300 jornaleros agrícolas tomaron el campo “Los Pozitos” en la Costa de Hermosillo. La revuelta se generó por inconformidad en las condiciones de vida de los trabajadores.
Viernes 26 de noviembre de 2021
Más de 300 jornaleros agrícolas tomaron el campo “Los Pozitos” en la Costa de Hermosillo, Sonora donde quemaron el comedor, dos unidades de transporte y algunos dormitorios, esto en forma de protesta por las malas condiciones de vida a las que se ven sometidos los trabajadores del campo.
Ante este hecho, corporaciones de seguridad pública activaron el código rojo la noche del domingo 21 de noviembre, para reprimir y contener la revuelta de los jornaleros.
Según los informes de las autoridades participaron en el operativo de la noche del 21 de noviembre, elementos de la Policía Municipal, Policía Estatal y la Guardia Nacional, quienes reportaron este hecho como una “riña entre trabajadores”, en un intento por demeritar las denuncias de los jornaleros.
Por su parte, la Secretaría Seguridad Pública (SSP) de Sonora asegura que la situación se encuentra controlada. Según sus declaraciones, al ser en el interior del área de los campos, serán los propietarios quienes decidan si interponen una denuncia o no. Como siempre la justicia de los ricos, protege a los patrones y nunca a los trabajadores.
Iris Sánchez Chiu, Secretaria General del Sindicato de jornaleros agrícolas Salvador Alvarado, se limitó a lamentar la situación y adelantó que estará dando seguimiento con la autoridad correspondiente, sin dar más seguimiento a las condiciones que provocaron las protestas de los jornaleros.
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El alto riesgo del trabajo del jornalero
La Organización Internacional del Trabajo, reconoce la vulnerabilidad de las y los trabajadores del sector agrícola ante la pandemia por Covid-19, ya que según cifras oficiales son alrededor de 5.5 millones de hombres y mujeres (jornaleros y agricultores) quienes garantiza la producción de frutas y hortalizas.
Es bien sabido que el jornalero en la mayoría de los casos, es expoliado por el empresario agricultor. Evidentemente hay agricultores con empresas gigantes y otros más pequeños. Si bien no todos son iguales, los hay con pequeñas propiedades, que prácticamente son trabajadores también y se ven explotados, mientras que los grandes empresarios agricultores tienen todo el apoyo gubernamental para proteger sus ganancias y explotar a jornaleros.
Los salarios bajos son un problema y hay que pelear para que suban de acuerdo a la inflación y cubran el costo de la canasta básica. Para lograr esto es necesario recuperar los sindicatos de las garras de la burocracia sindical, que una y otra vez nos demuestran estar en contra de los trabajadores y ser aliados de las empresas y gobiernos.
Las autoridades buscan suprimir esta manifestación y señalarla como una simple riña entre compañeros de trabajo sin embargo en este caso el jornalero es un afectado más dado que depende del sudor de su frente, de sus manos, su jornal y también del precio del producto.
Recordemos que la lucha por parte de los jornaleros en el país ha tenido varias manifestaciones miles de trabajadores contribuyeron a la prosperidad del Valle de San Quintín, Baja California, hicieron historia el pasado 17 de marzo del pasado 2015. con una movilización de trascendencia internacional en su demanda de ser tratados como seres humanos.
Con sus demandas de aumento salarial, mejores condiciones de vida y parar el acoso sexual contra las mujeres, la lucha de los jornaleros se trasformó en un grito desesperado que rebasó las fronteras. En el Valle de San Quintín, municipio de Ensenada, hay unos 80 mil trabajadores agrícolas, de los que unos 40 mil son triquis, mixtecos y zapotecos de Oaxaca.
Es por todo esto que la unidad entre los trabajadores del campo es necesaria para pelear de forma conjunta por sus derechos laborales, pero no solo eso, las empresas que laboran para estas agroindustrias trasnacionales que se niegan a conceder los derechos y retribuciones , deben ser expropiadas sin pago por el gobierno y puestas a producir bajo control de sus trabajadoras y trabajadores, con todas las medidas de protección que se requieren ante la pandemia, para garantizar el suministro de alimentos frescos para la clase trabajadora y los sectores populares.
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