Massa envió el proyecto al Congreso, que establece una reducción del déficit fiscal primario del 2,5% al 1,9% para el año próximo en sintonía con lo que exige el Fondo. El Gobierno confirma una elevada inflación del 95% para fin de año, pero promete una reducción para 2023 del 60%. Una maniobra para licuar partidas sensibles como Educación, Vivienda en el caso que los precios superen esa meta.

Mónica Arancibia @monidi12

Lucía Ortega @OrtegaLu_
Viernes 16 de septiembre de 2022 22:58

Sergio Massa ingresó el proyecto de Presupuesto 2023 a última hora de este jueves en la Cámara de Diputados. El año pasado el Gobierno, con el ex ministro Martín Guzmán, no había logrado conseguir los votos para aprobar la “ley de leyes”. Ahora Massa aspira a conquistar la mayoría en el Congreso, luego de haber delineado los trazos centrales del proyecto en Estados Unidos junto al Fondo Monetario Internacional.
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Una perspectiva sombría: exportaciones récord con bajo crecimiento y alta inflación
La estructura de ingresos y gastos del Estado delineada por el Gobierno para el año que viene se sustentan en un conjunto de supuestos sobre las variables principales de la economía, las llamadas “proyecciones”.
Pero el punto de partida ya comienza, como todos los años (y como han hecho todos los gobiernos), con un dibujo. Especialmente con la perspectiva de inflación. Las partidas de cada Ministerio y área pública dependen estrechamente del poder de compra de cada peso que reciben, por ello es tan importante el dato de inflación, para que no se licúe su poder real, como sucedió este año con prácticamente todo el gasto social.
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Las tres variables clave del Presupuesto son: la actividad económica (el PBI), los precios (la inflación) y el dólar (el tipo de cambio). Las proyectadas para 2023 en el Presupuesto son las siguientes:
- Inflación(IPC): 60 % a diciembre 2023
- Tipo de cambio nominal (dólar): $ 269 a diciembre 2023 (y un promedio anual de $ 219)
- Producto Bruto Interno (PBI): + 2,0 %
Por el lado de los precios, desde el Gobierno dicen que “se trata de un presupuesto lo más realista posible”. Y si bien se “sinceran” respecto a que la inflación rozará casi los tres dígitos, a 94,5% para fines este año (inocultable), para el año entrante se reducirá “mágicamente” a 60 % anual, un valor histórica y comparativamente alto, pero poco probable bajo una coyuntura actual que poco y nada se plantea modificar en el mismo Presupuesto. De acuerdo al Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el Banco Central sobre estimaciones privadas, la inflación esperada rondará el 84 %.
¿Con qué medidas alcanzarán esa desaceleración del ritmo inflacionario? La “batalla contra la inflación” se perdió hace rato, una disputa que los trabajadores llevan adelante en defensa de sus salarios a pesar de sus burocracias sindicales, y en la que los grandes grupos económicos han sacado enormes beneficios. La depreciación del dólar a un ritmo mayor a la inflación, los tarifazos y la nula política de desacople de precios internacionales sólo puede traer otro año de precios al rojo vivo.
De esta forma, si bien el conjunto de los Gastos corrientes y de capital, sin considerar intereses de deuda, se incrementará un 68,7 % en términos interanuales (de $ 15.433.959 millones a $ 26.039.521 millones), es decir que será “superior” a la pauta inflacionaria de 60 % prevista en el documento, es inferior al 84% que esperan en promedio los analistas. En criollo: Massa apuesta a otro año de licuación de partidas. Pasará de 18,9% del PBI al 17,7%
Lo que sí puede considerarse un “sincericidio” es el pesimismo sobre la actividad económica (PBI). El ritmo de crecimiento de 2 % que plantea el Presupuesto supera a la expectativa de mercado (sólo 0,5% según el REM) pero se encuentra por debajo de las propias perspectivas del FMI (3%, según el reporte de julio). En cualquier caso, se trata de una desaceleración respecto del “rebote” de 10,4% en 2021 tras la pandemia y del ya ralentecido 4 % de 2022. El estancamiento que arrastra desde hace más de 10 años la economía argentina no será revertido en las actuales condiciones de dependencia y subordinación al régimen del FMI.
