Donald Trump lo hizo, nuevamente. Anunció que Estados Unidos prohibirá el ingreso de
migrantes, una medida que profundiza la política xenófoba que caracteriza a su mandato.
Martes 21 de abril de 2020
En su cuenta de twitter publicó que firmará una orden ejecutiva. La justificación es propia de la “guerra del bien contra el mal” que presenta cada vez que puede el racista magnate que está al frente de la Casa Blanca: “ante el enemigo invisible” y para “proteger los trabajos de nuestros grandiosos ciudadanos estadounidenses”.
In light of the attack from the Invisible Enemy, as well as the need to protect the jobs of our GREAT American Citizens, I will be signing an Executive Order to temporarily suspend immigration into the United States!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) April 21, 2020
Trump encontró la forma de construir su muro. Quiere cerrar las fronteras para los migrantes-en su mayoría centroamericanos y mexicanos- mientras mantiene abierto el flujo de mercancías, provenientes de estos mismos países, que requieren las cadenas de producción de las transnacionales. Dice que es temporal, pero si lo hace fortalecerá su política contra los migrantes, tanto los que están dentro de las fronteras de EEUU como los que pretenden ingresar al país.
Este anuncio se da en momentos en que crecen los contagios y las muertes en Estados Unidos, mientras el gobierno, que llama a la reactivación de la economía, alienta e impulsa las movilizaciones de grupos neofascistas y derechistas contra la cuarentena, y cuando se derrumban los precios del petróleo estadounidense (y también mexicano) que llegan a valores negativos. Es evidentemente un anuncio que busca fortalecer el apoyo al gobierno de su base social, con un discurso aún más reaccionario y xenófobo.
Esta medida de Trump es la culminación de las persecuciones y los padecimientos que enfrentan los migrantes en Estados Unidos, y que se acrecentaron con la actual pandemia del COVID. 11 millones de migrantes que se encuentran en el país y de los que un 60% son mexicanos, están perdiendo sus empleos y no reciben ninguna ayuda económica de parte del gobierno estadounidense.
En los centros de detención, decenas de miles de migrantes continúan en una situación de alto riesgo ante el contagio, hacinados y sin acceso a los cuidados necesarios: de hecho, ya son numerosos los casos de infección de COVID entre internados y custodios.
El gobierno de Trump pretende justificar el cierre de las fronteras a los migrantes, para “defender el trabajo de los ciudadanos de EE. UU.”. Sin embargo, esto es pura demagogia reaccionaria. Hasta el momento, 22 millones de estadounidenses personas han perdido sus puestos de trabajo como resultado de la actual crisis sanitaria y económica. Lejos de “defender el empleo”, Trump es cómplice de los empresarios y los despidos masivos, que buscan recargar los efectos de la crisis sobre las espaldas de la clase trabajadora. Ante esta catástrofe que se cierne sobre las mayorías en Estados Unidos, el presidente estadounidense, junto a demócratas y republicanos, firmaron un paquete multimillonario de 2,2 billones de dólares de “ayuda”, cuya principal finalidad es el rescate de las grandes empresas.
La política xenófoba y antimigrante de Trump no es nueva. Desde que inició su mandato, amenazó con la construcción de un nuevo muro fronterizo y fortaleció las medidas persecutorias contra los migrantes, continuando con la política de deportaciones que previamente llevaron adelante los gobiernos demócratas. Le exigió al actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador que actúe como policía fronteriza para evitar que las caravanas migrantes crucen México, lo cual aquel cumplió utilizando la Guardia Nacional como una nueva border patrol . Llegó incluso a amenazar, a fines del 2019, con la intervención directa en México, con la excusa del combate al narcotráfico.
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Plenos derechos civiles, sociales y políticos para los migrantes
Ante la situación actual del COVID y los anuncios de Trump, es fundamental que las organizaciones obreras y de izquierda en Estados Unidos levanten una serie de medidas junto a los sindicatos y organizaciones populares en México.
Hay que exigir que los migrantes que están perdiendo sus trabajos reciban un subsidio de desempleo al nivel de la canasta básica, así como todos los trabajadores desempleados de Estados Unidos.
Quienes están detenidos en las estaciones migratorias deben ser inmediatamente liberados, garantizada su manutención y que puedan permanecer en Estados Unidos sin ninguna restricción.
Todas y todos los migrantes deben ser legalizados y contar con plenos derechos civiles y sociales, y acceso gratuito al sistema de salud.
La prohibición de migración impulsada por Trump debe ser echada abajo, y el gobierno estadounidense debe garantizar condiciones sanitarias adecuadas para que se pueda cruzar la frontera en condiciones de seguridad e higiene.
Estas son medidas elementales, que las organizaciones obreras y democráticas de ambos lados de la frontera deberían levantar, como parte de la lucha contra las políticas xenófobas y racistas. A ambos lados de la frontera, desde Left Voice -publicación que en EE.UU. es parte de la Red Internacional La Izquierda Diario- y el Movimiento de Trabajadores Socialistas en México impulsamos una perspectiva antiimperialista e internacionalista, contra las políticas antimigrantes de los respectivos gobiernos.
Pablo Oprinari
Sociólogo y latinoamericanista (UNAM), coordinador de México en Llamas. Interpretaciones marxistas de la revolución y coautor de Juventud en las calles. Coordinador de Ideas de Izquierda México, columnista en La Izquierda Diario Mx e integrante del Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas.