Las asambleas en las escuelas empezaron hoy después de hacerse viral que hubo un recorte presupuestal a las Becas Elisa Acuña. Pocos minutos después, la UNAM sacó un comunicado en respuesta. ¿Esto realmente resuelve el problema? Aquí te contamos.
Jueves 13 de abril de 2023
Ya en esta nota explicamos qué está detrás del rumor de que se cancelarían las becas, que desató asambleas en algunas escuelas como la Facultad de Economía, Facultad de Filosofía y Letras, FES Aragón, Facultad de Arquitectura, Facultad de Ciencias o como la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), donde se han estado convocando marchas y está la propuesta de realizar una interuniversitaria, entre otras acciones.
La preocupación de cientos de estudiantes por perder sus becas se junta con que no se resolvió lo que venía evidenciándose los últimos semestres (la precarización de la educación y la dificultad de los estudiantes para solventar lo necesario para poder estudiar traducido en las luchas por los tianguis, que traían detrás demandas como comedores subsidiados, garantía de un transporte público, seguro y gratuito y la eliminación de cobros ilegales dentro de la universidad.
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Cuando fue evidente que el descontento derivaba en un ambiente de autoorganización estudiantil, el Departamento de Becas y la Dirección General de Comunicación Social emitieron un comunicado y un boletín diciendo que no se recortarían las becas aunque el “Presupuesto de Egresos de la Federación 2023” no fueron asignados recursos, pues los recursos de la UNAM y de la Fundación UNAM son suficientes para mantener “el número de becas otorgadas y el monto de las mismas”.
Es importante recordar que Fundación UNAM está integrada por distintas empresas entre ellas de Slim y en su consejo directivo se encuentran políticos del viejo PRI como Dionisio A. Meade, presidente de la Fundación y padre del José Antonio Meade Kuribreña ex candidato a la presidencia; también se encuentra el rector Enrique L. Graue Wiechers, que se ha caracterizado por mantener en la precarización a los docentes y mantener una política de represión y persecución, tal como se vio en el movimiento “Fuera porros de la UNAM” y en el #UNAMNoPaga; también encontramos a la panista María Teresa Gómez Mont y Urueta; también está Lic. María Elena Vázquez Nava, quien trabajó en distintas secretarías en el gobierno de Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid y Salinas de Gortari; entre otros personajes de la política mexicana relacionados con los partidos patronales que como sabemos son los mismos que han aprobado leyes anti obreras.
Habría que cuestionar, en primer lugar, si es verdad que no van a disminuir este tipo de apoyos, pues nunca ha habido transparencia de cuántos recursos se destinan a eso. Por otro lado, cada que hay procesos de movilización dentro de la universidad con exigencias que buscan mejorar las condiciones de estudio o de trabajo (de profesores y personal del STUNAM), nunca vemos voluntad por parte de las autoridades a destinarle presupuesto a las demandas. Todo esto está cruzado por la elección del rector que está pensada para finales de este 2023 y las autoridades harán todo lo posible para que el movimiento no les explote en la cara y se expanda al conjunto de planteles de la UNAM.
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Podríamos hacer hipótesis de por qué el gobierno federal hace el recorte del presupuesto, y también de por qué esta movida de parte de las autoridades universitarias que plantean que resolvieron el problema, pero lo cierto es que los gritos contra la precarización no han sido callados. Que se mantengan las becas no quiere decir que lxs estudiantes vayamos a dejar de decidir si tener tiempo de hacer tarea o estudiar o trabajar para poder vivir, ni quiere decir que vayamos a dejar de pasar hambre en las escuelas por estar todo el día debido a las largas jornadas con tiempos muertos dentro de nuestros horarios, y tampoco que dejemos de contar los pesos para viajar en un transporte público donde no se garantiza nuestra seguridad.
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Los cuatro años de mandato del Gobierno de MORENA han estado marcados por un discurso de universalización de la educación -que nunca vimos, a diferencia de un fuerte aumento presupuestal a las Fuerzas Armadas- pero también un fuerte cuestionamiento a las rectorías universitarias y, en particular, a la UNAM.
En diversas ocasiones se han cuestionado los altos sueldos de los funcionarios, así como la exigencia de aumento del presupuesto a la educación, con los cuales se podían solventar consignas que desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista hemos levantado a través de los últimos años:
- Transporte público, seguro y gratuito de las escuelas periféricas (como FES y CCH’s) a manera de Pumabus, que vayan de los centros académicos a las estaciones de metro cercanas y a puntos estratégicos de zonas aledañas.
- Comedores subsidiados.
- Garantizar el equipamiento y presupuesto de laboratorios, bibliotecas, prácticas de campo, cursos de idiomas y extracurriculares (destinados a las artes y el desarrollo de la cultura) etc., así como la eliminación de los cobros ilegales de las mismas.
- Basificación con sueldo digno y plenos derechos laborales a la totalidad de docentes de la universidad.
A la par de esto, con el calor del descontento y las asambleas que se empiezan a convocar, llamar a conformar una comisión tripartita (de profesores, trabajadores y con mayoría estudiantil) que gestione la distribución de las becas, las cuales deberían ser de carácter universal, con independencia de las autoridades, el gobierno y los partidos del régimen, con representantes por escuela votados en asamblea.
Si bien, hoy nos dicen que el problema en la UNAM está resuelto, debemos de tomar en cuenta que este recorte al fondo de becas, que afecta al conjunto de las escuelas de nivel superior, debe ser respondido con un movimiento por el derecho a la educación pública y gratuita en todo el país, y poner las universidades al servicio del pueblo pobre y trabajador: sacar la universidad de las disputas por la rectoría que tienen los partidos del régimen que día con día hacen pactos para utilizar a nuestras escuelas como canteras políticas, modifican nuestros planes de estudio para vaciarlos de contenido crítico y formar mano de obra barata, elitizar la educación -como pasó durante la pandemia-.
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