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Red Internacional
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Informe especial. Precarización extrema: el drama que afecta a casi la mitad de la clase trabajadora ocupada

El 45,1 % de quienes estaban ocupadas y ocupados en el primer trimestre de 2022 no estaban registrados, no contaban con estabilidad laboral o su salario estaba por debajo del mínimo vital y movil. Mujeres y jóvenes, los más afectados. Crece la participación de las asalariadas dentro de los ocupados precarios respecto al 2019, previo a la pandemia.

Martes 18 de octubre de 2022 19:41

Trabajadoras observan un lago artificial en Nordelta. Foto: Enfoque Rojo.

Trabajadoras observan un lago artificial en Nordelta. Foto: Enfoque Rojo.

La tasa de precarización extrema que calcula en forma exclusiva La Izquierda Diario afectó a casi la mitad de los ocupados a inicios de este año. Alcanzó al 45,1 % en el primer trimestre de 2022, y afectó en mayor medida a las mujeres ocupadas con una tasa de 51 %, en tanto que para los varones fue de 40,4 %.

Si en el segundo trimestre se habló de un récord de asalariados no registrados, llegando al 37.8 % según el Indec, la situación se oscurece aún más al incorporar al análisis otros tipos de precarización y pérdida de derechos laborales que afectan tanto a asalariados como a cuentapropistas.

Es por ello que en la tasa de precarización extrema se incluyen también a quienes no tienen beneficios laborales como: obra social, vacaciones pagas, están expuestos a riesgos del trabajo, no cuentan con estabilidad laboral, tienen contratos a término y/o perciben bajos ingresos (inferiores al salario mínimo, vital y móvil - SMVM-, de $ 33.000 en ese período), sean registrados o no registrados. Asimismo, se incluye a las y los cuentapropias con ingresos por debajo del SMVM y a las y los trabajadores familiares sin remuneración.

La precarización extrema afecta al 45,1 % de la clase trabajadora ocupada. Foto: Enfoque Rojo.
La precarización extrema afecta al 45,1 % de la clase trabajadora ocupada. Foto: Enfoque Rojo.

No está demás recordar que el salario mínimo es cada vez más mínimo, y se toma sólo a efectos de delimitar el umbral inferior de ingresos con el que se construye el indicador. Pero su monto no es representativo verdaderamente de lo que debería ganar como piso un trabajador o trabajadora para cubrir las necesidades de vida de sus familias. El salario mínimo legal es menos de la mitad que la canasta de pobreza que mide el Indec, y casi la cuarta parte de la canasta familiar que elaboran los trabajadores de la Junta Interna de ATE-Indec

Bajo esas condiciones de precarización extrema se encuentran el 64% de los jóvenes de hasta 29 años de edad, (67,5 % en mujeres y 61,5 % en varones). En el caso de los ocupados de 30 años y más la tasa de precarización extrema llegó al 39,4% en el primer trimestre de este año.

Asalariadas y precarizadas

En comparación con igual trimestre de 2019 (previo a la pandemia), se destaca una mayor participación de las mujeres precarizadas dentro del total de ocupados precarios, especialmente las asalariadas no registradas, sin algún beneficio laboral o con bajos salarios. El porcentaje de las asalariadas precarias aumentó de 74,9 % a 76,5% en el total de ocupadas precarias, así como subió su peso dentro del total de ocupados precarios, pasando del 36,8 % en 2019 al 38,2 % en 2022.

Por su parte, cayó levemente la participación de los cuentapropistas con ingresos bajos (menores al SMVM), de 25,6 % del total de los ocupados precarios en 2019 al 24,7 % en 2022.

Esto no significa una disminución del cuentapropismo y otras formas de precarización y encubrimiento de relaciones de dependencia como el monotributo, que por el contrario, como muestran las estadísticas del Ministerio de Trabajo, viene siendo una de las formas prioritarias de los patrones y el propio Estado para reducir costos laborales en base a la quita de derechos a la salida de la pandemia. Si en mayo 2020 había 1.853,9 millones de monotributistas y monotributistas sociales, en junio de 2021 fueron 2.077,1 millones y ya en junio 2022 unos 2.331,9 millones. Un crecimiento de 26 % en solo dos años.

