El título de esta nota hace alusión a una reciente nota de Gabriel Solano titulada “¿Qué Frente de Izquierda necesitamos?” donde reitera la crítica al PTS por su “construcción basada en una estrategia electoral”. Sin embargo, el título de la nota y su propuesta central es … electoral: “un Congreso del Frente de Izquierda para principios de año, del que participen los activistas que protagonizan las luchas del país, para definir el programa, las consignas, los métodos y los objetivos de campaña y el armado de las listas de candidatos tendría ese contenido”.
Viernes 28 de octubre de 2022 19:00
Se torna indispensable tomar en serio que la izquierda está “interpelada” por la aguda crisis del régimen político burgués de la Argentina, de sus dos grandes coaliciones, que hemos conceptualizado como “elementos de crisis orgánica”, donde amplias franjas de la clase trabajadora y el pueblo pobre tienden a escindirse de sus representaciones políticas tradicionales y de los mecanismos de la “democracia”, sin que emerjan nuevos proyectos que tiendan a conquistar hegemonía entre las fracciones del capital.
Milei es la figura que promueve una parte del gran capital y los medios para capitalizar el amplio descontento y correr la agenda a la derecha (no para gobernar). Sin embargo, contra la falsa campaña de los grandes medios de comunicación, el kirchnerismo y gran parte de la intelectualidad que busca instalar la idea de que “lo único que crece es la derecha”, la verdadera relación de fuerzas entre las clases emergió en el conflicto del neumático, ganando una lucha obrera industrial el centro de la escena política nacional, quebrando un amplio frente reaccionario y antiobrero que fue desde Massa y Moroni hasta Clarín, Infobae y La Nación como voceros de Madanes Quintanilla, patrón de FATE/Aluar y dirección de la Cámara patronal. Ese triunfo obrero anticipa lo que se viene, los intentos de sectores de quebrar de forma reaccionaria la relación de fuerzas.
Si pretendemos hablar de “la estrategia de la izquierda”, como anuncia Solano en su nota, entonces la discusión sobre el FITU debe partir de qué política de construcción de partido “necesitamos”. A la crisis del régimen burgués no podemos responder con una táctica electoral. De ahí el breve pero esencial agregado planteado en el título.
¿Y si partimos de Engels y Lenin?
Volver “a las fuentes” es muy útil no para repetir dogmáticamente lo que se dijo hace casi 120 años, sino para tener un punto de vista para pensar el presente con nuestra propia cabeza. Si se trata de construir un partido socialista de la clase trabajadora, revolucionario e internacionalista, siguen siendo válidos los criterios que Lenin rescató de Engels. En el famoso “¿Qué Hacer?”, de 1902, Lenin hace referencia a Engels para distinguir tres niveles de lucha: económica (obreros contra patrones, que hoy haríamos extensivo a toda lucha reivindicativa, como la del movimiento piquetero, ambiental, de las mujeres, de los pueblos originarios, contra la represión del Estado, etc.), política (cuando la lucha abarca el plano nacional y estatal) y teórica (que incluye la lucha de ideas, tendencias y partidos, pero se basa en una comprensión de los fundamentos del marxismo revolucionario a través de sus debates nacionales e internacionales). Lenin consideraba como “dada” la pertenencia a una organización internacional de los trabajadores, ya que eran parte del ala izquierda de la Segunda Internacional.
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La evolución de la propia experiencia de la clase obrera internacional y del movimiento marxista, con la Revolución Rusa y las revoluciones y contrarrevoluciones que le continuaron, junto al desarrollo de las burocracias obreras, sindicales, socialdemócratas y estalinistas alentadas por los mecanismos del “Estado integral” (conceptualizado por Gramsci pero agudamente descripto en paralelo por Trotsky) como respuesta de la propia burguesía a la lucha de clases, plantearon con toda agudeza un plano nuevo de lucha en el terreno de las propias organizaciones de la clase obrera (sindicatos, coordinadoras, consejos) y los partidos que de ella se reivindican: la independencia de estas organizaciones no sólo de “todas las fracciones patronales” sino del Estado burgués (que Solano “sintomáticamente” omite) y las burocracias conciliadoras.
