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Red Internacional
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Crimen Ambiental. Qué es la Exploración Sísmica, el método destructivo de la vida marina que usan las petroleras

Para este 1° de julio el Gobierno convoca una audiencia pública para discutir el impacto ambiental del repudiado procedimiento. En Argentina se empezó a utilizar bajo el macrismo por grandes multinacionales. El Frente de Todos mantiene intactos los acuerdos firmados. Alerta por la flora y la fauna de la Plataforma Continental Argentina

Miércoles 30 de junio de 2021 18:29

Foto: Greenpeace

El mar argentino y su fauna, una vez más en peligro por el extractivismo. Este Jueves primero de Julio se hará una audiencia pública convocada por el gobierno de Alberto Fernández, abierta a la participación ciudadana, de organizaciones medioambientales y distintos especialistas, para discutir sobre el impacto ambiental de la "Campaña de Adquisición Sísmica Offshore en Cuenca Argentina Norte, en las áreas CAN 108, CAN 100 Y CAN 114" impulsada durante el gobierno de Mauricio Macri, que “lotea” el mar argentino desde Tierra del Fuego hasta Mar del Plata para la exploración sísmica, en busca de petróleo y gas. De dar marcha atrás con este acuerdo, ni noticias.

Foto: Greenpeace

El extractivismo marítimo es una política llevada adelante desde el gobierno de Alfonsín, seguida por Menem, y continuada por el kirchnerismo y todos los gobiernos siguientes. Durante el 2018, Mauricio Macri, por entonces presidente de la Argentina, llamó a licitación pública de carácter internacional para permisos de exploración hidrocarburífera dentro de la Plataforma Continental Argentina, correspondiendo a las cuencas Argentina Norte, Austral y Malvinas Oeste. Para Mayo del 2019, la Secretaría de Energía de la Nación otorgó 18 áreas por una módica suma de 724 millones de dólares, por un total de 201.104 km2.

Este territorio sobre el cual Argentina ejerce soberanía, incluyendo sus recursos naturales, fue “rematado” como parte de una lógica de entrega de los recursos naturales a las grandes corporaciones del extractivismo de todos los gobiernos. Junto a los gigantes como ExxonMobile también se otorgaron permisos a YPF. Por ejemplo, los 14.542 km2 concesionados de la Cuenca Austral cercana a Tierra del Fuego, conviven con las ya existentes operaciones offshore de Total Austral, subsidiaria de la petrolera francesa Total, que hace algunos meses y en plena pandemia de vistió de “greenwashing” para dejar cientos de trabajadores en la calle.

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Se alerta sobre dos peligros principalmente, uno es la seguridad de que ocurran derrames, y el otro es la disminución de la pesca por el procedimiento de exploración sísmica, que se realiza con explosiones constantes bajo del mar, gran parte de esta “zona de sacrificio’’ (al estilo del Gobernador de Chubut Mariano Arcioni) o digamos este “loteo” abarca zonas protegidas, tanto a la altura de Mar del Plata como hacia el sur del país.

Foto: Observatorio Petróleo Sur

A los cañonazos

El procedimiento de exploración sísmica es fuertemente rechazado por ambientalistas, organizaciones como Greenpeace, abogados reconocidos en el área como Enrique Viale, profesionales de la biología y demás organizaciones y activistas. Se realiza para la búsqueda de petróleo en el fondo marino, utilizando cañones que disparan bombas de aire con un alcance de más de 300 km 2 para refractar hacia el fondo del mar las ondas sonoras, que son recolectadas por sensores para crear un mapa del suelo marítimo.

Este procedimiento implica para estos animales un bombardeo constante, un ruido ensordecedor cada algunos pocos segundos sin parar, por los meses que duren las estas campañas exploratorias.