Esta situación de conjunto, con peores condiciones laborales y salarios de miseria que vienen perdiendo capacidad de compra en los últimos siete años explica que a mayores niveles de empleo, la pobreza se mantenga arriba del 36 % mientras aumenta la tasa de indigencia. Cada vez hay más trabajadores pobres.

Trabajador rural del citrus en Tucumán. Foto: Pedro Scrouch.
Trabajador rural del citrus en Tucumán. Foto: Pedro Scrouch.

Personal doméstico y de la construcción, los más precarizados

También son sintomáticos los núcleos de la economía donde se concentra la mayor informalidad y precarización. Dentro de las y los asalariados precarios, las ramas de actividad con mayor peso son las actividades de casas particulares (donde el 98,5 % son mujeres) que representan al 16,2% del total de precarixs. Allí, la precarización extrema alcanza al 88 % de las ocupadas. Durante la pandemia fueron uno de los sectores más afectados por la pérdida de empleos, pero el Gobierno apenas se dedica a lanzar programas con resultados inocuos para su registración.

En segundo lugar, se destaca el sector de la Construcción representando el 10,4 % de los ocupados precarios, y con una tasa de precarización de 74 %, una las más altas de la economía luego del sector de casas particulares.

Los servicios, en términos generales, muestras mayor proporción de precarios. Se destaca en ese sentido el Comercio al por Mayor y al por Menor y Reparación de Vehículos Automotores y Motocicletas que significan el 15,7 % del total de los ocupados precarios, con una tasa de precarización extrema del 52,1 %.

Trabajadores en el Nordelta. Foto: Enfoque Rojo.
Trabajadores en el Nordelta. Foto: Enfoque Rojo.

En el caso de la Industria manufacturera, que representa el 11,3 % de incidencia dentro de los precarios, presenta una tasa de 41,4 % de precarización extrema. En este caso, si bien se trata de un sector menos feminizado (solo uno de cada cuatro ocupados son mujeres), se revierte esa proporción al analizar la precarización, puesto que afecta al 61,3% de las mujeres, mientras que en los varones la tasa es el 35,4%.

Unidad de ocupados, desocupados y precarios para enfrentar el ajuste

La tasa de precarización extrema se construye en base a los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, que suma a la clásica falta de cobertura previsional (trabajadores sin descuento jubilatorio o no registrados) la carencia de otros tipos de beneficios, incluyendo también a trabajadores en blanco cuyo salario es muy bajo y está por debajo del salario mínimo vital y movil e incluso a los que no tienen salario. Es "extrema" porque no agota todas las situaciones de ataque a los derechos laborales sino que da cuenta de un piso de precarización, sin dejar de atender que avanzan nuevas formas de flexibilización por convenio en el sector privado que no son alcanzadas por este indicador.

Los datos aquí presentados dan cuenta de una situación de mucha vulnerabilidad que enfrenta gran parte de la clase obrera argentina, que pandemia mediante, siguen mostrando niveles alarmantes de los ya expresados en 2019, cuando la tasa en su conjunto mostraba una incidencia del 49 %.

A pesar del crecimiento de la tasa de empleo en el conjunto de la economía, que subió de 52,9 % al 54,9 % respecto al primer trimestre de 2019, la precarización sigue siendo el elemento común en que se sustenta y garantiza la rentabilidad del capital y el funcionamiento de la economía atrasada y dependiente de nuestro país. De igual forma, el ajuste sobre el salario real, que cayó entre 22 y 32 % desde 2015, se apoya en la mayor precariedad del trabajo y a la inacción de las centrales sindicales, funcionales a la división y fragmentación de las filas obreras.

Frente al ajuste de Massa, Alberto, Cristina y el FMI, es necesario un Programa de salida obrera para que la crisis no siga recayendo sobre las espaldas del pueblo trabajador. Un verdadero plan de lucha y paro nacional que la CGT y las CTA deben convocar urgente, con asambleas en cada lugar de trabajo y en conjunto con el movimiento de desocupados, por la recomposición salarial, el fin de la precarización laboral y por empleo genuino.