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Red Internacional
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Deuda externa. Proclama del 25 de Mayo: una interna del Gobierno que no lleva a la independencia

Cuando se cumplen 211 años de la Revolución de Mayo, el país se encuentra en una profunda crisis económica, sujeto a la deuda externa con el FMI, el Club de París y los fondos buitre. La diputada Fernanda Vallejos, junto a referentes sindicales y artistas, publicaron una declaración para exigir que se priorice la salud y la vida por sobre la deuda externa, pero sin dejar de buscar negociar con el Fondo, haciendo imposible un cambio estructural.

Matías Hof

Matías Hof @HofMatias

Martes 25 de mayo de 2021 19:32

Pablo Moyano, Eugenio Zaffaroni, Fernanda Vallejos, Héctor Daer y Hugo Yasky, entre los principales nombres que firman el documento

Los problemas de la Argentina para resolver la profunda crisis económica y sanitaria en que está inmersa hablan de un país que está lejos de ser verdaderamente independiente. En particular, el peso de la deuda externa impone grandes límites para destinar recursos para mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías. La situación es tan grave que desde el kirchnerismo publicaron este martes una “Proclama del 25 Mayo” que titularon “Primero la salud y la vida, después la deuda”, con las firmas de la diputada del Frente de Todos Fernanda Vallejos, el ex juez Zaffaroni, burócratas sindicales como Pablo Moyano, Héctor Daer y los secretarios generales de las dos CTA, y periodistas como Víctor Hugo, entre otros.

Plagado de contradicciones el texto de la Proclama reconoce algunos problemas reales, pero, omitiendo que el Gobierno del que son parte (o con el cual colaboran) afirmó hasta el cansancio que van a pagar el conjunto de la deuda con el FMI, plantean que el Frente de Todos puede tomar el camino de suspender los pagos, exigir quitas de capital u obligar a aquellos que fugaron dólares durante el macrismo a pagarla. Opciones que por el momento fueron descartadas en la negociación con el Fondo.

En la declaración reconocen que: "Nuestro país se encuentra en una situación de ’estado de necesidad’ que le impide afrontar los compromisos de deuda contraídos, especialmente con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos, bajo riesgo de afectar intereses superiores que el Estado debe proteger, en un contexto de pandemia: la vulnerabilidad social, la salud, el trabajo, la educación y la vivienda del conjunto de la población". Pero evitan decir que el Gobierno no ha dejado de pagar vencimientos de deuda y especialmente los correspondientes a los intereses del préstamo con el FMI.

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La Proclama se inscribe dentro de la crisis política abierta en el Frente de Todos (FdT) a partir del pedido de renuncia de Martín Guzmán al subsecretario de energía Federico Basualdo al rededor de la discusión sobre el subsidio de las tarifas de los servicios públicos. Esta polémica cristalizó dos alas del Gobierno que disputan por la orientación de la política económica y tuvo como uno de sus episodios la declaración de los senadores del FdT sobre el uso de los nuevos fondos que enviaría el FMI al país durante este año.

Alberto Fernández viene de realizar una gira por Europa, acompañado por Guzmán, para buscar apoyos en la negociación con el Fondo, realizando declaraciones sobre las tasas de interés, sin cuestionar el carácter fraudulento de la deuda en su conjunto que los firmantes de la Proclama denuncian. Así lo exponen en el documento: “una deuda pública que no fue contraída para satisfacer necesidades del pueblo ni del país, que no sirvió para construir hospitales, puentes o escuelas o recuperar la infraestructura, sino para enriquecer al puñado de poderosos que consumó la fuga de capitales que el préstamo del FMI financió y consintió con pleno conocimiento de su malversada utilización.” Este tipo de argumentos los ponen en función de la negociación con el Fondo a la expectativa de obtener concesiones en la negociación, pero el fraude de la deuda es de una magnitud tal que no hay negociación posible que resuelva la situación estructural.

Algunos de los firmantes
Algunos de los firmantes

Según la Secretaría de Finanzas la deuda total de la Administración Central argentina ascendió en abril al equivalente a US$ 335.910 millones, un número similar a todo lo producido por el país en 2020. En medio de la crisis y al borde del default, la deuda no dejó de aumentar con la presidencia de Alberto Fernández, desde principios del año pasado acumuló un crecimiento de US$ 25.202 millones.

