El presidente de Rusia, Vladímir Putin, presentó el nuevo armamento nuclear entre los que destaca el misil balístico Sarmat que convierte en "inútil" el escudo antimisiles de EEUU, según afirmó el mandatario.
Diego Sacchi @sac_diego
Jueves 1ro de marzo de 2018 15:34
El anuncio fue visto como un mensaje para Estados Unidos que, en un documento presentado por el secretario de Defensa a finales de enero, anunciaba nuevas hipótesis de conflicto en el próximo período y entre ellas incluía a Rusia como amenaza.
"Antes de que tuviéramos los nuevos sistemas de armamento, nadie nos escuchaba. ¡Escuchadnos ahora!", afirmó Putin durante un encendido discurso ante ambas cámaras del Parlamento.
Los presentes, la plana mayor de la política y la sociedad rusa, escuchaban las explicaciones del presidente y comandante supremo de las Fuerzas Armadas que iban acompañadas de espectaculares vídeos con ensayos de misiles.
"Nadie en el mundo tiene algo igual, por ahora. ¡Es algo fantástico!", agregó Putin sobre lo que llamó "respuesta a la salida unilateral del tratado de defensa antimisiles por parte de EEUU".
El presidente ruso ha aclarado en muchas ocasiones que su país no se verá empujado a una carrera armamentista que agote sus recursos como ocurriera con la Unión Soviética cuando el presidente de EEUU Ronald Reagan lanzó la conocida como "Guerra de las Galaxias". Pero eso no ha evitado que en los últimos años el Kremlin haya invertido cientos de miles de millones en modernizar su tríada nuclear: misiles intercontinentales, submarinos atómicos y aviación estratégica.
Luego de criticar al gobierno de Estados Unidos por desplegar sus elementos estratégicos en Polonia y Rumanía, aseguró que Rusia ha desarrollado cohetes que "no utilizan la trayectoria balística para alcanzar su objetivo", por lo que no pueden ser detectados por el escudo estadounidense.
El mandatario ruso agregó que el nuevo misil "Es un arma terrible capaz de golpear objetivos tanto sobrevolando el Polo Norte como el Polo Sur. Le llamamos Sarmat. Nuestros colegas extranjeros, como ustedes saben le han puesto un nombre muy amenazador, Satán", en alusión al misil SS-X-30 Satan-2, según la clasificación de la OTAN.
Al finalizar su presentación armamentística, Putin, recordó que la doctrina militar rusa sólo contempla el uso de armas nucleares en respuesta a una agresión exterior y remarcó que "la potencia militar de Rusia no amenaza a nadie" y que su arsenal estratégico es una "segura garantía de paz en el planeta", ya que mantiene el equilibrio de fuerzas.
A esa aclaración le agregó que "No amenazamos a nadie y no tenemos intención de atacar a nadie (...). Estamos interesados en una cooperación constructiva con EEUU y la Unión Europea. Incluso si nuestras posturas no coinciden, de todas formas seguiremos siendo socios", dejando claro que Rusia, una de las potencias nucleares, no contempla ser quién patee el tablero del orden internacional actual.
La constante referencia a que el nuevo misil ruso es capaz de vulnerar las defensas estadounidenses, que hizo Putin, aparece como un mensaje ante la nueva estrategia de seguridad nacional presentada por el Pentágono y aprobada por el presidente Donald Trump.
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Está nueva doctrina orienta la estrategia estadounidense hacia lo que el propio Pentágono ha definido como una tarea preparatoria, no inmediata, para pasar de la “guerra contra el terrorismo”, una guerra por definición asimétrica con actores no estatales o semi estatales (como los talibán o el carcomido régimen de Saddam Hussein), a enfrentamientos entre estados y potencias internacionales.
El documento que marca estas nuevas hipótesis de conflicto definen tres teatros de conflictos: el “Indo-Pacífico” (China); Europa (Rusia) y el Medio Oriente (Irán) donde supuestamente se concentrarán los recursos. África y Sudamérica apenas merecen una mención secundaria.
Como parte de este cambio en la estrategia militar estadounidense el presidente Trump anunció la modernización del arsenal nuclear. Para eso logró que el Congreso apruebe un aumento muy significativo para el gasto militar –todo un guiño al ala militar de la administración Trump– este pacto enfrentó el rechazo de republicanos más conservadores en materia fiscal.
Aunque no sea inmediato el horizonte del “conflicto entre potencias”, el militarismo y las tendencias al bonapartismo muestran que en tiempos convulsivos las clases dominantes no dudarán en recurrir a “soluciones de fuerza”.
Diego Sacchi
Nacido en Buenos Aires en 1977, militante del Partido de Trabajadores Socialistas desde 1994. Periodista, editor en la sección Internacional de La Izquierda Diario y columnista de temas internacionales en el programa de radio El Círculo Rojo.