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HISTORIA. ¿Qué fue la Liga Comunista 23 de septiembre y la Guerra Sucia?

Las lecciones de batalla de la generación de los años setenta fueron trágicas. La mejor forma de para reivindicar a los caídos de aquellas gestas es el triunfo de las generaciones del presente por medio de una segunda Revolución Mexicana: esta vez socialista y obrera.

Lunes 23 de septiembre de 2019

Fundada en Jalisco luego de la fusión de varios grupos en 1973, la Liga 23 de septiembre fue una organización militar urbana que se reivindicaba comunista. Su principal líder fue Ignacio Salas Obregón y sus operaciones se realizaron en Ciudad de México, Sonora y Monterrey.

Su nombre surgió a raíz de que el 23 de septiembre de 1965, un grupo de estudiantes en la Ciudad de Madera decidieron asaltar el cuartel militar. Arturo Gámiz pensaba que debía imitarse el asalto al cuartel Moncada que dio origen a la Revolución Cubana. Este asalto fue terriblemente reprimido. Carlos Montemayor en “Las armas del alba” retrata esos acontecimiento de un modo trágico.

Aún no sabemos cuántos militantes tenía la Liga aunque los libros de historia son abundantes. Tenían un periódico llamado “Madera” en homenaje a Gámiz y su imagen era un hombre armado con el fondo rojo y negro en donde se miraba a una mujer colocando un cartel.

Ataque al cuartel Madera: la vía guerrillera a debate

Luego de la masacre de 1971, el “Halconazo”, los estudiantes nutrieron algunas organizaciones políticas como el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Partido Comunista (PCM), la Liga 23 de Septiembre, el Partido de los Pobres de Lucio Cabañas y Asociación Cívica Nacional Revolucionaria de Génaro Vázquez. De conjunto la época fue un vertedero de movimientos políticos y armados que luchaban por cambiar el mundo. Una generación entera que de manera valiente entregaron su vida para la causa de la revolución.

Diferencias estratégicas entre estos movimientos eran naturales: sobre el papel de la violencia, la lucha obrera, los secuestros, la teoría, etc., fueron algunas de las cuestiones que se discutían en aquellos años setenta.

La guerra sucia

Los militantes de Liga sortearon insólitas escapatorias de la cárcel. El caso más emblemático fue el de la fuga del penal de Oblatos, ubicado en el estado de Jalisco.

Entre sus actividades, una de las más conocidas fue el intento de secuestro del empresario Eugenio García Sada, el cual derivó en un enfrentamiento armado y la muerte del empresario de Monterrey.

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Su acción militar más importante fue el “Asalto al cielo” en Culiacán: allí algunos cientos de hombre armados se dirigieron a los campos agrícolas y armaron a los campesinos: la acción fue brutalmente reprimida: 1974.

La Liga también hacía ejecuciones en contra de compañeros de izquierda, que son abiertamente reprobables: el caso emblemático del militante del PRT Alfonso Peralta fue una muestra de lo lejos que estaba la Liga 23 de Septiembre de los métodos tradicionales dentro de la izquierda. Ellos discutían posiciones políticas pero amedrentaron violentamente dentro del campo de la izquierda a quienes pensaban distinto a ellos.

La Dirección Federal de Seguridad (DFS) al mando de Nazar Haro, personaje siniestro bajo el mando de Luis Echeverría, se encargó de desaparecer, asesinar e infiltrar a dicha organización hasta que logró su desaparición formal: la represión del gobierno mexicano en la Guerra Sucia fue uno de los más crueles ejercicios de violencia de Estado contra luchadores sociales que hayamos visto en la historia contemporánea del país.

Una verdad ronda sobre la Liga: eran muchachos muy entregados a la causa aunque su línea política era incorrecta. La violencia armada separada de las grandes mayorías era de conjunto una concepción pequeñoburguesa que reemplazaba al sujeto político y social de la revolución, la clase obrera y su partido revolucionario, por el partido y el ejército guerrillero.

Las lecciones de batalla de la generación de los años setenta fueron trágicas. La mejor forma de para reivindicar a los caídos de aquellas gestas es el triunfo de las generaciones del presente por medio de una segunda Revolución Mexicana: esta vez socialista y obrera.

La Guerra Sucia fue el modo mexicano de imponer métodos de las dictaduras en el Cono Sur (Videla en Argentina o Pinochet en Chile) y que liquidó por métodos violentos a una generación de genuinos luchadores sociales. La Guerra Sucia combatió no solo a líderes de grupos armados sino a sindicalistas, campesinos, mujeres y estudiantes.

Los socialistas del siglo XXI exigimos el castigo a los responsables de la Guerrea Sucia, el esclarecimiento de los crímenes cometidos por la DFS, la presentación con vida de los desaparecidos y la creación de una Comisión de la Verdad, toda vez que la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) fue incapaz luego de su apertura en 2002 por el gobierno de Vicente Fox y su posterior cancelación por la PGR en los comienzos del gobierno de Felipe Calderón.

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A pesar de las diferencias que podamos sostener con la estrategia guerrillera, como la negativa a usar la violencia para amedrentar a quienes no piensan igual dentro del campo de la izquierda o sobre las acciones armadas individuales separadas de las grandes mayorías, exigimos la reapertura de los casos de desaparición forzada y de crímenes a los Derechos Humanos del pasado que no resolvió la FEMOSPP.