Este 1 de octubre las y los enfermeros estamos preparando una nueva jornada de lucha por el pase a la carrera profesional y todos sus derechos. Para esa fecha también está previsto el desalojo de las familias de Guernica que pelean por vivienda digna. La unidad de las luchas es urgente.
Agrupación Marrón Clasista PTS + independientes
Domingo 27 de septiembre de 2020 11:59
Las y los enfermeros estamos al frente de esta pandemia, como todos los trabajadores de la salud y tenemos que ser escuchados. Hace años que las y los de la salud tenemos salarios por debajo de la canasta familiar, con 2 o 3 trabajos para llegar a fin de mes, extenuados, con sobrecarga de pacientes, presión por parte de las jefaturas y autoridades de los hospitales, estrés físico y emocional. Tenemos la función fundamental de cuidar a los pacientes, somos esenciales.
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Por eso dijimos ¡Basta! Este primero de octubre estamos llamando a paro y movilización en cada rincón del país. Vamos a salir de las salas para teñir las calles de blanco, para conquistar el pase a la carrera profesional ya en la CABA, así como también exigir se componga de conjunto el salario de todos, no podemos permitir que en Misiones nuestras compañeras enfermeras cobren salarios de hambre de $7000.
También marchamos por nuestros compañeros, los que perdimos, que en la Capital ya son 8 y en todo el país 140, de los cuales 80 eran compañeros con enfermedades de riesgo para el COVID 19 y les negaron la licencia. Ni que hablar de la alta tasa de contagios, donde ya más de 21.000 compañeros de todo el equipo de salud tuvieron COVId-19. Eran muertes evitables y por eso gritamos que ¡las vidas trabajadoras importan! ¡Queremos licencias, protocolos de seguridad e higiene y equipos de protección personal en calidad y cantidad!
Pero esta realidad no es nueva, la pandemia lo que hizo fue poner sobre la mesa la brutal precariedad en que se encuentra el sistema de salud y quienes los sostienen a diario dejando todo para atender a las familias. Las recetas del FMI y el Banco Mundial que siguieron todos los gobiernos desde los ´90 a esta parte, son las grandes responsables de que hoy el sistema de salud esté colapsando, como sucede en Jujuy, Río Gallegos, Río Negro, Santa Fé donde las camas están al 100% de ocupación. Tener que elegir a quien darle un respirador, o que no haya profesionales capaces de utilizarlos porque falta personal, no es producto del coronavirus, sino del capitalismo y las políticas de sus gobiernos.
El gobierno de Alberto Fernández y el presupuesto que propone negociando con el FMI muestra que prefiere destinar plata para pagar la deuda que nos dejó el macrismo, sin siquiera investigarla, a costa de recortar el presupuesto a la salud en un 9,4% en términos reales, en plena pandemia! Entre los principales perdedores estarán también el IFE que será eliminado, a pesar de que la pobreza y según el INDEC confirmó que la tasa de desempleo subió a 13,1 %, jubilaciones.
También recortaran ayudas sociales como las AUH y salario a trabajadores estatales, a los que les acaban de “ofrecer” una paritaria de miseria. El presupuesto que propone Alberto Fernández y sus ministros da la pauta de cuáles no serán, una vez más, las prioridades de este gobierno. Lo mismo que se desnuda tras 6 meses de pandemia sin haber tocado el bolsillo de los que más tienen, pero viendo cómo se hunden en la miseria millones de familias. ¿Por qué el impuesto a los ricos y ni siquiera será un verdadero impuesto que toque a bancos y empresas como la de Sigman que está entre los multimillonarios más ricos del país y del mundo? ¿Por qué no se centralizó el sistema de salud aún para que nadie se quede sin acceso?
Con los millones que se van a destinar a pagar la deuda externa, o a la policía que nos reprime, se podrían aumentar los sueldos de los trabajadores esenciales, equipar los hospitales, contratar más personal, y garantizar vivienda digna para todos los que lo necesiten. El derecho a la salud integral tiene que ser prioridad.
¡Sin vivienda digna, no hay salud integral!
No estamos solos para dar esta enorme pelea porque la salud sea una prioridad. En las calles también están las familias que son quienes atendemos en los hospitales, que luchan por una vivienda digna. Algo tan elemental, que sabemos que hoy se está transformando cada vez más en un privilegio. Mientras que los sueldos que recibimos no alcanzan para nada, los alquileres suben cada vez más. Con la pandemia, miles de familias trabajadoras quedaron sin ningún recurso y se vieron obligados a tomar tierras que estaban sin uso, para por lo menos tener un lugar donde vivir. Son nuestros pacientes, pero también hijos, hermanos, vecinos, amigos. Muchos sabemos lo que es trabajar en limpieza, alguna changa o en casa de familia para poder vivir. ¿Cuántos de nosotros estuvimos en la misma antes de ser enfermeras? Hoy, quienes más estamos siendo golpeados por la crisis y la pandemia, tenemos que estar más unidos que nunca.
Por eso es necesario que los sindicatos, que son nuestras organizaciones, también tomen nuestros reclamos y los unan. Poco podemos esperar de los siempre oficialistas de UPCN o SUTECBA, que están negociando salarios a la baja y persiguiendo a quienes se organizan, incluso con patotas. Pero otros, que este 1ro de octubre llaman a paro y movilización contra la represión y por el pase a la carrera profesional, como ATE, SITE, ALE; sería importante que las direcciones se pongan a la cabeza e incorporen el llamado a solidarizarse con las familias de Guernica e impedir con acciones el desalojo, junto a otros sindicatos como UTE que también han mostrado su solidaridad con las enfermeras tras lo ocurrido en la Legislatura.
¿Se imaginan qué pasaría, si en la Ciudad más rica del país, si las direcciones de los sindicatos como el de estatales, docentes, subte, bancarios, tan sólo por nombrar algunos, llamaran a parar y movilizarse por todos los derechos, por salud, vivienda, trabajo y por el aumento salarial de acuerdo a la inflación y que nadie cobre por debajo de la canasta familiar?
Necesitamos fortalecer las asambleas de base, por hospital, con mandatos para discutir todo esto y organizar con fuerza la jornada que se viene. ¡Las calles son nuestras!