Presenta el proyecto de Presupuesto 2017: crecimiento de 3,5 %, inflación del 17 % y dólar a $ 18. Las contradicciones económicas. Lo que no se dice: prioridad a la deuda externa y ataque a estatales.

Pablo Anino @PabloAnino
Jueves 15 de septiembre de 2016
Foto: Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas
La discusión principal del presupuesto se da previamente a su debate parlamentario cuando las distintas áreas del gobierno disputan partidas. Igual todavía quedan algunas batallas por delante por la distribución de recursos para las provincias.
Por lo cual, las previsiones macroeconómicas tiene cierto carácter contextual, casi decorativo. No obstante, guardan alguna laxa vinculación con la posibilidad o no de que el presupuesto pueda ser ejecutado tal cual se prevé.
Hoy jueves tendrá lugar la presentación del mensaje enviado al Congreso que va a realizar el ministro de Hacienda y Finanzas Públicas, Alfonso de Prat Gay.
El próximo martes concurrirán el viceministro de Hacienda, Pedro Lacoste, y el secretario de Finanzas, Luis Caputo, para iniciar el debate en comisión.
El documento enviado al Congreso hace un reconocimiento de la brutal caída de la economía durante el corriente año. Aun así, como no podía ser de otra manera, reivindica todas las políticas de ajuste llevadas adelante en pos un supuesto ordenamiento macroeconómico.
El mensaje contiene el contexto económico y los propósitos generales, por lo cual aún todavía no existen demasiados detalles, por ejemplo, sobre las partidas para salud, educación, vivienda y la distribución de recursos entre organismos.
En el marco del mini Davos, Prat Gay señaló que estarían elevando los objetivos del déficit fiscal. Según publicó la agencia Télam el déficit primario proyectado para 2017 alcanzaría el 4,3 % del PIB (Producto Interno Bruto), mayor al objetivo propuesto a principios de año por el equipo económico.
Esto implicará un alto endeudamiento, agudizando la escalada de deuda externa iniciada meses atrás con la asunción de Cambiemos.
Además, el mensaje señala algunos de los ganadores del plan oficial: en 2016 se pagaron U$S 9.300 millones a los fondos buitres y otros U$S 2.700 a los bonistas que habían dejado de percibir cupones de deuda de los canjes 2005 y 2010 a causa del fallo del juez Thomas Griesa.
Para el 2017, el gobierno estima que el crecimiento económico será de 3,5 %, la inflación del 17 % y el dólar cotizará a $ 18. Este mundo ideal para el macrismo tiene algunos escollos para concretarse.
Te puede interesar: Presupuesto 2017: una economía mundial tumultuosa
Entre las dificultades, no sólo hay que contar la compleja situación de la economía mundial que se describe en el documento que presentará el ministro. Además, la economía argentina terminará el año 2016 con una caída que, según distintas estimaciones, oscilará entre 1,5 % y 2 %.
Las expectativas de los analistas económicos es que rebote hacia el año que viene. El más optimista es Miguel Bein, el asesor de Daniel Scioli durante la campaña electoral, que además de apoyar el ajuste macrista estima que en 2017 la economía crecerá 5 %.
Pero para que ese rebote (sea de la proporción que sea) tenga lugar el gobierno necesita encontrar algún motor que ponga en marcha la economía. Frente a una lluvia de inversiones que se postergaría en el mejor de los casos hasta después de las elecciones de octubre de 2017, para ver si el macrismo acumula capital político, la apuesta del gobierno es a que la obra pública le brinde un “veranito” para sumar votos.
El camino no está despejado. Los hombres de negocios miran con lupa como crece el déficit público, una herejía para la ortodoxia neoliberal. Incluso la JP Morgan, que se transformó en el principal financista del “modelo M”, y otros bancos internacionales, están preocupados por la reducción del déficit, interesados en recobrar la onerosa deuda que está hipotecando al país.
No sólo ese problema enfrenta la ecuación macroeconómica del Presupuesto 2017 para concretarse. El dólar a $ 18 no parece ser suficiente para industriales que les gustaría que se ubicara mucho más cercano a $ 20. Claro que dejar correr el dólar podría volver a regenerar la situación del primer semestre con alta inflación y descalabrar todos los planes.
A la vez, el ancla cambiaria con el dólar sostenido a raya implica que la recuperación productiva, al menos para el sector industrial acostumbrado a “competir” devaluando el peso argentino y, por ende el salario obrero, se postergaría o sería mucho más dificultosa. ¿La consecuencia? Tal vez, el 3,5 % de crecimiento es una esperanza exagerada.
La actualidad está impregnada por la recesión y la caída del consumo popular. Se verá si el gobierno logra alinear a la burguesía nacional y extranjera para que todos empujen hacia la recuperación. El camino está lleno de baches.
Ganadores y perdedores
El año próximo habrá que afrontar vencimientos de deuda con el Club de París (una ofrenda que dejó Axel Kicillof a la causa macrista), por bonos emitidos para cancelarle a los buitres, intereses del Bono Discount y cancelación del Bonar X, Bonad 2017 y el Global 2017. A la vez, el mensaje de Presupuesto destaca una firme voluntad de profundizar las relaciones con los organismos internacionales de crédito. Léase: vuelve con todo el FMI.
Los empleados públicos también deben estar alertas. El presupuesto destaca que seguirá adelante el Plan de Modernización del Estado que se cargó 11 mil estatales este año y promete más ajuste para el próximo diciembre. Para 2017 se detalla que el gobierno buscará “optimizar el empleo público” mediante una “reestructuración integral del capital humano”.
Te puede interesar: Claves para entender la reforma del Estado
Según el mensaje del Presupuesto 2017, los distintos organismos públicos presentaron un plan de Inversión Real Directa de $ 122.000 millones que comprenden unos 3.500 proyectos. De este modo, la inversión pública se incrementaría 161 % en relación al crédito vigente en 2016 que se ubica en $ 46.800 millones. La “patria contratista” de Nicolás Caputo y otros amigos del presidente se debe estar frotando las manos.
De todos modos, se aclara que los proyectos fueron sometidos a criterios de priorización en función de la capacidad de financiamiento público, como así también de sus impactos en la estructura productiva de las diferentes regiones del país. Se desprende de esto que no todos los proyectos se llevarán adelante y que la evolución de la ejecución dependerá del financiamiento que vaya logrando el gobierno.
Todo está por verse.
Te puede interesar: Se anticipa apoyo de toda la oposición patronal a la "ley de leyes"

Pablo Anino
Nació en la provincia de Buenos Aires en 1974. Es Licenciado en Economía con Maestría en Historia Económica. Es docente en la UBA. Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Es columnista de economía en el programa de radio El Círculo Rojo y en La Izquierda Diario.