Foto: Greenpeace

El crimen ambiental es mucho mayor si pensamos en la diversidad de la fauna que habita en las costas del Atlántico, delfines, toninas, lobos marinos, pingüinos, etc, teniendo en cuentas las áreas protegidas como las de paso de muchos ejemplares como la Ballena Franca Austral o las Orcas. Para estos mamíferos marinos, que principalmente utilizan el sentido auditivo para ubicarse, para alimentarse, el daño es muy grave.

Foto: Raporte Austral

Algunas de estas especies también son especies protegidas, así como algunas de sus zonas de residencia momentánea como la Patagonia, son patrimonio de la humanidad. Nada de esto parece tener peso para el gobierno de Alberto Fernández frente a las multinacionales saqueadoras y contaminantes.

Como denuncia Luisina Vueso de Greenpeace: “esto está avalado por el gobierno anterior y por el actual, y está avanzando"

¿Otra entrega o un acto de soberanía?

Otro de los riesgos tiene que ver con la merma de la pesca por los fuertes estruendos, como ocurrió en México donde la actividad pesquera tuvo un fuerte parate, lo que podría afectar fuertemente a ciudades cuya actividad principal es la pesca, como es el caso de Mar del Plata.

Por otra parte, un derrame sobre las costas podría afectar gravemente a la actividad turística, de gran importancia en localidades costeras como Mar del Plata, Miramar y Necochea.

Ni un paso hacia la soberanía ni empezar por los de abajo, a quiénes beneficia esta práctica a fin de cuentas es a las grandes multinacionales extractivistas, que lejos del discurso que practica el gobierno de la generación de empleos y el desarrollo productivo, solo deja ganancias para los más ricos y contaminación y pobreza para el resto.

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El avance de la matriz extractivista no parece ser una política de algunos gobiernos más o menos neoliberales, sino del conjunto de los gobiernos capitalistas que pactan con estas multinacionales, muchas de ellas accionistas de la deuda externa de Argentina, que condicionan de este modo seguir profundizando el extractivismo para obtener algunos dólares para seguir pagando la fraudulenta e ilegal estafa de la última dictadura militar así como la campaña electoral de Macri. Ni investigación de la deuda, ni cese de pagos, más extractivismo, más desastres ecológicos, y más pobreza.

Quien verdaderamente enfrenta sin grieta esa entrega sistemática de todos los gobiernos, es la izquierda en las calles y junto a las enormes movilizaciones populares que enfrentan el extractivismo, que vienen poniendo un freno en provincias con enormes puebladas y piquetes como Mendoza, Chubut, que aún continúan la lucha.

Las bancas conquistadas por el Frente de Izquierda- Unidad son puestas al servicio de estas lucha en todo el país, desde sus comienzos como fue el caso de de Raul Godoy en la provincia de Vaca Muerta, Neuquén, de Lautaro Jiménez en Mendoza, de Natalia Morales en Jujuy, como en la Legislatura porteña de la mano de Myriam Bregman y Alejandrina Barry.

Este 2021 Nicolas del Caño, antes de renunciar a su banca del Frente de Izquierda Unidad para cumplir con el método de rotación, presentó un proyecto para prohibir la megaminería a cielo abierto, que no casualmente ninguna otra fuerza política quiso debatir en el Congreso. Desde las bancas del Congreso Nacional también fue la izquierda la única que denunció el subsidio al fracking de lo recaudado por el impuesto a las grandes fortunas que impulsó el gobierno, bastante flojo de papeles.

En este marco de crisis y en plena pandemia, donde los ricos aumentan sus ganancias y las y los trabajadores se empobrecen cada día más, el gobierno se disfraza de preocupación por el medioambiente y las mayorías populares, pero sus políticas continúan lo peor de la entrega de los recursos naturales y humanos del país a las multinacionales saqueadoras y los buitres de siempre. Por eso el PTS hace un llamado a la unidad de toda la izquierda, para seguir fortaleciendo la única alternativa frente a las políticas entreguistas de los partidos tradicionales a los grandes capitalistas.

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