Se repite también la apuesta a continuar acumulando dólares con un superávit comercial récord de U$S 12.347 millones, otra de las variables clave que miran, en especial, los acreedores de deuda que buscan garantizarse los vencimientos. No importa, si el trasfondo, es más saqueo y extractivismo sobre el ambiente, los pueblos y las comunidades. Pero este año ya se mostraron los límites de esta política, toda vez que los dólares que entran salen por otras ventanillas, como los propios pagos de deuda pública y privada, la remisión de utilidades por las empresas extranjeras y la fuga de capitales. No sorprende que se repita la paradoja del crecimiento raquítico con exportaciones récord. No hay derrame.
El dólar oficial se proyectó en $2 69 para diciembre del año que viene ($ 219 promedio). El tipo de cambio se moverá levemente por encima de la inflación, pero evitarían realizar devaluaciones bruscas, si “los mercados” (el capital financiero) lo permiten.
Por último, otra variable clave que mira el FMI, los acreedores y el empresariado: el déficit fiscal. El proyecto prevé un déficit fiscal primario (sin considerar intereses de deuda) de 1,9% del PBI (2,5% en 2022), tal como se acordó con el FMI. El déficit total (financiero) alcanzará al 3,9% del PBI.
Claves del recorte en Vivienda, Educación, Salud, Ambiente y otras
¿”Primero, los últimos”, como aseguró el gobierno del Frente de Todos? Veamos cómo quedan en 2023 las partidas de Salud, Educación, Vivienda, Ciencia y Tecnología, entre otras importantes para complacer las exigencias del Fondo.
Comparamos cómo varían las partidas considerando la suba de precios esperada (84,1% según REM) en vez de la meta oficial (60%).
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No es un deseo oficial dejar de premiar a los grandes empresarios como queda en evidencia con el reciente beneficio impositivo a las automotrices, o incluso el mismo proyecto incluye un blanqueo para los empresarios, sino que es una exigencia más del FMI. Así, en el proyecto señala que “el peso relativo de estos beneficios, tanto en términos absolutos como en porcentaje del PIB, es un hecho que ha llamado la atención de las autoridades del Fondo Monetario Internacional” y hasta agregan el comunicado del organismo internacional por si queda alguna duda.
Por ejemplo, los derivados de Regímenes de Promoción Económica, entre ellos beneficios a las mineras, Tierra del Fuego o Economía del Conocimiento, significan una pérdida del 0,68 % del PBI en 2023, un porcentaje superior que lo que representa Vivienda, o mientras los trabajadores pagan el impuesto a las Ganancias, los jueces no pagan y esto implica una merma de recursos del 0,16% del PBI ($237.850,2 millones) para el año próximo.
Siempre “honrando” la deuda, nunca desconociendo en forma soberana
Para el año próximo se asignan para los Servicios de la Deuda Pública [1] por $2.664.389 millones, es decir una suba de 8,5 % en términos reales. En términos del PBI aumenta de 1,63 % en 2022 a 1,81 % en 2023.
Si bien esta partida es mayor a otras como Educación, Salud, aún es baja por la renegociación de la deuda, primero con los lobos de Wall Street y luego con el Fondo, que realizó el ex ministro Guzmán. La reestructuración de deuda pateó la mayor parte de los pagos de la deuda en dólares hacia adelante: los vencimientos más duros empiezan en 2024.
El oficialismo cuestionó el endeudamiento macrista, pero convalidó el fraudulento préstamo con el FMI. El Fondo con las revisiones trimestrales que realiza sobre la economía argentina tiene el poder de controlar al país, dice qué está bien y qué está mal. Así, decide si manda fondos frescos para cancelar los pagos comprometidos por el macrismo. La historia ya demostró que el FMI hundió al país desde la dictadura a esta parte.
No hay que repetir la historia, la izquierda plantea una salida opuesta al régimen capitalista: el desconocimiento soberano de la deuda basado en la movilización obrera y popular; y un programa de reorganización económica y social en beneficio de las mayorías populares.
[1] Excluyendo los intereses pagados a activos de la Administración Nacional en posesión de organismos de la Administración Nacional, principalmente FGS.
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Mónica Arancibia
Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.