Entonces, en honor a la brevedad, hagamos un repaso de las “estrategias en la izquierda” que propone el mismo compañero Solano, siguiendo los criterios de Lenin.
La primera ausencia notoria es la de la “lucha teórica”, nacional e internacional, dado el abandono absoluto de producciones teóricas o de debate ideológico por parte del PO y sus dirigentes y militantes. “Sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario” sentenció Lenin hace más de un siglo, y hoy esto es infinitamente más importante, dado que el marxismo carga con la pesada herencia del estalinismo y ha sufrido todo tipo de ataques y negaciones que pretenden ser definitivas (sin superaciones dialécticas). La construcción de las bases de un partido revolucionario debe medirse no sólo por la influencia política conquistada por cada corriente a través de sus referentes, publicaciones y fuerza militante, nacional e internacional, así como la estructuración y construcción en el movimiento obrero y la juventud, sino también por el nivel de sus producciones y publicaciones teórico-políticas, lo que incluye difundir y debatir con otras tendencias intelectuales. El PTS y nuestra corriente internacional se cuestiona permanentemente este aspecto, y de allí nacen iniciativas como la revista mensual que se tornó en suplemento semanal Ideas de Izquierda (que ya acumula centenares de artículos y alterna ahora con Las Armas de la Crítica que publican jóvenes intelectuales universitarios) y los más de 80 títulos de Ediciones IPS. El catálogo de esta editorial y otros libros publicados por militantes expresan las distintas etapas del PTS, comenzando por el “rescate” de Trotsky y otros clásicos (Lenin y Rosa Luxemburgo) y luego la relectura crítica y reapropiación de Gramsci, donde se destacan las elaboraciones de Juan Dal Maso (que Horacio González consideró hace unos años como un nuevo punto de vista de lectura de Gramsci en Argentina) en diálogo con las posiciones teóricas de Trotsky, y su aplicación a la realidad nacional (como el libro de Fernando Rosso “La hegemonía imposible”). En los últimos años ampliamos la publicación de autores marxistas más actuales y sobre nuevas áreas (ecología, ciencias, filosofía, historia) con contenidos más polémicos y autores no partidarios. Pero lo fundamental es que sobre esa base de relectura y revalorización de los “clásicos”, viene siendo cada vez mayor la elaboración de libros propios de dirigentes y compañerxs de nuestra corriente [1]. De esta serie de libros hay, por supuesto, algunos de mayor investigación y alcance teórico mientras otros son más tipo ensayos, pero de conjunto muestran una dinámica creciente de trabajo teórico y de búsqueda de influencia y hegemonía ideológica, reconocida por intelectuales y militantes de otras tendencias de la izquierda.
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También está ausente de la “estrategia de la izquierda” que plantea Solano el internacionalismo militante, donde ya ni siquiera existe el muy débil agrupamiento que supo impulsar el PO cuando aún dirigía Altamira (la CRCI). Debería tomar en cuenta, para su crítica al PTS, nuestra persistencia en los esfuerzos por reconstruir la Cuarta Internacional frente a un mundo cada vez más interconectado (en las cadenas de valor, en las crisis de todo tipo, en la política de los estados y en la lucha de clases, pese a las tendencias nacionalistas reaccionarias) y el avance que significa para todas las organizaciones que luchamos por una estrategia revolucionaria la fundación de una nueva organización trotskista en Francia, impulsada por la corriente Revolution Permanente, que viene de hacer una escuela de verano con más de 500 participantes y se encamina hacia el Congreso de fundación de una nueva organización en los próximos meses. Además, compartimos la FT-CI con organizaciones de Alemania, EEUU, Italia, Estado español, Brasil, México, Chile, Perú, Venezuela, Costa Rica, Bolivia, Uruguay.
