en las negociaciones con Ciudadanos. En efecto, este martes se han reunido la ministra de Hacienda Montero, por parte del PSOE, con el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, en representación de Unidas Podemos, para sentar las bases de cara a ese borrador presupuestario que se presentará a Ciudadanos
Montero guarda grandes esperanzas de que Arrimadas de su apoyo. Lo que no se sabe aún es a cambio de qué. Pero no es difícil imaginar el tipo de proyecto de presupuestos que van a salir de un acuerdo liderado por el PSOE, que busca su apoyo en la patronal y la burocracia sindical, y en fuerzas parlamentarias como el PNV y Ciudadanos.
Frente a la bancarrota de Unidas Podemos, hace falta una izquierda que rompa con este pasteleo que en medio de una crisis mayúscula sólo beneficia a los capitalistas y ponga sobre la mesa un programa en defensa de los derechos de los trabajadores y el pueblo. Esta vez que sean ellos los que paguen la crisis.
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Diego Lotito
Nació en la provincia del Neuquén, Argentina, en 1978. Es periodista y editor de la sección política en Izquierda Diario. Coautor de Cien años de historia obrera en Argentina (1870-1969). Actualmente reside en Madrid y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.