Yendo al origen de la deuda, se puede ver que el peronismo no ha sido ajeno a su crecimiento. Es cierto lo que afirman en el documento: “En menos de tres años, el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos endeudó vertiginosamente al país, tanto con capitales privados como con el FMI, suscribiendo con éste, el acreedor más condicionante de todos, un préstamo que es el mayor tomado por Argentina y el mayor otorgado por ese organismo en toda su historia.”. Pero no es menos cierto que al finalizar la presidencia Cristina Kirchner la deuda externa acumulaba US$ 223.000 millones.

Desde la dictadura militar de 1976 hasta el 2019 Argentina pagó más de US$ 600.000 millones y aún así sigue siendo imposible bajar el nivel de endeudamiento. Es un problema estructural que genera crisis cíclicas y es fruto de la dependencia con las grandes potencias. Todos los gobiernos de las últimas décadas se han adaptado a esta situación.

Alberto Fernández no tiene ninguna intención de cambiar esta estructura, para poder estar en sintonía con los mandatos de los países imperialistas tiene como prioridad en su agenda las reuniones con sus representantes. En estos días tendrá un encuentro virtual con la canciller alemana Ángela Merkel que había quedado pendiente luego de haber conversado con el primer ministro de Francia, el de Portugal y hasta el rey de España, además de la directora del FMI Kristalina Georgieva; durante su gira por Europa. Todos tuvieron halagos y gestos positivos para el Presidente porque se comprometió a buscar la forma de cumplir con las obligaciones pactadas.

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Alemania es uno de los acreedores principales de Argentina, este 31 de mayo vencen US$ 2.400 millones de la deuda con el Club de París, de los cuales el 37 % corresponden a Berlín. Esa deuda poco tiene que ver con el macrismo, Axel Kicillof cuando era ministro de Economía reconoció casi US$ 5.000 millones de capital adeudado y aceptó pagar intereses por un monto similar, una ganancia de casi el 100 % para los acreedores. El Frente de Todos busca estirar el plazo del vencimiento, pero continúa convalidando la usura. El kirchnerismo podrá marcar con declaraciones sus diferencias, pero en los hechos son parte de la subordinación a los organismos internacionales de crédito.

¿Quién paga la deuda?

En la Proclama proponen exigir “que el pago (de la deuda) no sea a costa del pueblo trabajador, de la salud de los argentinos, de los jubilados, los maestros, los necesitados.”, pero entre sus firmantes se encuentra el gobernador de Formosa Gildo Insfran, responsable directo del sufrimiento de los habitantes de su provincia. También figura el nombre de Héctor Daer que desde la CGT garantiza que el salario de los trabajadores siga cayendo frente la inflación (al igual que Pablo Moyano, Hugo Yasky o Pablo Micheli).

El ajuste en el Presupuesto 2021 va en contra de combatir el aumento de la pobreza y la crisis sanitaria y el mismo fue votado por la diputada Fernanda Vallejos. En estos últimos meses se verificaron sus primeras consecuencias, los programas sociales cayeron en términos reales en abril 61,7 % en relación al mismo mes del año pasado, según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso. Esta caída refleja la eliminación del IFE que fue la principal medida de ayuda estatal durante el año pasado y ya había sido insuficiente para frenar el avance de la pobreza. En diciembre del 2020 más del 45 % de la población no podía cubrir sus necesidades básicas según el Indec, en el caso de los niños y niñas superó el 62 %.

El salario real de los trabajadores registrados privados cayó en la comparación interanual promedio en el primer trimestre del año un 7,6 % y para los trabajadores públicos un 8,5 %. Las jubilaciones, en el mismo periodo, perdieron más del 10 % con la inflación. Los firmantes de la declaración son conscientes de estas cifras, pero eligen mirar para otro lado, con tal de seguir sosteniendo al Gobierno.

El Gobierno, además, recortó el presupuesto de Salud (en términos reales), sabiendo de la posibilidad de una segunda ola como la que estamos viviendo. El pago de la deuda ya está siendo a costa de los trabajadores, los jubilados y sus familias. Para revertir la situación es urgente desconocer la deuda externa y romper los lazos con el FMI, el Frente de Todos se opone a este objetivo y dependerá de la movilización de la población poder lograrlo.

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