En cuanto a la “lucha económica” y la “lucha política”, siempre hemos estado de acuerdo que son terrenos indispensables para desplegar la intervención de la izquierda. Pero aquí es necesario distinguir las luchas por reivindicaciones parciales de las luchas políticas de conjunto contra el régimen, el estado y la clase dominante, así como la conquista de sindicatos e instituciones de coordinación democrática de la clase trabajadora y la juventud para la lucha. Lo mismo sucede con la agitación política de ideas y consignas transicionales que chocan de frente contra la división de la clase trabajadora que los Grabois y compañía pretenden perpetuar detrás de la “economía popular”. La campaña que lanzamos por la reducción de la jornada laboral a 6 horas, cinco días, sin afectar el salario y repartiendo las horas de trabajo ha logrado abrir el debate en importantes sectores de trabajadores, superando las consignas mínimas y elementales reivindicativas.
Es de destacar el rol que cumple La Izquierda Diario como el principal medio de comunicación de la izquierda argentina, como órgano de agitación del programa de acción, de propaganda de las ideas socialistas, de debate y como instrumento de organización, algo reconocido por importantes intelectuales y periodistas que no pertenecen a nuestra organización.
La lucha del neumático, con el Sutna como dirección y Alejandro Crespo, militante del PO, como Secretario General, significó un importante triunfo obrero que despertó simpatías en amplios sectores de los explotados. Estuvimos codo a codo el PTS y toda la izquierda clasista defendiendo esta lucha, con acuerdos y diferencias. La Izquierda Diario cumplió un destacado rol en el conflicto como el principal medio difusor de la izquierda de esta enorme lucha (algo reivindicado por decenas de activistas). Un aspecto importante fue cómo coordinar con otros sectores en lucha, ocupados y desocupados, no sólo durante el conflicto sino luego del triunfo, para alentar el agrupamiento y desarrollo de los sectores antiburocráticos y clasista de la clase obrera. PO no impulsó ninguna política de reagrupamiento. El Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC) no se reunió ni una vez durante el conflicto, pese a nuestros reiterados llamados junto con todo tipo de propuestas. Luego del conflicto planteamos al Sutna convocar a un Encuentro nacional para poner en pie una Coordinadora o la instancia que consideren más apropiada. Pero no hay ninguna convocatoria. Vamos a seguir insistiendo porque es una necesidad de la clase obrera. El PO está a tiempo de revertir su parálisis para avanzar en poner en pie un polo alternativo a la burocracia sindical que una a la vanguardia obrera ocupada y desocupada. Nos basamos en nuestra propia práctica durante años: desde la Coordinadora del Alto Valle que impulsó Zanon en Neuquén junto a los desocupados del MTD, en el momento álgido de la ocupación y puesta en funcionamiento de la fábrica, hasta las convocatorias impulsadas por MadyGraf bajo gestión obrera (la ex Donnelley), en el Astillero Río Santiago en Ensenada/La Plata, el Hospital Posadas en 2018, PepsiCo en 2017 e iniciativas similares en cada una de las batallas donde somos parte dirigente. Más que un congreso electoral(ista) del FITU como propone Solano, es imperioso poner todas las fuerzas al servicio de esta perspectiva, partiendo del merecido prestigio que lograron los compañeros del neumático.
¿Por qué esta negativa del PO? Porque el eje absoluto del PO es la construcción del Polo Obrero como base para un supuesto “movimiento popular bajo banderas socialistas” que en realidad es el propio movimiento electoral del PO (no casualmente el acto que realizan en Plaza de Mayo no lo cierra Alejandro Crespo del Sutna o un dirigente del Polo Obrero, sino Gabriel Solano).
