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Red Internacional
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Opinion. "¿Profe, dónde vive? ¿Hay mejor trabajo por ahí?"

Los docentes compartimos buena parte de la vida con nuestros alumnos. Les comparto mi opinión a propósito de la precarización laboral en los jóvenes, profundizada por la pandemia.

Fabián Basanta Docente La Matanza

Martes 30 de junio de 2020

Soy Fabian Basanta, delegado de la Secundaria 84 de la localidad de Virrey del Pino. Además trabajo en el CENS N°481 del barrio Los Ceibos del partido de La Matanza. Tengo 26 años de docencia y siempre mis alumnos me comentaron sus trabajos precarios.

Hoy, en el marco de la pandemia y cuarentena obligatoria, tengo con algunos de ellos comunicación virtual. Todo da cuenta que se profundizó esta problemática. El problema cobra mayor relieve ya que les impide seguir con sus estudios. Empleo precario, subempleo y aprovechamiento de la fuerza de trabajo de los jóvenes son realidades de una situación que los afecta.

En el segundo cordón del Conurbano esta falta de trabajo se ve más agravada. Cuento con decenas de testimonios como el de Juan, un joven alumno de secundaria de adultos en González Catán en donde doy clases hace muchos años, que me pregunta: ¿Profe, dónde vive?. Le contesto que vivo en Ramos Mejía y me respondió que "hay mejor trabajo por ahí, ¿no?" Mi respuesta fue que mi barrio, a diferencia del suyo, quizás cuenta con cloacas, asfaltos, y negocios. Pero que los empleos que existen son igual de precarios como los de su barrio.

Local de Mostaza en la localidad de Morón, 6/10/19 a las 14 horas
Local de Mostaza en la localidad de Morón, 6/10/19 a las 14 horas

Son millones los jóvenes que no pueden sostener su escolaridad ni conseguir trabajo en la provincia de Buenos Aires. Los que buscan empleo encuentran propuestas laborales informales o directamente se les exige secundaria completa, que por cuestiones económicas y familiares no pueden concluir. Muchos hacen changas, trabajan en talleres de costura clandestinos o, por ejemplo, muchos pibes trabajan en cadenas de comidas rápidas, de cajeros o repositores, delivery, en supermercados chinos e hipermercados.

Muchas de estas empresas como Burger King, Mc Donald, mientras reciben subsidios millonarios del gobierno, no le pagan los sueldos a los empleados y los exponen a los contagios, aumentando el ritmo de producción pasando por alto las medidas de higiene y protección. En la foto se puede apreciar de qué manera las chicas de un local de Mostaza, al pleno rayo del sol y sin un arnés que las proteja de una caída, están limpiando el frente del local. La inseguridad en el trabajo es la regla y la sobreexplotación al hacerlos rotar tareas, como tantas otras chicas que alternan vendiendo y en algunos casos les hacen limpiar el baño de varones. Desde que empezó la cuarentena ya son cuatro los jóvenes muertos en accidentes.
Son muchos los pibes y pibas que se resignan y este miércoles harán el primer paro internacional por sus reclamos.

Dialogando con un chofer de la empresa Ideal de la línea 96, yendo a mi escuela, me comentaba que para tener el empleo figura que está en blanco, pero con una retención al salario. Esto significaba estar en negro. Solo estaba cubierto para un accidente laboral. Me comentó que tuvo que vender su auto. El gremio, al igual que todas las burocracias de los sindicatos, hacen la vista gorda. En UTA los delegados son privilegiados con "favores", tal como dio a entender el conductor.

Ni pensar los jóvenes que como tercerizados trabajan por agencia sin estabilidad y remuneraciones que están por debajo de la línea de pobreza, tal como se muestra en la foto un muchacho que hace limpieza en el hipermercado Walmart.

Hay que tener en cuenta esta situación cuando se denuncia la dificultad de los jóvenes para acceder a empleos dignos y que no interrumpan sus estudios. Muchos píbes/as estudian y trabajan de manera informal para ayudar a su familia y al mismo tiempo completar su secundaria. También las empresas que utilizan a los jóvenes estudiantes para hacer pasantías que están fuera de los convenios de trabajo y se las aplica como una manera de beneficiarse pagando salarios a la baja y con poca protección para los pasantes. La flexibilización laboral es un hecho, solo faltaría hacerla ley.

Más allá del decreto, Alberto Fernández deja pasar miles de despidos y acordó con la UIA y la CGT una rebaja salarial. En respuesta, los jóvenes no bajan sus brazos y empiezan a organizarse. Que hay que impulsar acciones que ellos mismos en asambleas decidan para enfrentar estos ataques. A su vez, los y las trabajadoras y trabajadores en su conjunto tenemos que empezar a discutir una salida de fondo. Esta crisis, que la paguen los de arriba.