La derecha está ofensiva contra la gratuidad. Los rectores atacan al gobierno. La Nueva Mayoría busca acuerdos con ambos. La CONFECH debe tomar una posición clara frente a este escenario y frente a una reforma estructuralmente neoliberal.
Miércoles 23 de noviembre de 2016
FOTO: La Tercera
Los debates educativos recrudecen cuando se aproximan las fechas de la votación del Presupuesto 2017, que se realizarán el miércoles y jueves próximos. El gobierno se debate, acorralado, empujado desde diversos frentes. Porque no quieren dejar descontentos a los empresarios, pero tiene que responder en cierta medida a los rectores. Y está en una situación de debilidad tal, que no puede arremeter con fuerza contra la ya desprestigiada y corrupta derecha.
Es que Chile Vamos amenazó nuevamente acceder al Tribunal Constitucional para declarar “inconstitucional” la gratuidad mediante glosa presupuestaria, tal como lo hizo el año 2015. Frente a esto, el gobierno viene sosteniendo conversaciones con personeros de la derecha para asegurar un paso calmado por el Congreso del presupuesto.
Tal y cómo lo hizo en contra de los funcionarios públicos movilizados, que fueron reprimido y atacados por un gobierno vergonzosamente intransigente y defensor de los intereses empresariales, que no subió del ofrecimiento del 3.2%, y para asegurar la votación de dicha propuesta, dialogó con la derecha. Y a pesar de todo esto, de los ataques del gobierno, el PC se mantuvo dentro de la Nueva Mayoría sin dudarlo.
Algunos de los acuerdos que propondrían Valdés y Delpiano a los parlamentarios de la derecha sería un financiamiento para la gratuidad a Universidades del G9 (Universidades Privadas del CRUCH) y a privadas por fuera del Consejo de Rectores. Esto, bajo las exigencias de acreditación y de no existir lucro.
Pero la Nueva Mayoría también es golpeada por el CRUCH, quienes siguen disconformes con el proyecto de reforma de la Nueva Mayoría, presentando fuertes reparos a la fórmula que condiciona el avance de la gratuidad a indicaciones de crecimiento económico, y el hecho de que permanezca el CAE.
Es que llega a ser irrisorio, aberrante. El gobierno propone una reforma que está lejos de responder a las demandas estudiantiles. Que mantiene el endeudamiento. Que mantiene el financiamiento con fondos públicos a los privados. Que no transforma profundamente las reglas del juego que han llevado a que el sistema educativo sea segregador, de altos aranceles y elitista.
No lo hace porque no quiere. Porque defiende los intereses de los empresarios. Por eso Ricardo Lagos es una de sus posibles cartas. El magnate de las concesiones. Y por eso, coincide más con la derecha que con el movimiento estudiantil.
Por su parte los rectores han tomado la posta y se han ubicado como uno de los principales interlocutores con el gobierno.
¿Y la CONFECH? La CONFECH sostiene la táctica de incidir en la reforma, de modificar una reforma que es estructuralmente neoliberal. Y ¿Cómo? Entregando modificaciones y propuestas de indicaciones, a través de acuerdos generales con los rectores.
Esta posición oculta tres errores fundamentales que han llevado al retroceso del movimiento estudiantil. Primero, el incidir llevó a la desmovilización absoluta, demostrando que las dirigencias de la CONFECH todavía confían más en el “criterio” de los parlamentarios de la Nueva Mayoría y en su propia capacidad de negociación sin movilización que los respalde.
Segundo, al aceptar el hecho de integrar indicaciones se subordinan a una reforma neoliberal, tal como lo planteó Bárbara Brito, Vicepresidenta de la FECH recién electa. Reforma que le lava la cara a la Nueva Mayoría, y que sostiene y blinda el mercado educativo, más allá de ciertas concesiones.
Y tercero, centraron su política de alianzas con los rectores. Cuando en la práctica han demostrado no ser los aliados del movimiento estudiantil, por tener intereses disímiles con sus estudiantes de base. Han aplicado autoritarismo, persecución y aumento de matrículas. En el fondo, lo que buscan los rectores es una mejor posición para competir en el marco de la educación de mercado. No buscan terminar con ella.
Nuestros aliados están en otro lado. Son los trabajadores y trabajadoras. Como los funcionarios públicos que protagonizaron una valiente movilización por más de 20 días. Como los casi 10 mil trabajadores de Homecenter que están en una huelga legal a nivel nacional. Como los trabajadores mineros de Orica que se encuentran en paralización.
Es necesario reagrupar las fuerzas del movimiento estudiantil, buscar política de alianzas con otros sectores, como el Movimiento No + AFP o el Movimiento Ni Una Menos, que este 25 de Noviembre está convocando a una nueva masiva movilización nacional.
Y desde una posición de fuerza, en base a una política fuerte de alianzas de base con otros sectores, es necesario plantear no la modificación de la reforma, sino que su retiro total del Parlamento. Esta reforma no responde a los intereses de los estudiantes y sus familias. Y debemos decirlo fuerte y claro. Pero para eso, necesitamos una alianza activa con otros sectores. Estos son algunos importantes desafíos planteados.
Dauno Tótoro
Dirigente del Partido de Trabajadores Revolucionarios (Chile), y ex candidato a diputado por el Distrito 10.