Es indudable el salto del Polo Obrero, MST Teresa Vive, MTR, FOL y otras organizaciones que constituyen la Unidad Piquetera, en cuanto a capacidad de movilización con independencia política del gobierno de turno. Esto los ha convertido en actores de peso que influyen en la distribución de la asistencia social del Estado y los debates que se generan respecto a los planes que impone el FMI y llevan adelante los gobiernos. Como es sabido, la participación en las movilizaciones es proporcional a la cantidad de planes generados por el Estado. Desde el PTS siempre nos opusimos a crear una colateral “piquetera” (que el PO -al igual que el MST- adosa al “partido” para esconder su notorio decrecimiento) y propusimos el funcionamiento en base a asambleas comunes con libertad de tendencias donde la administración sea controlada democráticamente.
Quedamos en soledad con este planteo, salvo algunas pequeñas experiencias a partir de la Asamblea Permanente de Guernica, que se replican en varias partes del país como el gran Rosario, La Plata, Matanza, etc. Pero, a diferencia del PO, siempre distinguimos este movimiento reivindicativo de la organización política socialista, donde la militancia se desarrolla sin la mediación de planes estatales. Por esto, PO se ha desarrollado crecientemente como “movimiento social” y ha retrocedido notoriamente en la militancia partidaria propiamente dicha. Esto lo ve cualquiera en la militancia estudiantil universitaria, donde supieron tener una cierta acumulación (con sus propios problemas y frentes únicos con la centroizquierda), o en la militancia en sectores del movimiento obrero, algo que se hizo aún más evidente después de la ruptura del fundador del partido Jorge Altamira.
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Por esto, resulta risueña la crítica a las Asambleas Abiertas que estamos impulsando desde el PTS y que vienen reuniendo, no sin dificultad, a miles de compañeros y compañeras trabajadores, mujeres y jóvenes en todo el país. Estas asambleas son, hoy por hoy, la institución de reunión voluntaria de militancia política revolucionaria más grande de la Argentina, que pelean contra la pasivización y desmoralización que promueven el kirchnerismo y las diversas burocracias. En esas asambleas participan compañeros y compañeras que han sido protagonistas de luchas obreras emblemáticas y siguen trabajando y militando en sus fábricas y establecimientos, como Claudio Dellecarbonara, Pablo Peralta (Subte), Vanina Mancuso, Eduardo Ayala, Jorge Medina (MadyGraf), Javier “Poke” Hermosilla, Julio Tevez, Juan Centurión (Mondelez/Kraft), Nathalia González Seligra, Yazmin Muñoz Sad, Virginia Pescarmona, Laura Espeche, Federico Puy, Ivana Otero y decenas de dirigentes docentes, Luana Simioni (IOMA-ATE), Nicole Salvatierra y otras compañeras de la Asamblea Permanente de Guernica, Andrés “Chaplin” Blanco (dirigente de Zanon y diputado del FITU) y otros obreros y obreras de Zanon y otras fábricas de Neuquén, Martín Brat y Luciano Corradi (aeronáuticos), Camilo Mones, Katy Balaguer, Teto Medina y el Garza (ex obreros de PepsiCo), Juan Contrisciani (Delegado de Sección y Paritario Astillero Río Santiago), Laura Cano (miembro de la Directiva de Cicop por la minoría y diputada electa en la PBA), Florencia Saracho (directiva de Foetra), Andrés Padellaro (Ferroviario) entre otros. Todos ellos y ellas estuvieron, junto a nuestros diputados y diputadas, referentes nacionales como Raúl Godoy o Christian Castillo y miles de jóvenes estudiantes y trabajadores (que organizan la Red de Jóvenes Precarizadxs y agrupaciones estudiantiles) y militantes adultos, poniéndole el cuerpo a cada lucha, como la del neumático, las luchas docentes y de salud, la de los viñateros y el citrus, las ambientales en Rosario, contra la represión y el gatillo asesino policial y la delegación, la más importante de la izquierda, de las compañeras de Pan y Rosas al reciente Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias en San Luis. Por ejemplo, en asambleas como la de Merlo (donde el FITU hizo una elección histórica) se puede apreciar la confraternización de trabajadoras y trabajadores con jóvenes secundarios y universitarios y precarizados, docentes y activistas del neumático nucleados para discutir las ideas del socialismo revolucionario y su programa y votar acciones concretas para fortalecer las luchas en curso. Muy lejos del “electoralismo” que nos sindica PO, las asambleas del PTS son para organizar en un partido socialista de la clase obrera a miles, para influir en los diferentes procesos de la lucha de clases.
