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Red Internacional
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Cinco claves. ¿Qué es el COVAX y cómo funciona?

Te contamos algunas claves para entender el mecanismo COVAX que tiene la ambición de garantizar un acceso equitativo a las vacunas contra el COVID-19 en todo el mundo. Sin embargo, los intereses económicos de los laboratorios y las farmacéuticas impiden cumplir este objetivo.

Sábado 5 de junio de 2021 12:38

1. ¿Qué es COVAX?

COVAX es el acrónimo de Acceso Global a las Vacunas contra la Covid 19 (por sus siglas en inglés), una iniciativa que busca que las vacunas se desarrollen lo más rápidamente posible, que se fabriquen en los volúmenes adecuados, y que se hagan llegar a quienes más las necesitan. Fue puesta en marcha por la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI), la Alianza Gavi para las Vacunas (Gavi) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Es uno de los pilares de un proyecto mayor, conocido como Acelerador del Acceso a las Herramientas contra la Covid-19 (Acelerador ACT, por sus siglas en inglés), el cual busca la colaboración mundial, más específicamente, la colaboración de gobiernos, organizaciones de salud, fabricantes, científicos, sector privado, sociedad civil y filantropía, para acelerar el desarrollo y la producción de tests, tratamientos, y fortalecimientos de los sistemas de salud, además de vacunas contra la COVID-19, y garantizar su acceso equitativo. Fue presentado en abril de 2020 por la OMS, la Comisión Europea, Francia y la Fundación Bill y Melinda Gates.

2. ¿Qué objetivos se propone?

Se propone que todos los países participantes, independientemente de sus niveles de ingresos, tengan el mismo acceso a las vacunas. El objetivo inicial es tener 2 mil millones de dosis disponibles para fines de 2021.

Según la OMS, se propone ofrecer dosis de vacunas para al menos el 20% de la población de los países miembros, con una cartera de vacunas diversificada. Busca entregarlas tan pronto como estén disponibles, para así poner fin a la pandemia y “reconstruir sus economías”.

Piensa lograrlo actuando como una plataforma que apoyará la investigación, el desarrollo y la fabricación de una amplia gama de vacunas contra Covid-19, y posteriormente “negociando sus precios”. Básicamente es un mecanismo que compra vacunas en nombre de los países miembros a los laboratorios productores, para luego repartirlas entre dichos países.

Los países miembros se clasifican en dos categorías, aquellos que pueden tener ingresos suficientes para comprar, y que además pueden hacer acuerdos con los laboratorios y proveerse de vacunas por su cuenta, y los que no. En este último caso, las dosis son financiadas por el Gavi COVAX Advance Market Commitment (AMC por su sigla en inglés), el cual levanta fondos a través de asistencia de desarrollo oficial, el sector privado y filantropía.

3. ¿Cómo es el reparto de las vacunas?

Una de las críticas a este mecanismo es la poca transparencia en su funcionamiento. Oficialmente, a medida que se vayan aprobando las vacunas, y haya disponibilidad de dosis, éstas se irán asignando a un mismo ritmo en todos los países miembros hasta garantizar la cobertura del 20% de la población.

Pero, el mecanismo Covax no interfiere en los acuerdos que además hagan los países por su cuenta con los productores, por lo que en los hechos los ritmos de vacunación en los países no son equitativos.

4. ¿Puede resolver la escasez de vacunas y distribuirlas a mayor velocidad?

Uno de los problemas de este tipo de iniciativas es que se propone negociar con los países y los laboratorios como un comprador más. Sujeto a las leyes del mercado, y a la restricción que impone a la producción el hecho de que existan las patentes. Lo que hace que no se pueda poner la capacidad productiva en el mundo de manera coordinada para aumentar la producción, y también sujeto a que las empresas puedan encarecer los precios.

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Esto se traduce además que al ser un bien escaso, tenga menos disponibilidad de vacunas para repartir. Por ejemplo, un informe salido en febrero dice que se espera que para la primera mitad del 2021 solo haya disponibles 336 millones de dosis.

5. ¿Puede ser suficiente para terminar con la pandemia?

Si bien aportan frente al acaparamiento y "nacionalismo de vacunas", este tipo de iniciativas por más buenas intenciones que tengan son impotentes para enfrentar seriamente a la pandemia. Aún en un escenario optimista, en que el virus no mute, con el objetivo propuesto de las 2000 millones de dosis podría llevar años vacunar al 70% de los 7.800 millones de personas que se estima viven en el mundo.

Cómo venimos contando desde La Izquierda Diario, la vacunación sola no alcanza para terminar con la pandemia. Esto se debe a que las vacunas no dan inmunidad esterilizante, lo que permite que el virus siga circulando, y por lo tanto es posible el surgimiento de nuevas mutaciones que escapen a la inmunización otorgadas por las vacunas. Pero además la producción y distribución de vacunas no se da en ritmos suficientes, dado que está sujeta al lucro y los intereses geopolíticos, enfermando a millones de personas.

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Frente a estos problemas, desde la OMS no se hacen más que llamados a la buena voluntad tanto de las potencias para que inviertan más fondos, y no acaparen sus vacunas, como también a los laboratorios y las farmacéuticas, intentando convencerlos de que no es caridad, sino la mejor inversión que pueden hacer.

La realidad de estos largos últimos meses nos muestra que esto es insuficiente. Es necesario levantar el sistema de patentes y propiedad intelectual y volcar los recursos necesarios para que las vacunas se produzcan en todo el mundo para vacunar a toda la población en el menor tiempo posible. Al mismo tiempo, tomar medidas para cortar los contagios, medidas como el testeo y rastreo para detectar rápido si uno está contagiado, y también medidas como IFE que permitan a la gente aislarse. Es necesario invertir recursos para readecuar el transporte público, escuelas, y lugares de trabajo para que tengan una ventilación adecuada.

Pero hacer esto implica afectar los intereses de los empresarios, por eso apelar a su buena voluntad como vimos en el caso de nuestro país con Sigman y Astrazeneca, no sirve, es necesario, como plantea el FIT-U conseguirlo mediante la movilización imponiendo los intereses de las mayorías trabajadoras.

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