Cientos de personas protestaron en Caracas la noche de este miércoles, al no recibir las cajas del CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción) prometidas por el Gobierno para estas navidades, las cuales incluirían un pernil de cerdo, que forma parte del plano principal de la comida navideña y de año nuevo para los venezolanos.
Viernes 29 de diciembre de 2017
Cientos de personas protestaron en Caracas la noche de este miércoles, al no recibir las cajas del CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción) prometidas por el Gobierno para estas navidades, las cuales incluirían un pernil de cerdo, que forma parte del plano principal de la comida navideña y de año nuevo para los venezolanos.
Las protestas comenzaron el martes 26 por la noche y se extendieron hasta este jueves, por el oeste de Caracas. Según reportan vecinos a través de la red social Twitter, desde las 7:00 de la noche, aproximadamente, habitantes de La Vega mantienen cerrado el paso por la redoma de La India por la falta de comida, exigen la entrega de las cajas de alimentos subsidiados por el Ejecutivo.
Esto forma parte de varias protestas que se vienen dando en las últimas semanas en otros estados como en Sucre, Nueva Esparta (Margarita), Anzoátegui, Carabobo, Guárico, Vargas Zulia y Bolívar, donde tuvo mayor intensidad la protesta, siendo que en Ciudad Bolívar se reportaron el 25 disturbios e intentos de saqueos a varios negocios, que fueron reprimidos por los efectivos de la policía del estado Bolívar que utilizaron bombas lacrimógenas y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) desplegó un operativo de militarización de toda la ciudad.
El Gobierno nacional prometió distribuir cajas CLAP navideñas, con su respectivo pernil, para todos los beneficiados por el programa. Pero la distribución no ha sido la esperada y este miércoles el presidente Maduro dijo que la importación de perniles fue saboteada por la derecha internacional y acusó directamente a Portugal de incumplir con la entrega del producto, previamente negociado.
La realidad es que estas navidades los venezolanos sufren una severa escasez de alimentos básicos y medicinas, así como una desbocada inflación que el FMI proyecta en más de 2.300% para 2018. El ingreso mínimo (salario más bono de alimentación) suma unos 450.000 bolívares (135 dólares a tasa oficial, 4,5 dólares en el mercado negro), lo que cuesta en el mercado kilo y medio de pernil de cerdo. El incumplimiento gubernamental, la angustia por los altos precios en el sector privado y la escasez de productos de primera necesidad exasperan la paciencia del pueblo trabajador.
Basta de que sea el pueblo que pague la crisis
Las incipientes movilizaciones y luchas de trabajadores que hemos visto en estos meses, así como las protestas populares de estas semanas, expresan que el gran descontento el pueblo trabajador no se resigna, que la rabia acumulada de la clase obrera y los sectores populares busca las vías para ponerse en pie, para luchar en nombre propio, con sus propios métodos.
Ante esta situación las organizaciones sindicales se muestran impávidas, tanto a nivel de fábrica como algunas federaciones regionales o nacionales, producto de una pasividad de las direcciones sindicales, cuando no son directamente cómplices como las alineadas con el gobierno, y las otras subordinando a los trabajadores a la agenda de la derechista MUD. Los trabajadores deben exigirles que se pongan a la cabeza y organizar un plan de lucha para hacerle frente a esta agobiante situación y la que crisis no siga descargándose sobre el pueblo trabajador.
La Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) ha planteando la necesidad de un plan de emergencia obrero y popular, con una serie de medidas entre las que se encuentra la lucha por la escala móvil de salarios, un verdadero control obrero y popular de precios, y la distribución de alimentos en manos de los propios trabajadores y las comunidades.
Ángel Arias, referente de la LTS lo expresó en estos términos “La brutal inflación vuelve nada los salarios, necesitamos salarios que realmente cubran la canasta básica familiar y que se ajusten mensualmente al aumento del costo de la vida, eso debe quedar como una cláusula en los contratos y actas convenio. Es una medida defensiva elemental para frenar la depauperación de las familias obreras y populares. Esto debe ir acompañado de un verdadero control de precios, sin ninguna imposición de los patronos ni del gobierno, ni sus partidos ni los militares, sino ejercido por delegados y delegadas electos democráticamente por la base de los trabajadores y los sectores populares. El control de precios del gobierno es una farsa total, a pesar de las amenazas y poses públicas, en los hechos cada vez desmonta más el supuesto ‘control’. ¿Por qué siempre tiene que imponerse el nivel de ganancias de los empresarios sobre las necesidades de la mayoría del pueblo? ¡Nuestras condiciones de vida deben valer más que sus ganancias!”
Así mismo señala: “En manos de los empresarios, burócratas del gobierno y los militares está todo lo relativo a nuestra alimentación, por allí pasan las decisiones de sacrificarnos con sus aumentos de precios, así como toda la distribución y las respectivas mafias y redes de corrupción. ¿Por qué la alimentación de las familias trabajadoras y pobres tiene que quedar a expensas de sus decisiones y chanchullos? Debemos exigir que toda la distribución de alimentos en el país pase a manos de delegados de los trabajadores y de las propias comunidades, electos democráticamente por las bases y revocables por estas, con acceso a toda la información sobre de la producción, importación y almacenamiento de alimentos en el país”.
Esta sería parte de la lucha para avanzar en confluir en una gran alianza obrera y popular capaz de poner en jaque a los responsables de esta situación, parándole la mano a los ajustes que Gobierno y empresarios descargan sobre el pueblo y los planes que prepara la oposición de la derecha de la MUD. Esta es la única salida progresiva a los padecimientos que sufre el pueblo.