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En ese marco, se molestan con la resolución de nuestro Congreso sobre candidaturas, pero ocultan que la adoptamos con anticipación (mientras todas las coaliciones del enemigo de clase discuten sus candidaturas a cielo abierto) porque apostamos a una medida audaz: una "renovación" que implica proponer a Myriam Bregman y Alejandro Vilca como eventuales candidatos presidenciales del Frente de Izquierda Unidad, mientras Nicolás del Caño, muy ampliamente conocido y respetado, concentre sus esfuerzos en la estratégica Provincia de Buenos Aires. Se trata de una apuesta que no puede esperar a último momento, porque no es fácil la construcción de referentes políticos con ese nivel de llegada al pueblo trabajador, las mujeres y la juventud. Lejos de aportar ideas y opiniones, ahora se dedican a atacar también a Alejandro Vilca diciendo que “el papel de su partido fue por completo inocuo en las luchas sociales que recorrieron la provincia”. ¿Es que acaso la lucha de clases ahora se limita a las luchas “sociales” del movimiento piquetero (donde, por otra parte, Vilca ha estado a la cabeza de todas las movilizaciones contra la criminalización del movimiento, como reconocen la mayoría de las organizaciones en la provincia)?. Mal le ha informado a Solano el único militante que le quedó al PO en la provincia (la mayoría de la ya poca militancia se fue con Política Obrera), de la actuación del PTS de Jujuy en las luchas de los obreros rurales, donde tenemos responsabilidad de dirección, de los sindicatos docentes como el Cedems contra el fraude de la burocracia de Montero, de los obreros del Ingenio La Esperanza, de la lucha del movimiento de mujeres contra el femicidio, contra la represión de Morales y las persecuciones a las y los luchadores populares. No presumimos de dirigir en la lucha al 25% de la población que votó por Vilca, pero somos parte orgullosa de la tradición de lucha de la provincia.
Siempre nos interesó debatir las vías de construcción de un partido socialista de la clase trabajadora, revolucionario, con las corrientes que somos parte del FITU. Asumamos los verdaderos debates estratégicos y dejemos de lado las maniobras para intentar dirimir las diferencias políticas entre partidos utilizando las organizaciones sociales que tienen sus propias, demandas y métodos. Así estaremos contribuyendo a construir una militancia revolucionaria consciente en todos los sectores de nuestra clase y la juventud.
[1] Estrategia Socialista y Arte Militar, de Emilio Albamonte y Matías Maiello, sobre feminismo socialista de Andrea D’Atri y otras compañeras, los ya citados de Juan Dal Maso, sobre la economía argentina de Esteban Mercatante y luego sobre el imperialismo, sobre la historia del movimiento obrero y la izquierda (Insurgencia Obrera de Ruth Werner y Facundo Aguirre, Cien años del historia del movimiento obrero, de Alicia Rojo, Josefina Martínez y otros; sobre Zanon, de Raúl Godoy, Alejo Lasa y Grace López Eguía; sobre el Villazo, de Octavio Crivaro, etc.); el de Nicolás del Caño y Lucho Aguilar sobre juventud precarizada; el de Christian Castillo de hace ya algunos años sobre Argentina; los libros publicados por dirigentes de otros grupos de la FT, como Juan Chingo (Francia), Javo Ferreyra (Bolivia), Josefina Martínez (Estado Español), Nathaniel Flakin (Alemania) y Eduardo Molina, etc.