Marine Le Pen aprovecha para seducir a la burguesía. Hay preocupación también porque Hollande reforma las asignaciones por hijo.
Domingo 19 de octubre de 2014 10:00
Dos discusiones resaltan de las ediciones de los diarios franceses de los últimos días. La aparición del virus del ébola en los países “desarrollados” y la reforma de las asignaciones familiares por parte del gobierno de François Hollande.
Respecto al ébola, todos los diarios son unánimes. “Revelador de la fallas sanitarias” dice Libération, “Informar sin alarmar” titula La Croix, “Mundialización de un virus” editorializa Le Figaro, “Preocupación” advierte Le Parisien. Como los/las enfermeros/as son los primeros afectados, hay dudas sobre la capacidad del sistema de salud francés de poder enfrentar con éxito un brote de la enfermedad. Cuando ésta afectaba a un puñado de los países más pobres de áfrica había preocupación, pero esta no iba más allá. Era lo mismo el ébola, una guerra civil o un terremoto. Era algo lejano y que afectaba a países pobres con un sistema sanitario deficiente. Los países ricos podían sentirse tranquilos. Hoy la cosa empieza a cambiar.
El hospital público francés era uno de los mejores del mundo, pero ya no. Recortes presupuestarios, cierre de hospitales, ataques a la seguridad social. Hoy ya nadie confía ciegamente. Que el ébola se expanda en Europa preocupa, pero no solamente por las vidas que están en juego, sino también por el gasto que significaría hacer frente a la epidemia.
Las que empiezan a relamerse son las empresas farmacéuticas. Mientras los pobres morían de ébola, no había una perspectiva de grandes ganancias. Hoy, los enfermos europeos son mejores clientes que los africanos. En cualquier momento veremos cómo anuncian la creación de subvenciones millonarias para descubrir un buen remedio para la enfermedad.
Pero el único editorialista que cambia el tono es el del diario económico Les Echos. En vez de preocuparse por los problemas que genera la enfermedad, por primera vez el vocero de la gran patronal empieza a presentar a la dirigente de la extrema derecha Marine Le Pen como una posible candidata sera a presidente. Y esto es lo que precisamente busca Marine Le Pen con su propuesta de cerrar el tráfico aéreo con los países afectados, es lo que busca desde el retiro de su padre de la dirección del racista y ultraderechista Frente Nacional: Mostrarse como una figura aceptable para la burguesía. Debe estar muy agradecida con los medios franceses, que tanta ayuda le dan para su crecimiento electoral.
Pero la derecha también está preocupada, esta vez por los recortes a las asignaciones familiares. El gobierno tenía en mente distintos escenarios para paliar el déficit de la seguridad social, cuyo presupuesto es independiente del resto del presupuesto estatal. En principio quería recortar la asignación por nacimiento (unos 900 euros) a partir del segundo hijo. Finalmente decidió recortar en un 50% las asignaciones por hijo (que representaban unos 180 euros por mes) para las familias con ingresos superiores a los 6000 euros por mes y de un 75% para los que ganan más de 8000.
Nuevamente Le Figaro, se preocupa de los “ataques” a las clases medias altas. A los aumentos de impuestos de los últimos años se le suman estos recortes. Y aparece, obviamente, el problema de la “universalidad” de las asignaciones por hijo. “Es una ruptura con la igualdad”, dice, o sea que todos debemos recibir la misma asignación (y pagar los mimos impuestos), ya seas rico, pobre, patrón o trabajador.
La hipocresía de las loas a la igualdad no le impide decir algo cierto. Empiezan con las asignaciones por hijo, pero ¿dónde terminan? Para muchos el problema sería que empiecen a recortar a partir de 6000 euros por mes, pero nada les impide ir bajando de a poco. Pero para el editorialista el problema es que puedan “desuniverzalizar” el transporte público o la escuela. Le preocupa el bolsillo de las clases medias altas.
Pero lo peor de toda la perorata es la vuelta a la discusión sobre los derechos a las parejas de un mismo sexo: “la familia, pilar de nuestra sociedad, no se merece tal desprecio”, destaca el editorialista. La derecha, saca a relucir uno de sus aspectos más reaccionarios. Primero el “matrimonio igualitario”, luego la discusión sobre la fertilización para las parejas lesbianas, y ahora las asignaciones familiares. Para la derecha la preocupación existe porque “la familia está en peligro”.