Moyano aplaudió a Macri en el Congreso. Otros estuvieron ausentes. Crece la verborragia contra el ajuste, pero no hay plan de lucha. Nueva oleada de despidos en el Estado.

Fernando Scolnik @FernandoScolnik
Jueves 3 de marzo de 2016
Como analizamos en La Izquierda Diario, la mayor parte de las cúpulas sindicales se aprestaban a firmar un pacto con el macrismo, tras el encuentro que mantuvieron con el presidente en Casa Rosada el 11 de febrero. Sin embargo, el acuerdo entró en terreno pantanoso debido a los insuficientes cambios dispuestos en el impuesto al salario. Esto, en un contexto de creciente malestar por despidos e inflación, le dejó poco margen a las cúpulas sindicales, que prácticamente fueron empujadas a adoptar un discurso más confrontativo con el gobierno nacional.
La nueva estrategia diseñada entonces por los jefes de las distintas CGT apuntó a buscar acuerdos parlamentarios con el fin de obtener las ansiadas modificaciones en ganancias que les permitan sellar la paz social, aunque el cambio solo involucre a una pequeña minoría de la clase trabajadora. La semana pasada se dejaron ver junto a diputados del massismo, mientras que esta semana Omar Viviani, del gremio de los taxistas, volvió a referirse al rol de los “compañeros de extracción sindical”, como el diputado Oscar Romero, que actúan dentro del bloque Justicialista en Diputados.
Esto sucede en un contexto en el que, después de casi tres meses de gobierno por decreto, el parlamento se reabrió y el macrismo, que no cuenta con mayoría propia para votar leyes fundamentales como las que necesita para sellar el acuerdo con los fondos buitre, está obligado a negociar. En ese marco, sectores de la burocracia sindical intentan colar sus intereses.
El ministro Prat Gay dejó en claro el mensaje dirigido a los juegos parlamentarios de las cúpulas sindicales: “Si el Congreso no deroga las leyes que impiden el pago a los holdouts y el crédito sigue bloqueado, será imposible avanzar en otras cuestiones como la modificación del impuesto a las ganancias”. Todo bajo el discurso oficialista de que el acuerdo con los buitres es una gran solución para evitar un “ajuste brutal”.
En este marco, un nuevo capítulo de las idas y vueltas en la relación entre gobierno y sindicatos se vivió este martes. La clave fue la actitud adoptada frente al discurso de Macri en el Congreso Nacional.
Quienes se dejaron ver en un palco, en primera fila, fueron Hugo Moyano y Gerónimo “Momo” Venegas. Si bien el dirigente camionero no se privó de aplaudir algunos fragmentos de la alocución del presidente, a pesar de que la misma no trajo buenas noticias para los trabajadores, quien más lejos llegó fue el titular de la UATRE, al afirmar al cierre de la jornada que “la principal fuerza del mensaje presidencial fue la convocatoria a la unidad nacional. Esa propuesta es muy fuerte para todos los argentinos que vienen de doce años de divisiones y desencuentros”, afirmó el más oficialista de todos los dirigentes sindicales del país.
Declaraciones contra el gobierno, sin plan de lucha
A diferencia de ellos, los que no estuvieron presentes en el Congreso Nacional fueron los barrionuevistas, así como tampoco los referentes de la CGT conducida por Antonio Caló, ni los de ambas CTA.
En las calles aledañas al Congreso dieron el presente los bancarios, quienes fueron reprimidos por la Policía Federal y la Gendarmería, para que la voz de sus reclamos no llegara a la apertura de sesiones. Sergio Palazzo, el titular del gremio, tuvo que responder que “no hay gas pimienta ni palos que vayan a parar a La Bancaria”, aunque desde sectores de base y desde la agrupación Marrón le exigen un paro de todo el gremio para movilizar a miles contra los despidos en el sector, por el salario, y por la derogación del impuesto a las ganancias.
Por su parte, el secretario general de SUTEBA, Roberto Baradel, también tuvo un cruce verbal con el macrismo. En respuesta al ministro de Economía Bonaerense, Hernán Lacunza, que puso en duda la posibilidad de reabrir las paritarias, el dirigente docente afirmó que “los docentes bonaerenses fuimos muy claros en condicionar la aceptación de la propuesta a una cláusula de monitoreo del impacto inflacionario y a la continuidad de la paritaria”. Baradel expresó así, a su manera, el poco margen con el que quedó, debido al rechazo al acuerdo firmado por parte de miles de docentes, especialmente en las seccionales de los SUTEBA combativos.
Desde el lado de los gremios del transporte, Omar Maturano no sólo pidió por los cambios en ganancias, sino que al referirse al discurso de Macri indicó que “el ciudadano común no debe pagar tantos impuestos. Que lo hagan las mineras, el juego, la banca financiera. La devaluación favoreció al campo y a las mineras, pero perjudicó a los trabajadores, que siempre pagan el ajuste”.
A su vez, Ricardo Pignanelli, de SMATA, sostuvo que “estamos preocupados porque están en riesgo las fuentes laborales de miles de trabajadores que se desempeñan en la industria automotriz. Más allá de las conversaciones con el ministro de Producción, Francisco Cabrera, donde se barajó una producción de entre 600 y 650.000 autos para este año, tenemos dudas. Por boca de los presidentes de las terminales hablan de 520.000 unidades para este año, una cifra riesgosa para la consolidación de los puestos de trabajo".
Sin embargo, ninguno de los dirigentes mencionados, a pesar de sus denuncias y exigencias, ha convocado a un plan de lucha.
ATE ante la segunda oleada de despidos en el Estado
En el sector público ha comenzado una segunda oleada de despidos, como lo demuestran los casos del INADI, o de los ministerios de Economía y Salud, entre otros. La jornada nacional de lucha del 24 de febrero, con decenas de miles de trabajadores en las calles, mostró que hay fuerza para enfrentar los despidos. Lo mismo muestran los procesos de lucha y asamblea en múltiples dependencias.
En declaraciones a Ámbito Financiero, el secretario general de ATE Capital, Luciano Fernández, manifestó que "si llega a haber una profundización de los despidos masivos vamos a volver a la calle".
Sin embargo, la segunda oleada de despidos en el Estado ya ha comenzado, pero la conducción de ATE no ha llamado a la necesaria continuidad del plan de lucha para derrotar los ataques.
Desde la izquierda y el sindicalismo combativo exigen a las conducciones de los gremios asambleas en los lugares de trabajo, y un plan de lucha nacional para derrotar el plan de ajuste.

Fernando Scolnik
Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.